Edurne Pasaban se sincera sobre sus problemas de salud mental

El mundo del deporte se ha quedado perplejo ante la decisión de una de las favoritas de la selección estadounidense de gimnasia de dejar los Juegos Olímpicos. La noticia de la retirada de Simone Biles para centrarse en su salud mental ha iniciado una conversación en la que han participado infinidad de deportistas. Recientemente, la alpinista española Edurne Pasaban ha decidido hablar sobre la enorme presión a la que se ven sometidos deportistas de élite en detrimento de su salud mental.

La que fuera hace 10 años la primera mujer en coronar los 14 picos más altos del mundo (de más de ocho mil metros de altura) ha contado su experiencia en una entrevista con 'Todo es mentira'. Edurne Pasaban pese a estar en el mejor momento de su carrera y haber conseguido gran parte de sus sueños cayó en depresión en 2006, llegando a estar ingresada durante 4 meses. "No encontraba las respuestas a muchas de las cosas que yo hacía", asegura.

Marta Flich, la presentadora que cubre a Risto Mejide mientras este disfruta de sus vacaciones en Menorca, le preguntó si estábamos llevando al límite a nuestros deportistas. Su respuesta no pudo ser más clara. "Yo estaba en lo mejor, con 31 años había conseguido lo que me había propuesto: vivir de un deporte tan minoritario como el alpinismo", comienza diciendo para después responder sobre el papel que juega la sociedad en la salud mental de los deportistas. "La presión que crea (el deporte), lo que la sociedad nos exige... La gente nos ve como gente muy fuerte, con los objetivos claros, pero por dentro somos personas".

Relata que comenzó a sentir que su mochila se llenaba de presión y de un 'tener que hacer' impuesto que le llevó a "caer en el agujero de la depresión". "Yo entrenaba un montón y hacía lo que más me gustaba. Pasaba 6 meses en el Himalaya cada año, pero al regresar a casa me sentía muy sola porque todo mi entorno hacía sus vidas, con carreras, hijos... Te hace replantear muchas de las cosas a las que te dedicas en tu vida", habla abiertamente y con total naturalidad de uno de los muchos testimonios de depresión que hay en la esfera pública.

Con respecto a la decisión de Simone Biles de retirarse, la alpinista reconoce el gran valor que tuvo, mientras reprocha que no se le dé la misma importancia a los problemas de salud mental que a los físicos. "Si esta chica se hubiera retirado porque tenía un dolor en el tobillo, nadie hubiera cuestionado nada, pero dentro del cuerpo no solo está lo físico; si la mente no puede, hay que curarla", concluye.

En cuanto a su experiencia tratando la depresión, asegura que no tenía ganas de vivir y lloraba frecuentemente. "Llegó un momento en el que yo pedí ayuda. Dije basta, he llegado hasta aquí. Se paró el mundo para mí y pasé 4 meses en un hospital", declara. Además, asegura que en España aún queda mucho trabajo por hacer porque "no puede ser que yo vaya al médico y me den cita para un mes y medio".

En cuanto a su vida personal, Edurne mantiene una relación Carlos Correia y juntos tienen un hijo de 4 años de edad llamado Max. Viven en Donostia, pasan el invierno en el Valle de Arán y llevan un negocio de trineos tirados por perros. A través de su perfil de Instagram comparte sus excursiones, entrevistas con deportistas y tiernas instantáneas junto a su pequeño, que ya muestra interés por los deportes de montaña.

Los deportistas de élite son personas como cualquier otra que gracias a su talento y esfuerzo pasan a tener un reconocimiento internacional rápidamente. La presión de ser una figura pública, de tener que cumplir con las expectativas de tu entorno y la poca conciencia que hay sobre la salud mental se ha convertido recientemente en uno de los puntos de interés de los Juegos Olímpicos. Esperemos que sea una conversación que se mantenga en el tiempo una vez terminen las faenas en Tokio.