María Jiménez, de la muerte de su hija a luchar por su vida pasando por un divorcio

La cuarta temporada de 'Lazos de sangre' cuenta en su estreno con una protagonista de excepción que ha tenido una vida del todo frenética, tanto en el aspecto positivo como en el negativo: María Jiménez. Uno de sus últimos sustos, el que sufrió en mayo de 2019 cuando tuvo que ser ingresada de urgencia en el Hospital San Rafael de Cádiz para ser operada por un problema en el aparato digestivo.

“Evidentemente no estaba muerta, estaba de cachondeo”, la hemos oído repetir en más de una ocasión desde entonces. Durante semanas, la vida de la cantante parecía estar suspendida de un hilo, pero al final su fortaleza y las ganas de vivir pudieron más que la misma muerte: “Lo he pasado muy mal, pero peor lo ha pasado mi familia porque yo no era consciente. Me metieron muerta y he resucitado”, bromeaba en los programas de televisión a los que acudió después.

El año pasado, en cambio, no pudo ser mejor para ella; además de recuperarse al 100% y volver a conquistar a los telespectadores con cada una de sus divertidas intervenciones en programas del panorama nacional como 'Sálvame', la colaboración con Miguel Poveda en '¡Qué felicidad la mía!', arrasó en plataformas como YouTube, siendo una auténtica declaración de intenciones. Atrás queda el susto hospitalario, que, por cierto, no ha sido el único revés que ha sufrido la cantante.

Los momentos más duros

Nacida en el barrio de Triana (Sevilla) el 3 de febrero de 1950, su padre -de ascendencia calé- era oriundo de Nerva, Huelva, y su madre de El Pedroso, Sevilla. De su abuelo paterno se dice que se jugó a su mujer en una partida de cartas y la perdió, por lo que la vida de María Jiménez estaba marcada, incluso antes de que naciera, por los dramas de una familia calé, las tradiciones y cultura de la misma, así como la vida humilde de un barrio en el que reinaba el hambre y la pobreza.

Tras muchos años de trabajo sirviendo a familias adineradas y limpiando portales tanto en Andalucía como en Barcelona, llegó su oportunidad sobre los tablaos y comenzó su carrera artística; la misma que la llevó a varios puntos del planeta. En su regreso a Sevilla, mantuvo un idilio con un importante miembro de la sociedad andaluza y fruto de este nació su primera hija, María del Rocío Asunción Jiménez, quien falleció en un accidente de tráfico a los dieciséis años.

Ese fue uno de los golpes más duros de la vida de la cantante, pero no el único. Hace unos años, la propia María confesó a la prensa que había superado un cáncer de mama que le fue diagnosticado en 2013. Sonriente y sin su habitual melena, la cantante habló de la enfermedad vestida con un abrigo de pieles y con su característico sentido del humor. Un estilo de mujer de armas tomar. Desde entonces, sus apariciones públicas siempre han sacado a relucir su cambio físico en los medios.

Pese a las penurias, lo que sí le ha alegrado la vida estos años han sido las visitas a su nieta, que nació en 2016, y a su hijo Alejandro, que siempre ha sido su mejor apoyo. La artista sabe lo que es pasarlo mal desde hace muchos años. María nunca se recuperó de la muerte de su primera hija y cuentan sus allegados que esa fue una de las razones de que se rompiese su matrimonio con el actor de 'Curro Jiménez' en 2002.

Ya se habían dicho adiós en 1984, pero, dos años más tarde, José Sancho y ella celebraban su boda civil. La relación entre ambos fue tan tormentosa que, una vez fallecido el actor en 2013, Jiménez llegó a confesar que Pepe la maltrataba y que había tenido poca relación con sus hijos. Guerras de una mujer que siempre ha tenido carácter y que ahora está más fuerte que nunca.