andrea levy

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uena el despertador, son las 7:30 de la mañana y la jornada de Andrea Levy, concejala del Grupo Municipal del Partido Popular, portavoz del Grupo, miembro de la Junta de Gobierno y delegada del Área de Gobierno de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, comienza sin visos de ser igual que la de ayer. “Cada día es diferente, ni siquiera paso todos los días por el despacho”.

Acaba de empezar nuestra jornada con ella. 24 horas en las que la veremos incombustible subida a unos tacones de más 12 centímetros ir de un sitio para otro, confesar algún que otro drama amoroso y codearse con Florentino Pérez, Almeida o Miquel Iceta sin perder la sonrisa ni el esplendor de su maquillaje (con truco, claro). Desde hace un año, sufre fibromialgia, una enfermedad que afecta a su movilidad y a su estado de ánimo; sin embargo, nada consigue frenarla. Esa es su meta. Más aún hoy, con una agenda tan maratoniana como variada por delante.

“Lo primero que hago es ir al baño a lavarme la cara. Es importantísimo. Tengo un ritual de mañana y de noche”. Continúa con un té (“rara vez tomo cafés”) y sentarse a revisar los periódicos y contestar los mensajes de grupo del gabinete. ¿Cuáles lee? “El Mundo’, ‘ABC’, ‘El País’ y El Confidencial, siempre, y bajo hasta Vanitatis. Tenemos que estar informados sobre todo (risas).

Cuando ya me he leído el último medio, me ducho, elijo la ropa y dedico a arreglarme y verme bien bastante tiempo, es una de las partes importantes”. No dedica tantos esfuerzos a elegir lo que se pone como a reforzar su autoestima frente al espejo. “Sobrellevar el dolor, subirme a los tacones, mirarme al espejo y decirme ‘hoy va a ser un gran día’ resulta fundamental para arrancar por las mañanas desde que me diagnosticaron la enfermedad. Hay días en los que me despierto tan rígida que no me levantaría de la cama. Pero lo hago. Ese es el reto”.

Como decíamos, para Andrea no hay dos días iguales y aunque no pasa por el despacho a diario (la agenda a veces no se lo permite), hoy sí lo hace. Tiene la reunión semanal con su gabinete, el equipo de confianza que todos los días consigue encajar con éxito todos los actos de su agenda, mantener una programación equilibrada para todos los gustos y edades en todos los centros que coordinan y conseguir, a pesar de la pandemia, ser uno de los referentes mundiales en la promoción de la cultura.

Su despacho es como su segunda casa. Sobre su mesa se entremezclan documentos oficiales, notas de presentaciones y bolis por doquier con objetos personales como un pequeño neceser de La Prairie o una bolsa de cosméticos en el perchero. En sus paredes, también contraste: de la pizarra de cosas por hacer asoman a modo de recuerdo las pegatinas con su nombre (una azul y otra naranja) de cuando concursó en ‘Pasapalabra’ y en su estantería se entremezclan libros de arte y fotografía con un cómic de Tintín o el libro de DSTAgE.

“El alcalde me regaló el cómic el último Día del Libro y Diego Guerrero siempre me hace compañía desde la estantería. Sale en todas las fotos que me hacen en el despacho”, bromea. La portada de ese libro es lo más parecido a una foto que hay allí. No hay ni rastro de marcos con imágenes familiares ni con compañeros de partido. Eso sí, al espacio anécdotas no le faltan. “Este era el otro despacho de Carmena, que era también concejala de Cultura, pero nunca lo usaba para tal fin. Aquí se hacían sentadas y la gente votaba con la mano alzada”, nos confiesa una persona del equipo que espera mientras terminamos de hacer la última foto.

La reunión discurre con tranquilidad. Se nota que el equipo se entiende. Hay muy buena sintonía entre todos y la comunicación fluye de un lado a otro sin aparente necesidad de jerarquías. En poco más de media hora no quedan asuntos pendientes. De la plaza en honor a Raffaella Carrà a los detalles de su discurso de su próximo acto, no queda ningún fleco suelto de aquí hasta septiembre.

