ENTREVISTA LIDERAZGO FEMENINO

Meritxell Batet: "Me he preguntado muchas veces cómo he llegado hasta aquí"

La presidenta del Congreso de los Diputados habla sobre liderazgo femenino, la igualdad como pilar de su presidencia o las veces que, como todas, ha cruzado la calle por miedo

Texto: Cote Villar 
Fotos: Gema López 
Diseño: Bolívar Alcocer


Esta es una entrevista 'diferente', planteada y contestada en ratos libres, muy reflexionada, también muy generosa. Durante varias semanas, la presidenta del Congreso ha buscado en su agenda momentos para responder a un extenso cuestionario que le enviamos sobre el tema de la igualdad y el liderazgo femenino. 

Batet no esquiva ninguna pregunta e incluso entra en el terreno personal, hablando de referentes como su madre o de cómo está educando a sus hijas en el valor de la igualdad. Su púlpito es poderoso y piensa usarlo para defender estos valores. Hay que escucharla.

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Meritxell Batet, fotografiada en las escaleras que suben a la tribuna del Congreso.

Uno de los aspectos que siempre se señalan a la hora de hablar de feminismo es la falta de referentes de líderes mujeres en la Historia de España. De hecho, en el propio Congreso solo ha habido tres presidentas, y todas en los últimos 21 años. Me gustaría mucho saber quiénes fueron y son esos referentes femeninos para usted.

Comparto la idea de la falta de referentes de líderes mujeres en la Historia de España. Pero esto no ocurre solo en el ámbito político, sino que esta falta de referentes también la encontramos en prácticamente todos los ámbitos de la sociedad: el académico, el judicial o el científico, por poner algunos ejemplos de ello. Creo que es muy importante intentar evitar que las niñas tengan que renunciar a sus sueños de manera prematura y esta debe ser la batalla principal.

Dicho esto, muchas veces los referentes pueden tener una apariencia de sencillez, pero esconder al mismo tiempo mucha fuerza. En mi caso personal podría hablar de mi madre, que se sacó el graduado escolar conmigo, mostrando así un gran espíritu de superación, o puedo mencionar también dos grandes ejemplos como las que fueron mi profesora de música o mi profesora de literatura.

En primera persona

Desde este punto de vista, me interesa la historia personal de una mujer que, como usted, viene de una familia que tuvo que luchar mucho para salir adelante. Supongo que nadie sueña de niño con ser presidente del Congreso de los Diputados, ¿con qué soñaba usted?, ¿cómo tuvo tan clara su meta?, ¿en qué piensa cuando echa la vista atrás?

Siempre soñé con cambiar el mundo. Soñé con hacer cosas, no con ser algo. Soñé con acabar con las injusticias, con lograr una educación de excelencia que alumbrara ciudadanos comprometidos; soñé con que ser pobre no te obligue a ser brillante para tener alguna oportunidad. El único ámbito posible para acercarme a estos sueños es la política, el compromiso con lo público y el trabajo para toda la sociedad. Para todo eso, las instituciones son imprescindibles.

Ser presidenta no formó parte de mis sueños, pero es un honor y una responsabilidad que nunca jamás pensé que me tocaría ejercer. Ahora siento el peso de esta responsabilidad a mis espaldas y soy muy consciente de lo que conlleva representar a una de las principales instituciones del Estado.

Si echo la vista atrás, creo que mi recorrido vital y profesional ha sido coherente con mis ideas y mi forma de ser. Creo que en las distintas responsabilidades que me ha tocado asumir he seguido siendo yo misma.

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La presidenta del Congreso, en el pasillo de Presidencia que va hacia su despacho.

¿Cuándo se dio cuenta de que ser mujer podría perjudicarle en su carrera? ¿Ser mujer ha sido alguna vez un obstáculo en el currículo? 

En mi caso particular he de decir que el hecho de ser mujer no ha condicionado mi carrera profesional. Aunque sí que en algunas ocasiones, también en mi juventud, he visto cómo se me trataba con condescendencia por ser mujer, o se ha hecho burla del sistema de cuotas, que ha resultado tremendamente efectivo. Sí es verdad que internamente me he preguntado muchas veces cómo he llegado hasta aquí. Creo que es una pregunta que nos acompaña especialmente a las mujeres en nuestra vida profesional.

Dicho esto, tengo clarísimo que en general, aún hoy en día, las mujeres lo tienen más difícil para hacerse un hueco en los cargos de más responsabilidad.

Lenguaje inclusivo, sí o no

Me gustaría que recordara algún episodio machista que haya vivido en propia carne.

Creo que todas las mujeres convivimos con micromachismos en el día a día, y que quizás esto sea lo más difícil de erradicar de la sociedad. Recuerdo numerosas reuniones en diferentes ámbitos en las que alguno de los hombres de la sala te interrumpe para explicarte algo que ya había explicado. Eso me pasó sobre todo en mi juventud. También hay manifestaciones de este machismo cuando, por ejemplo, se fijan en la forma de vestir más que en las acciones o intervenciones. Y eso ocurre a menudo.

