La sobrina del duque de Alba y su curiosa donación

Clea Fitz-James Stuart es sobrina segunda del duque de Alba. Su padre es Luis Esteban Fitz-James Stuart, marqués de Valderrábano y primo hermano de Carlos Fitz-James Stuart. Con su marca, a la que ha bautizado como Clea Stuart, viste a aristócratas como Alejandra de Rojas o Eugenia Martínez de Irujo, a su hermana conocida como María la Griega, quien es vizcondesa de Jarafe y dueña de la agencia de comunicación Cien Volando, pero también a otros rostros conocidos como Eugenia Silva o Clara Tassara.

Éxito como diseñadora

Clea afirma que el covid afectó más a su negocio los primeros meses, pero ahora está contenta con las ventas. Y, sobre todo, muy agradecida porque nadie de su familia ha padecido complicaciones derivadas de esta enfermedad. “Estoy muy volcada en mi marca”, afirma con ilusión al otro lado del teléfono mientras nos confirma sus buenas cifras de ventas a pesar del momento tan complicado que vivimos: “Los primeros meses fueron durísimos, pero ahora estamos vendiendo bastante bien. De hecho, estamos creciendo y contratando gente externa”. La diseñadora, que previamente había trabajado en marcas como Hoss Intropia, The Hip Tee, Zara, Juan Duyos o Elena Benarroch, arrancó su andadura en solitario en octubre de 2018.

Tal y como contó en Vanitatis, hasta hace poco combinaba esta actividad ejerciendo como agente inmobiliario de personas de su entorno. “Lo estoy dejando un poco de lado porque, aunque es muy rentable económicamente, me ocupa mucho tiempo”. En lo que no duda es en invertir su tiempo en ayudar a los más necesitados. Además de ser voluntaria de la Fundación A La Par en los talleres de chucherías, diseñó y produjo una camiseta para ayudar a recaudar fondos durante la pandemia.

Una aristócrata solidaria

Pero la labor solidaria de la aristócrata no termina ahí: acaba de donar un piano y algunas piezas de decoración que formaban parte de su hogar a la Fundación El Arca de Madrid. “Cuando me hablaron del proyecto que llevan a cabo, me di cuenta de que tenía cosas en casa que no necesitaba. Entre ellas, un piano porque aprendí a tocar de niña, aunque nunca resalté especialmente como pianista. Luego lo dejé en la adolescencia y hace como cuatro años lo retomé. Pero no tengo mucho tiempo, así que no era nada constante. Me daba mucha pena que fuera meramente decorativo y decidí donarlo porque había una persona que iba a vivir en la casa que está montando la Fundación a la que, me contaron, le apasiona tocar el piano. Lo vi claro porque me dijeron que su gran ilusión era tener uno”, cuenta.

Puestos en contacto con la fundación, afirman con entusiasmo: “El piano ha sido un regalo brutal. Además, no solo nos lo donó. Transportarlo era complicado y caro, y ella se encargó de todo”. Y añaden: “Un día antes del transporte, Clea nos llamó porque le habían ofrecido comprarle el piano, pero nos dijo que recordaba que había una persona que iba a vivir en la casa que estaba muy emocionada con tenerlo. Al confirmárselo, no dudó en hacérnoslo llegar”. Ahora Paloma, una de las personas con discapacidad intelectual, toca feliz el instrumento en el que pronto será su nuevo hogar.

Fundación El Arca lleva en Madrid desde 2013, pero fue fundada en 1964 por el filósofo y teólogo canadiense Jean Vanier. Su objetivo es dar un auténtico hogar a los discapacitados psíquicos que, de otra forma, no podrían independizarse de sus familias en un ambiente hogareño. “Ese derecho a emanciparse es absoluto”, nos cuenta Dámaso, uno de los responsables. Ahora, siguen necesitando donaciones económicas para arreglar unas goteras que el paso de Filomena causó, así como adquirir armarios, sábanas y una placa vitrocerámica para terminar de componer ese nuevo hogar tan especial.