El trayecto en coche le cunde más que a nadie. Y eso que solo dura unos minutos. Retoca su maquillaje, saca su pluma del bolso y se aprende el discurso mientras comenta los detalles de su dieta intermitente con nosotros y algún que otro tema del día con la persona de su equipo que nos acompaña. “Es cercana y divertida, con carácter pero risueña”, nos desvela un miembro de su gabinete. “Tiene mucho olfato, es muy rápida a la hora de reaccionar, y en lo personal es muy entrañable, es imposible no quererla”, asegura otra de sus personas de confianza.

Cualidades que empieza a desplegar en cuanto se baja de coche en el Corral de Cervantes, instalado en Madrid Río, un teatro del Siglo de Oro levantado en el corazón de Madrid (es su quinto año consecutivo) al que no le falta detalle. Los anfitriones la reciben con los brazos abiertos, una sonrisa y ganas de posar. Levy posa con ellos, en la puerta del teatro, frente a un improvisado photocall y de nuevo sobre el escenario en el que se lucirá dando un discurso ameno, en el que domina el tema y para el que no necesita papeles.

Trago de agua antes de empezar, otro al terminar y, entre medias, el público al bolsillo. No nos extraña, sostiene que la cultura ha sido, es y seguirá siendo “la vacuna anímica de Madrid” y que “la efervescencia poscovid será equiparable a la movida madrileña”. Más aplausos y para terminar una cerveza al sol cortesía de la organización. Andrea brinda, da un sorbo y se despide de todos (no sin hacerse antes de salir media docena de fotos con algunos de los invitados). ‘The show must go on’ y aún queda mucha agenda por delante.

Desde la azotea se ve a la perfección lo que ocurre en la terraza del restaurante del palacio, uno de los locales de moda con mejores vistas de Madrid y adorado por los famosos. “Alejandro Sanz y Rachel Valdés estuvieron aquí hace unos días y Paula Echevarría y Miguel Torres también”, nos comenta Javier Muñoz, chef de Cibeles, quien nos anima a organizar un showcooking perfecto para citas. “Estos son los planes que necesito. Alejar la toxicidad y rodearme de gente con la que me lo paso bien”, se sincera la concejala.

El chef presume de haberle dado a Levy algunas de sus recetas para triunfar cuando ha hecho de anfitriona, una cualidad, la de la cocina, con la que se enorgullece de haber conquistado muchos corazones. ¿Irías a ‘MasterChef’? “Me encantaría”, espeta. Y reflexiona: “Bueno, depende del casting”.

Y de los hombres de su vida a los hombres del patronato del Teatro Real. Levy tiene un sitio en la mesa de la comisión ejecutiva por designación del cargo y hoy, además, el alcalde ha delegado el voto en ella. Tras el relevo de ministros en la cartera de Cultura, el presidente del templo lírico dimitió y como mandan los estatutos debía (si quería) volver a presentar candidatura.

Un almuerzo al que no faltaron ni Florentino Pérez ni Miquel Iceta, flamante nuevo ministro que este día se estrenaba, a quien la concejala en Madrid conoce. “Coincidimos en mi etapa en Barcelona y nos llevamos bien”, revela tras una breve y cariñosa despedida entre ambos en catalán. ¿Y Florentino? “Me ha contado que fue concejal de la UCD y que aún conserva muchos amigos de aquella época”.

Un almuerzo que le hace saltarse su estricta dieta, pero que tuvo el resultado que ella esperaba: la votación salió bien. Todos los patronos, entre los que se encuentran Isabel Díaz Ayuso, Mario Vargas Llosa o Antonio Brufau, revalidaron el puesto de Marañón, reconocido por todos ellos como el mejor presidente.

