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Clara Sánchez: "Las princesas saudíes llevan con el nicab un confinamiento portátil"
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ENTREVISTA

Clara Sánchez: "Las princesas saudíes llevan con el nicab un confinamiento portátil"

La premio Planeta habla en exclusiva para Vanitatis sobre casos como Latifa o Haya de Jordania y revisa aquellos años de la Marbella dorada en los que se ambienta su última novela

Foto: Clara Sánchez. (Manuel Fernández)
Clara Sánchez. (Manuel Fernández)
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Clara Sánchez es el adalid de la literatura moderna. Ha arrasado con todos los premios en las últimas décadas: Planeta, Nadal, Alfaguara, y ahora recala en la Marbella del lujo y la realeza saudí con su nueva novela, 'Infierno en el paraíso'.

En el foro de Encuentros con la Cultura la hemos entrevistado, y la autora habla para Vanitatis: “La novela está muy basada en la figura de Latifa. Cada día hay más Latifas que deberían preocuparnos mucho a la sociedad en que vivimos”. En realidad, en este thriller sobre la identidad y la impunidad del poder que pronto se convertirá en miniserie, la autora integra todas esas ciudades del mundo, donde la libertad de las mujeres se anula diariamente. Un Gilead en pleno siglo XXI de oropel y deslumbramiento donde todavía hay casos como el de la princesa Latifa, que lo tenía todo pero estaba secuestrada en una cárcel de oro. Su novela ha sido como imbuir el relato de 'Las mil y una noches’ en la Marbella mítica.

placeholder La princesa Latifa, en el centro de la imagen. (Redes)
La princesa Latifa, en el centro de la imagen. (Redes)

A Clara Sánchez le da escalofríos la facilidad con la que el poder se convierte en abuso. La imagen de la princesa Latifa en las redes sociales, tras estar meses sin saber de su paradero, ha despertado toda la curiosidad de la autora. La aparición de la imagen de la joven saudí no es casual: “Es tremendo porque el caso de Latifa se da desde contextos muy cotidianos a las esferas más elevadas. Ha sido paralela la aparición de Latifa con la de Amina, mi princesa ficticia. La publicación de mi libro coincide justo con la petición de la ONU al Gobierno de Emiratos Árabes Unidos de que se aporte una prueba fehaciente de que la princesa Latifa, hija del emir Mohamed bin Rashid Al Maktum, se encuentra viva”.

Según la premio Planeta, por las imágenes que se hicieron virales, somos ahora más conscientes de lo que ocurrió: “La princesa Latifa cuenta la huida rocambolesca, espectacular y con mucho riesgo que ha corrido para desembarazarse de esa jaula de oro que es Dubái. Ella es la hija del emir de este país. Pero, claro, no es ella sola. Es que hay una larga lista de princesas reales de los países del Golfo que intentan huir desesperadamente. ¿Por qué? Porque no tienen derecho absolutamente a nada”.

placeholder Clara Sánchez. (Amparo de la Gama)
Clara Sánchez. (Amparo de la Gama)

El tema de la falta de libertad de la mujer en Arabia Saudí sigue siendo un gran problema: “No tienen derecho a nada. Son esclavas realmente, aunque vivan metidas en ese lujo. Eso es lo que a mí me inspiró y sedujo mucho para escribir esta novela y para crear el personaje de Amina, que está muy basado en el personaje real de la princesa Latifa. Su caso hizo que me fijara en ella. Y, de hecho, la Amina de la novela ‘El infierno en el paraíso’ es físicamente igual a ella. La novela está muy basada en la figura de Latifa, pero hay muchas como ella aún en nuestra sociedad, desgraciadamente”.

Las merendolas del rey Juan Carlos

En la novela se recrea una historia en la que una princesa saudí vive un infierno en la Marbella del oropel, un lugar que para otros es un paraíso, y traza un plan para escaparse del palacio real. "Lo que podía ser el mayor paraíso se convierte en un infierno cuando Amina, mi princesa ficticia, intenta salir de ahí. Es mi clave. La importancia de estas mujeres por encontrar un resquicio que las lleve a una vida normal". A la autora aún le sorprenden “esas princesas saudíes que pasean por Banús, que llevan el nicab, el velo integral, como si fuera un confinamiento portátil. Ahora, después de la pandemia, creo que las hemos entendido un poco mejor. Como si las palabras tienen que atravesar telas. Utilizan sus ojos como expresión. Hemos empatizado mucho más con ellas, desde que nosotros hemos tenido que tapar nuestras bocas”.

placeholder El rey Juan Carlos, junto al monarca saudí Abdalá bin Abdelaziz en 2008. (Reuters)
El rey Juan Carlos, junto al monarca saudí Abdalá bin Abdelaziz en 2008. (Reuters)

A Clara la sedujo la Marbella de los saudíes y despertó en su imaginación la poética ciudad de los jeques y de los grandes yates en Puerto Banús. “A mí me interesaba la Marbella mítica, la de los jeques y la realeza saudí, la que visitaba nuestro Rey emérito para hacerse la foto con el rey Fahd, la que mucho antes fundó Alfonso de Hohenlohe”. La autora llama al rey Fadel, y le preguntamos sobre esa Marbella dorada de los árabes en la que todos los veranos aterrizaba Juan Carlos I, en el palacio Mar-Mar de Marbella, al que a veces venía solo para merendar: “De esas visitas estivales -comenta Clara-, de aquellos lodos, estos barros. Si no hubiera merendado tanto el rey Juan Carlos con ellos, tal vez le hubiera ido ahora mucho mejor. Ha tenido una conexión muy íntima con toda esta gente. ¿Qué pasa con el tema de las comisiones? La falta de información que hemos tenido todos para saber la relación con estas realezas ha sido muy grave”.

