Antonio de la Torre: concienciado, ecologista, récord en los Goya y fiel a sus farruquitos

Hombre de fuertes valores, el malagueño recientemente era condecorado como alumno ilustre por la Universidad Complutense. En un discurso en el que no se olvidó de la sanidad y la educación pública, Antonio de la Torre demostró los valores de un chico "hijo de un administrativo y un ama de casa semianalfabeta" como él mismo decía en una entrevista de 'Mujer Hoy'.

Está tan comprometido con la lucha por el estado bienestar como lo estaba hace dos años contra la pandemia, así como ha estado involucrado en la defensa de nuestro planeta ante el cambio climático. Austero y comedido, le preocupa lo que despilfarramos en comida, la destrucción del medioambiente y el mundo que vamos a dejar a nuestros hijos. Hoy, entre tanto compromiso, ha adquirido otro; mucho más banal, pero muy importante para su profesión: el actor, junto con a la también actriz Clara Lago, presenta esta noche los premios Goya 2023.

Sus hijos, Martina y Daniel, que junto a su mujer, Rosario Charneco, con la que se casó en 2008, son su gran pasión. "La mejor educación que se le puede dar a un hijo es la felicidad. Se educa viviendo", aseguraba en una entrevista con 'ABC'.

Además de su esposa, ha habido otras mujeres que han sido importantes en la vida de este intérprete con récord de nominaciones a los Goya, catorce nada menos, que sin embargo comenzó su carrera profesional siendo periodista deportivo en Canal Sur. Desde su Andalucía natal se desplazaba semanalmente a Madrid para formarse como actor en la escuela de Cristina Rota, una de las mujeres esenciales en su carrera.

Así lo confesaba Antonio tras la entrega de los Goya en 2019, cuando se alzó con el premio al mejor actor por su papel en la película 'El reino', de Rodrigo Sorogoyen. Ante los medios allí reunidos, el intérprete quiso dar las gracias a las directoras que le "animaron" en sus inicios a no tirar la toalla ofreciéndole pequeños roles cuando nadie apostaba por él. Entre ellas citó a Icíar Bollaín, Chus Gutiérrez y Ángeles González-Sinde.

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Jorge C. Parcero

Hasta llegar a su estatus como uno de los actores más reconocidos de nuestro país, este futbolero fan a ultranza del Málaga CF ha tenido que recorrer un largo camino desde que interpretara su primer papel en el cine allá por 1994 en 'Los peores años de nuestra vida'.

2006 fue un año clave en su trayectoria, después de que Daniel Sánchez Arévalo le ofreciera uno de los papeles principales en su ópera prima, 'AzulOscuroCasiNegro', con el que ganó su primer Goya. Ese mismo año trabajó a las órdenes de Pedro Almodóvar en 'Volver'.

Pese a su dilatado currículum, Antonio reconoce que solo se ha sentido una vez estrella de cine. "Ocurrió fuera de España", relataba a 'La Razón'. "Fue cuando el año pasado presentamos en Francia 'El reino' y 'La noche de 12 años', que allí la llamaron 'Compañero'. Resulta que uno llega allí y ve que están todos los medios, que conocen tu carrera, y que es verdad que para ellos la cultura es un asunto de Estado. Esto en España no pasa. En Francia el fondo de ayuda a la cultura tiene un cero más que el de España. Y a pesar de este déficit, aquí hay mucho talento y se hacen cosas muy buenas", aseguraba.

Ese carácter alejado del oropel de las estrellas de Hollywood –donde asegura que no le desagradaría trabajar, pero no a cualquier precio– se ve en su vida de barrio en Sevilla. Allí, con la pandemia, ha podido recuperar el contacto que había perdido con sus vecinos.

Un contacto que sigue manteniendo con 'los farruquitos', que así se llama el grupo de WhatsApp con los que siempre vive las ceremonias de premios. Ellos fueron parte de la dedicatoria de su último Goya, que en su discurso ofreció a "sus farruquitos y a Rosario, por tensar bien la cuerda cuando me echo a rodar". Tras los agradecimientos, queda para el recuerdo que se despidió como otro ilustre malagueño, Chiquito de la Calzada, con un "hasta luego, Lucas".