25 años sin Encarna Sánchez: un chalé encantado y su relación con Isabel Preysler
Se cumple un cuarto de siglo del fallecimiento de la famosa periodista, cuyos últimos días los pasó en soledad y con ausencia de las amistades de verdad junto a ella
Ha pasado un cuarto de siglo desde que falleció Encarna Sánchez en su casa de La Moraleja. No estuvo acompañada en esos últimos días de las personas que la querían, como fue la familia Gordillo al completo. Estaba formada por Paco (uno de los grandes representantes de artistas como Rocío Jurado o Raphael), su mujer Soledad, la cuñada Carmen Jara y los hijos. Uno de ellos, Sacha, era el ahijado de Encarna y, según las declaraciones de la propia locutora, su heredero. Por razones que nunca se han hecho públicas, esa pretensión nunca se hizo efectiva. Hay leyendas urbanas respecto a varios testamentos ológrafos que desaparecieron y donde se especificaba el amor que Sánchez sentía por el hijo de Paco Gordillo. Este secreto y otros muchos se quedaron olvidados.
La cuestión última fue la soledad de Encarna y la ausencia, en esos últimos tiempos de enfermedad, de las amistades de verdad junto a ella. La única que rompió el cordón impuesto fue precisamente Carmen Jara, que además de amiga era colaboradora de ‘La mesa camilla’, un espacio de tertulia de sociedad dentro del programa ‘Directamente Encarna’ en la COPE, en el que participaban Maruja Díaz, Mari Carmen Yepes, Paca Rico y la propia Jara.
“A mí nadie me iba a impedir la entrada y me fui hasta la casa. Cuando entré en la habitación, vi que se estaba muriendo. Me sobrecogí mucho, la cogí la mano y le dije: ‘Encarna, no estás sola’. Abrió los ojos, dejó de respirar, los volvió a abrir, se los volví a cerrar y se murió. La amortajamos toda vestida de blanco. Luego llegó el coche fúnebre y cuando vi cómo la metían en una funda con una cremallera, en ese momento me quedé mirando la casa y dije: ‘¿Para qué tanta grandeza? Para nada’. Desnuda vino y desnuda se fue. Encarna debió tener otra vida dentro de esa casa tan bella y estuvo muy sola".
Qué paranormal es todo
Una de las leyendas que acompañaron durante años al chalet de La Moraleja era la existencia de un fantasma que encendía y apagaba las luces en la habitación que había sido el despacho de la periodista. La hora la situaban alrededor de la medianoche, que era cuando la propietaria abandonaba esa estancia en la que se quedaba hasta tarde trabajando. El futbolista Davor Šuker, novio en aquellas fechas de Ana Obregón, fue el siguiente inquilino.
Una tarde apareció la actriz con el padre Pilón, un jesuita experto en fenómenos paranormales. Se llegó a pensar que el trabajo del sacerdote era casar a la pareja en la intimidad, pero con el tiempo se supo la realidad. El fin era ‘limpiar’ el chalet de interferencias extracorpóreas. Así lo contó el sacerdote sin especificar la identidad del fantasma. “Cuando la gente sufre en un lugar concreto, hay que ayudar a que se puedan ir”, detallaba para explicar cuál era su papel en esas intervenciones, pero sin personalizar. Esta leyenda se convirtió durante años en la urbanización de La Moraleja en un clásico. Algo parecido a la la famosa ‘niña de la curva’.
La gente guapa
Y lo que también fue un tema privado fue la relación de Encarna Sánchez con Isabel Preysler y el grupo bautizado por Julián Lago, director de ‘Tiempo’, como la 'beautiful people'. Estaba formado por Miguel Boyer, Carlos Solchaga, Mariano Rubio, el presidente de Fasa Reanult, Manuel de la Concha (síndico de la Bolsa de Madrid), Amusátegui, Solchaga... Todos se dejaban entrevistar por Encarna Sánchez y las mujeres se convirtieron en las mejores amigas de la locutora. Isabel Preysler organizaba unos almuerzos en su casa de la calle Arga, en el Viso, y una de las fijas era Encarna Sánchez, que se convertía en el centro de atención como embajadora de noticias exclusivas. El grupo estaba formado por Esperanza Sagües, Paloma Jiménez Altolaguirre, Pilar Ruiz de Alda, Margarita Vega-Penichet y la propia Isabel, que ya llevaba tiempo como pareja de Miguel Boyer.
La noche del estreno de la película ‘Yo soy esa’ y con Isabel Pantoja de protagonista, el grupo de consortes del poder acompañaron a Encarna Sánchez. La locutora actuaba en la sombra, y fue su exproductora del programa de radio, María Navarro, quien se ocupó de que el grupo elitista adornara la incursión cinematográfica de la cantante. Días después lo celebrarían por todo lo alto con una fiesta pagada íntegramente por ella y con la asistencia de estas amistades.
Encarna se encargó de dar lustre a ese evento donde la propia Pantoja lucía unos pendientes que le había regalado. La única que faltó fue Isabel Preysler, que se encontraba en Miami visitando a sus hijos. Unas críticas radiofónicas a Miguel Boyer y al resto de los componentes de la trama Ibercorp distanciaron a las que, aparentemente, habían sido amigas. Nunca más volvieron a encontrarse.
Ha pasado un cuarto de siglo desde que falleció Encarna Sánchez en su casa de La Moraleja. No estuvo acompañada en esos últimos días de las personas que la querían, como fue la familia Gordillo al completo. Estaba formada por Paco (uno de los grandes representantes de artistas como Rocío Jurado o Raphael), su mujer Soledad, la cuñada Carmen Jara y los hijos. Uno de ellos, Sacha, era el ahijado de Encarna y, según las declaraciones de la propia locutora, su heredero. Por razones que nunca se han hecho públicas, esa pretensión nunca se hizo efectiva. Hay leyendas urbanas respecto a varios testamentos ológrafos que desaparecieron y donde se especificaba el amor que Sánchez sentía por el hijo de Paco Gordillo. Este secreto y otros muchos se quedaron olvidados.