Micaela y Lucía, las hijas de Mar García Vaquero, y su nuevo reto: vestir a Letizia

Hace dos años iniciaron su propia aventura empresarial con una marca textil a la que bautizaron con el nombre de Roseta Kusi. Unos diseños novedosos en punto de seda que no se arrugan, que caben en una maleta de cabina y que lo mismo sirven para ir a la playa, a una boda o a un desayuno de trabajo. “Todo depende de los complementos”, dicen.

A esta actividad se ha unido un nuevo proyecto que consiste en promocionar el barrio donde viven las dos al abrir una tienda y reivindicar el comercio de proximidad y la relaciones entre profesionales. Esta idea nació tras el confinamiento cuando el mundo se paralizó. A las hermanas les sirvió para crear su segunda colección y compartir las ideas con el vecindario.

Micaela posa frente a unas plantas de bambú, fibra muy presente en sus tejidos.

Un año paradas sin poder presentar colección...

Micaela: Hay que ver la parte buena. Como no podíamos salir, nos hemos centrado totalmente.

Lucía: Hemos trabajado mucho. Sí es verdad que no hemos podido viajar, pero prácticamente ya teníamos todo cerrado con los proveedores.

¿A quién os gustaría vestir?

M: A la Reina.

L: Creo que le pegaría mucho. Viajar cómoda y llegar a destino estando perfecta, ese es nuestro concepto. Y para la Reina es muy válido.

¿Cómo es esta nueva etapa?

L: Nuestra colección es muy básica porque la idea original la hemos mantenido. Ropa para cualquier momento, que no se arruga y que cabe en un trole para no tener que facturar. Lo que hacemos es buscar colores que se adapten a las nuevas tendencias.

M: Yo hago historias en mis redes sociales donde se ve perfectamente cuál es nuestra visión de Roseta Kusi. Dependiendo del complemento, puedes ir lo mismo a una boda que a un almuerzo en un restaurante de playa o ir a comprar el pan. Es nuestra idea. Unas telas de calidad y una estructura de diseño que se acopla a todas las edades.

Lucía diseña los estampados de sus prendas con fotos tomadas por ella misma.

Hay una propuesta estrella. 

M: Sí, hemos estado trabajando en un vestido que es absolutamente multifuncional. Lo hemos creado porque nos dimos cuenta de que las mujeres demandaban esta prenda. Un fondo de armario perfecto.

L: Teníamos muchas visitas centradas en ese concepto y eso nos dio la pista. Lo que hicimos fue dar vueltas hasta tener el proyecto final.

¿Analizáis el mundo internet? 

M: Por supuesto. Lucía es muy analítica y yo más pasional. Yo me guío más por el instinto. Hago vídeos que funcionan muy bien cuando los subo a nuestra página.

L: Investigo en las redes, que dan una visión importante. Tanto para lo bueno como para saber lo que no quieres. Micaela busca la tendencia y yo soy la que la aplico a la realidad.

¿Cómo funcionáis? ¿Tenéis repartidas las tareas? 

M: Nuestro vestido lo decidimos estando con mi madre. Sabíamos por dónde había que ir, pero también que fuera realidad.

L: Nuestros tejidos tienen mucha caída y eso quieras que no marca. Investigamos mucho para ver en qué condiciones se podía hacer. Si la tela se cortaba al bies o a favor del punto.

Las hermanas García-Vaquero, en uno de sus rincones favoritos de la finca. 

¿Vuestra madre, Mar, sigue en primera línea de trabajo? 

L: Le gusta participar y nos ayuda.

M: Nos viene muy bien su opinión. Tenemos un target importante que es el de su generación. El ser muchas mujeres en la familia y de diferentes edades es importante porque así se representa mejor la marca. Tenemos una tía abuela de 91 años que también se pone lo nuestro.

Ninguna de las dos y tampoco tu madre teníais que ver con el mundo textil. 

M: No, yo hice Periodismo y Turismo.

L: Yo, Publicidad y Marketing, aunque a las tres nos ha gustado siempre todo lo que tiene que ver con la moda. En mi caso quise estudiar algo que tuviera que ver exclusivamente con la moda y en casa me dijeron que no, “primero una carrera seria y después haz lo que quieras”.

Antes de esta aventura, las dos trabajabais en empresas potentes y lo dejasteis. Un gran riesgo. 

L: La que lo dejo todo fui yo. Micaela sigue con sus hoteles (trabaja con Kike Sarasola).

M: Durante el confinamiento y hasta que se volvió a cierta normalidad le he podido dedicar mucho más tiempo a Roseta.

Durante esa primera etapa de la pandemia, ¿cómo os organizasteis? No podíais viajar, ver a proveedores... 

M: Nuestra marca ha sido muy reconvertible. El lema es “ropa para estar guapa y cómoda al mismo tiempo”. Por lo tanto, lo mismo servía para el teletrabajo que ahora para ir a cenar.

L: Es verdad que el mundo se paró para todos y nos costó reestructurar nuestro objetivo. Teníamos un montón de muestras y trabajábamos con eso. Habíamos viajado a Tánger, que es donde compramos la pasamanería y la teníamos ya. Y hemos abierto tienda física. Con el confinamiento aprovechamos para hacer la obra nosotras. Quitamos el gotelé, empapelado, pintamos y lo que hiciera falta.

Promocionáis la cultura del barrio. ¿En qué consiste?

L: Cada una vive en su casa, pero en el mismo edificio. Nos encanta el barrio y está despegando con comercios y locales de proximidad. Queremos crear un mapa de shopping y consumo. La pandemia nos ha hecho valorar lo que tenemos cerca.

M: Había estudios de grabación que se han ido reconvirtiendo. Han abierto tiendas pequeñas como la nuestra, restaurantes... Es importante preservar el valor de las cosas.

Las jóvenes diseñadoras disfrutan del amplio jardín y sus instalaciones.

Habéis pasado una gran tragedia en vuestra familia con la muerte de vuestro primo, el hijo de Pedro Trapote. ¿Cómo se encuentra? 

M: Triste. Es un hombre fuerte y está muy arropado por sus hijos, por mi tía Begoña y por todos nosotros. Poco a poco.

¿Os ayuda el formar parte de una familia conocida? Vuestro tío Pedro es uno de los empresarios más importantes del ocio nocturno y vuestra madre está casada con Felipe González.

L: Lo que nos sirve es que conocemos a mucha gente y podemos mostrar lo que hacemos. Nuestro tío nos valora y para nosotras es un orgullo. Y además lo hace con honestidad.

M: Si viera que no sabemos hacerlo nos lo diría. No tiene pelos en la lengua. 

Felipe González, Joaquín Leguina o Guerra han sido muy críticos con algunas actuaciones del presidente Sánchez. Los detractores quieren que no hablen, que se queden en su casa.

M: El que tiene voz tiene derecho a hablar. Me parece estupendo que lo hagan.

L: Todos tenemos ese derecho, ¿por qué ellos no? Y encima son los que tienen experiencia.

Micaela y Lucía nos despiden en el camino que lleva hacia el invernadero de la casa.