Lamentablemente, en nuestros días sigo viendo y escuchando en el propio hemiciclo del Congreso actitudes y comentarios machistas dirigidos a ministras y diputadas, unos comportamientos muy alejados de lo que debe representar el Parlamento.

¿Cree que hay una forma diferente de liderar cuando se es mujer? ¿Qué cualidades femeninas son un activo para un líder? 

Pienso que quizás sí que para liderar son buenas las cualidades que habitualmente se atribuyen a las mujeres, como saber escuchar, la empatía, la paciencia o la mano izquierda. Pero es cierto que estas cualidades también las pueden y deben ostentar los hombres que ejercen el poder. De la misma manera, hay mujeres que se alejan de estas cualidades.

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Batet posa ante la estatua de Isabel II obra de José Piquer.

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"Ella sí que mandaba", comenta la presidenta señalando a la reina.

¿Qué opina del lenguaje inclusivo?

Deberíamos acostumbrarnos a usar más el lenguaje inclusivo y los genéricos, porque el lenguaje sigue siendo eminentemente machista. Es verdad que no creo que la solución deba ser desdoblar todas y cada una de las palabras, pero sí creo que debemos ser conscientes del uso que hacemos del lenguaje, porque la forma en que lo usamos es configurativa de la realidad que nos rodea.

¿Alguna vez se ha vestido diferente o ha cruzado una acera por ese temor indefinido que muchas mujeres llevamos en el ADN a no llamar la atención?

Muchísimas veces. El miedo a ir sola por la calle me ha acompañado durante mucho tiempo; he tenido varias experiencias desagradables, sobre todo durante mi juventud. Creo que es importante que las mujeres se sientan igual de seguras que los hombres y no tengan que sentirse vulnerables en demasiadas ocasiones.

Conciliación

¿Se puede conciliar siendo ministra o presidenta del Congreso?

Se puede, y lo hago. No deja de ser complicado por logística y por la carga mental que supone tener que estar pendiente siempre de todo: de las cosas del trabajo y al mismo tiempo de los desayunos, las mochilas, las meriendas y las actividades extraescolares. Pero es evidente que la gran mayoría de las mujeres que trabajan lo tienen mucho más difícil que yo. En cualquier caso, quiero destacar que esta pregunta sobre la conciliación me la hacen muchas veces, y no veo que a los hombres con responsabilidades se la hagan, esto ya demuestra a las claras en qué punto nos encontramos.

El Congreso cuenta con una guardería propia, lo cual ya es un gran avance con respecto a otras entidades. ¿Qué más medidas para favorecer la conciliación se han tomado en la Cámara? ¿Qué retos le quedan aún por cumplir?

Es verdad que, durante los tres días que duran los plenos de la Cámara, el trabajo es muy intenso y también muy extenso en el número de horas. Y que además a eso tenemos que sumar las comisiones, que también son muchas horas de trabajo para las diputadas y los diputados, que en gran parte se encuentran fuera de sus casas. Intento que el pleno no se alargue más allá de las 20:30 h, para que los que tengan sus familias en Madrid puedan conciliar un poco. Pero es cierto que con el trabajo de los diputados resulta a veces difícil. Por lo que respecta a los trabajadores de la Cámara, sí hay medidas de conciliación incluidas en el Plan de Igualdad de las Cortes Generales que creo que están siendo efectivas.

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Un bonito primer plano de la diputada catalana.


No sé si tienen el dato. ¿Sabe cuántas mujeres trabajan en el Congreso y de qué nivel son los puestos que ocupan?

Como comentaba, en marzo de 2020 salió a la luz el primer Plan de Igualdad de las Cortes Generales, cuyo informe nos ha permitido tener muchos datos. Las plantillas de las Cortes Generales (Congreso de los Diputados y Senado) están integradas por un porcentaje de mujeres (55%) mayor que el de hombres (45%). Además, en el personal funcionario, la proporción de mujeres es muy superior, con un 62%. En lo referente a la distribución de la plantilla por niveles jerárquicos, los máximos niveles de responsabilidad de la estructura orgánica de las Secretarías Generales del Congreso y del Senado están equilibrados.

Quiero señalar que tampoco hay segregación vertical en el resto de los puestos de promoción de las plantillas orgánicas del Congreso y del Senado, ni en el porcentaje de mujeres y hombres que ocupan puestos a los que se asignan complementos de destino. Por ejemplo, del total de promociones del año 2018, un 64% fueron obtenidos por mujeres y un 36% por hombres, porcentajes que se corresponden con los de la composición del personal funcionario de las Cámaras.

Dos hijas, dos razones

Usted está educando a dos mujeres del futuro; muchas mujeres jóvenes creen que ya no hay que luchar por la igualdad porque han nacido en un entorno mucho más igualitario. ¿Cómo está inculcando estos valores en su familia?