Gunilla, de soslayo

La literata no ha mirado debajo de muchas alfombras para escribir este libro: “He querido sacar la Marbella poética y no me he fijado en la de corrupción. Si la fuente del palacio del Rey era realmente de oro o no, solo me la he imaginado yo. Quería ponerle más oro al oro de los grifos (se ríe). He tratado de trazar un callejero en el que se reconocen los espacios perfectamente. El lector encontrará recreaciones precisas: desde la plaza de los Naranjos a Puerto Banús pasando por Miraflores”.

placeholder Luis Ortiz y Gunilla von Bismarck, en Starlite. (EFE)
Luis Ortiz y Gunilla von Bismarck, en Starlite. (EFE)

Los guiños en la novela son tales que, de repente, aparece una rubia casi albina en un coche, en el que se sube en autostop la protagonista. Y es Gunilla von Bismark. “Esos guiños son para el buen lector que sabe leer y que descubrirá que es Gunilla, porque yo no doy el nombre de nadie. Esa jet set ya quedó catapultada y solo quedan rescoldos. La Marbella mítica era un lugar para ambientar la historia que quería contar principalmente por la ostentación que representaba. Lo que yo veía que salía en las revistas de la época era lo que represento en el libro. También aparece el yate Lady. Le iba a poner de nombre Nabila, pero quise omitir connotaciones con Khashoggi porque luego a su sobrino se lo cargaron en Turquía. Todo eso da miedito”.

El caso de Haya de Jordania

Los paralelismos que se establecen entre los personajes de ficción y la realidad son inmensos. Clara Sánchez nos habla del caso de Haya de Jordania, la hermana del rey Abdalá II, que ha iniciado en Londres un proceso judicial para divorciarse del jeque de Dubái por supuesta violencia de género: “Este proceso lo ha podido iniciar, probablemente, porque ha tenido mayor protección por ser la hermana de un rey. Sin embargo, las hijas del jeque se las tienen que ver con su padre y no tienen posibilidades ni de elegir ni de huir”.

Es el caso de Amina, la princesa de 17 años que entabla en el beach club del Marbella Club, recreándolo como centro neurálgico de la 'beautiful people', una sólida amistad con la protagonista de la novela, Sonia Torres. Su dominio del árabe la lleva a ganarse la confianza de la familia real saudí, que la contrata como profesora en el palacio, y es entonces cuando Amina, la segunda esposa del Rey árabe, otra muchacha joven que vive asfixiada en lo que considera una cárcel de oro, hace a Sonia, con la que guarda un asombroso parecido físico, una propuesta que cambiará sus vidas para siempre. “Realmente han sido dos sentimientos los que me han hecho escribir: el primero es la impotencia que puede sentir cualquiera cuando se ve metido en una situación adversa de la que no sabe salir; y el segundo y más importante, el terror que me produce la impunidad del poder”.

placeholder Haya de Jordania y el jeque Mohammed bin Rashid. (Getty)
Haya de Jordania y el jeque Mohammed bin Rashid. (Getty)

La autora está vendiendo la novela como rosquillas en Italia y la traducen en 30 países. Clara contempló Marbella desde el primer momento como un lugar extraño e insólito donde se mezclaban personas de condición muy distinta: “De esas como no se veían en muchas otras partes del planeta. Y me llamó la atención esa parafernalia de la gente de a pie que esperaba la llegada de los jeques cada año porque traían con ellos sus petrodólares y se liaban a repartirlos a diestro y a siniestro con propinas espléndidas y regalos lujosos. Y les cerraban El Corte Inglés de Puerto Banús a las 10 de la noche para que dieran rienda suelta a sus millones”.

Clara es consciente de que esa época dorada de los jeques y reyes árabes se dio justo en los años del mayor apogeo de Marbella. Entonces la sociedad española era virgen respecto a la corrupción. “No se me olvida que luego Marbella fue la primera ciudad en la historia de España con una gestora al destronar el ayuntamiento por corrupción, pero, por aquel entonces, nadie se planteaba que pudieran pasar esas cosas. Y en mi novela no entraban esas premisas. Esa época de horteras estaba fuera de contexto”.

Clara Sánchez es el adalid de la literatura moderna. Ha arrasado con todos los premios en las últimas décadas: Planeta, Nadal, Alfaguara, y ahora recala en la Marbella del lujo y la realeza saudí con su nueva novela, 'Infierno en el paraíso'.

Haya de Jordania
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