“Ha sido una gran temporada”, afirma Levy orgullosa de vuelta al coche que nos llevará al siguiente acto. La política ha convertido el Teatro Real en escenario de sus últimos grandes looks. Fue el primer plan que devolvió en sus estrenos el glamour y la sofisticación perdida durante la pandemia. Cónclave de vips (Carmen Lomana, los duques de Huéscar y hasta Christine Lagarde no han faltado este año a las citas con la ópera), ha sido sin ninguna duda el ‘place to be’ para verse y, sobre todo, para ser visto.

“Andrea inspira mucha pasión por lo que hace”, expresa, haciendo referencia a la lucha por mantener la cultura abierta por parte de su delegada. “Los teatros públicos de Madrid fueron los primeros en abrir de toda España, y eso supone un esfuerzo enorme que ella asumió. En segundo lugar, inspira mucho por su fortaleza. Nunca me dijo que padecía una enfermedad y había que pedirle que se marchara a descansar a casa porque estaba claro que algo no iba bien. Se quedaba y casi había que obligarla”, recuerda, relatando alguno de los días más terribles para ella.

“Contarlo al mundo fue una liberación para Andrea. Para ella supuso convencerse de que la fibromialgia no era ningún estigma ni un secreto inconfesable. Esto es lo que me pasa, como a tantas otras personas en el mundo con la particularidad de que es Andrea Levy, es concejala de cultura del PP y es mujer, y por esto ha sido también muy atacada. No obstante, desde un punto de vista humano, yo la veo ahora mucho más liberada. Es un ejemplo. Apasionada y fuerte”. ¿Y desde el punto de vista personal? “Solo puedo decir que nunca hemos tenido nada más allá de la relación laboral. Somo hemos estados dos noches de copas en este tiempo y solo en una de ellas no estaba acompañada”, dice divertido.

Una relación entre Almeida y Levy que también se traslada a los entresijos del partido en Génova, 13. Andrea compagina sus labores en el Ayuntamiento con las de presidenta del Comité de Derechos y Garantías y las de miembro del Comité de Dirección Nacional del Partido Popular. Una carrera en política con mucha proyección por delante que algunos de sus compañeros como Teodoro García Egea alaban cuando le preguntamos por ella. “Andrea es una mujer de acción política, de parlamento, de defensa de principios. Una mujer muy de partido que nos está sorprendiendo desde que ha tomado las riendas de sus nuevas responsabilidades”, manifiesta. “Yo creo que Andrea ha estudiado toda su vida para ocupar ese puesto”, bromea.

Eso sí, sin perder sus vínculos con el partido a pesar de todo lo que supone un puesto de gestión como el suyo. “Siempre que puede pasa por la sede a vernos al presidente o a mí, viaja por España para no perder las conexiones con otros compañeros… Ha encontrado un equilibrio bastante bueno entre la gestión y el partido”. A nivel personal, quizá uno de sus puntos fuertes es que no se calla. No se queda nada dentro. Si lo tiene que decir lo dice y punto, y para mí eso es una cualidad estupenda”, detalla mientras Andrea sonríe, consciente de que su compañero vale más por lo que calla (él sí) que por lo que cuenta, al menos en este caso.

Una jornada maratoniana que finalizamos en la tienda de Agatha Ruiz de la Prada en Madrid. Amiga de la diseñadora desde hace años (Almeida bromeaba en su despacho afirmando que Andrea come siempre en su casa), era una parada casi obligatoria de cara a los actos que tendrá antes de irse de vacaciones a Palma, El Puerto de Santa María y algún destino secreto más. Embajadora de la moda española, la política catalana ha llenado de glamour y color las alfombras rojas con looks salidos de este taller y del de otros diseñadores patrios. La conocen y aciertan, y tras probarse los estilismos que le proponen por fin puede desconectar, que no descansar, tranquila.

Subida a los tacones durante todo el día, la noche estival es joven para Levy: “Va a ser el verano de mi vida y no digo que no a ningún plan”. ¿Estará de nuevo enamorada?