A mis hijas les inculco el valor del esfuerzo y del trabajo. Creo que van a vivir en un mundo un poco más igualitario, pero saben perfectamente que tendrán que luchar todos los días para conseguir sus sueños y sus objetivos. Ellas son dos razones muy poderosas para pensar en la España de 2050 que queremos. Así que debemos trabajar hoy para que cuando llegue ese año nuestro país se parezca a lo que soñamos. Y, sobre todo, que ellas puedan soñar lo que quieran y aspiren a lograrlo, que no autolimiten sus perspectivas de futuro.

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Meritxell Batet preside desde aquí las sesiones de la Cámara. En el Congreso trabaja un porcentaje de mujeres (55%) mayor que el de hombres (45%).

Una curiosidad. ¿Qué hubiera hecho usted de haber estado en el papel de Ursula von der Leyen?

No es a la presidenta de la Comisión a quien había que exigir un comportamiento distinto, sino a los dos hombres que estaban en la sala con ella.

Que las presidentas del Congreso y del Senado sean dos mujeres es una imagen muy poderosa. Veo en su agenda que participa asiduamente en foros y charlas que tienen que ver con la igualdad, y es usted muy combativa en este sentido. ¿Es este tema uno de los pilares de su presidencia?

Considero que defender el valor de la igualdad, así como del resto de los valores constitucionales, debe formar parte de mi trabajo como servidora pública. Es una cuestión que no solo me afecta personalmente, sino que creo que desde mi posición puedo ayudar a avanzar en igualdad. Es uno de mis empeños esta legislatura, y voy a hacer todo lo que esté en mi mano para poner el granito de arena. Si nos paramos, iremos hacia atrás.

Autocrítica

¿Piensa que si hubiera más mujeres en los puestos de liderazgo de los partidos políticos ayudaría a limar el clima de crispación que se está viviendo en la política española?

Creo en lo que he comentado antes, que necesitamos más razonamiento, más educación y más respeto hacia el otro. No podemos normalizar la bronca o el insulto, simplemente porque estos no son comportamientos que ayudan a la calidad democrática. ¿Queremos que los ciudadanos puedan relacionarse entre ellos piensen lo que piensen? Es decir, ¿qué tipo de sociedad queremos? ¿Queremos que en el colegio los padres y madres se relacionen entre ellos? ¿Que en el trabajo todos los compañeros y compañeras compartan charlas y cafés? Si queremos una sociedad tolerante, que acepta al que discrepa, que sea capaz de razonar puntos de vista, nosotros deberíamos ser capaces de hacerlo. Porque tener un cargo público debería ser ejemplarizante.

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La presidenta de la Cámara Baja, en la llamada Galería del Orden del Día.

Algunos opinan que, tras el histórico 8-M de 2018, el feminismo se destruirá a sí mismo por la falta de consenso y de tolerancia entre sus distintas sensibilidades. ¿Qué opina? ¿Hay que hacer autocrítica?

Ya lo he dicho antes: parar significa retroceder. Perseguir la consecución de un derecho fundamental reconocido en nuestra Constitución y buscar la aplicación efectiva de los valores democráticos no puede estar en peligro ni destruirse. Estoy absolutamente convencida de que los logros del feminismo no van a desaparecer. Es más: tenemos que remar toda la sociedad para seguir avanzando.

Estos días se han cumplido 90 años desde que las Cortes reconocieran por primera vez que una mujer podía ser ‘elegible’. Aun así, todavía hay ‘negacionistas’ de la causa feminista. ¿Qué les diría?

Primero definamos feminismo: la RAE dice que es el “principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre”; es decir, que la mitad de la población tengamos los mismos derechos y las mismas libertades que la otra mitad. Ningún demócrata puede admitir un pero a esta cuestión.

Hombres y mujeres, juntos

En su opinión, ¿se están adoptando las medidas adecuadas para facilitar la inclusión de las mujeres en todos los ámbitos de la vida?, ¿en qué incidiría más?

Ya he comentado que las leyes son muy necesarias para avanzar en igualdad. Y creo que en este sentido se están haciendo muchos esfuerzos, sí. Además de acabar con la manifestación más cruel y dolorosa de la desigualdad de las mujeres, que es la violencia de género, desde el punto de vista estructural, de cambio de paradigma, creo que el recorrido que necesitamos hacer colectivamente es el relativo a la conciliación y la corresponsabilidad.

La última pregunta es para usted, por si le queda algo en el tintero que quiera decir sobre este tema.

¡Pues muchas gracias! Si me lo permitís, me gustaría seguir insistiendo en la necesidad de trabajar todas y todos juntos, hombres y mujeres, a través de las leyes y de la concienciación de la sociedad, para avanzar en la igualdad. Porque la igualdad es libertad.

Acabamos la entrevista dándole las gracias por responder a estas preguntas. "Es un honor para Vanitatis charlar con usted sobre estos temas". "El honor ha sido mío", nos dice, "gracias por la oportunidad de permitirme compartir con todos vuestros lectores mis reflexiones y mi punto de vista".