La celebración de la boda de Furiase, desde dentro: la sorpresa de Alba y otros detalles

Una boda muy familiar, con mucha música y mucha gente joven. Así definen los asistentes a la boda de Elena Furiase y Gonzalo Sierra la celebración de un día muy especial para la familia Flores.

Todos se implicaron y disfrutaron. El pequeño Noah, el hijo de la pareja, pasó toda la boda del regazo de su madre al de su padre, estando muy atento. Los hermanos de ambos, Guillermo, el de Elena e íntimo amigo del novio, y Miguel, el de Gonzalo, dijeron unas emotivas palabras, así como sus numerosos primos.

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Rocío Ponce. (Vitoria)

Hubo muchas lágrimas de emoción, y muchas personas que habían visto crecer a Elena, desde Charo Vega, íntima de Lolita, que fue acompañada de su nieto, a Carmen Mateo o el modisto Tomás, los fieles amigos de Lola Flores. Faltó Juan El Golosina, que está delicado de salud y además cuida a su mujer enferma, Magdalena.

Entre lo más destacado de la boda, la familia y los asistentes hablan de la actuación en solitario de Alba Flores. Aunque ha participado en algunos musicales, es conocida sobre todo por su faceta como actriz. Su tía Rosario tuvo casi que “obligarla” para que subiera sola al escenario y dejó sorprendidos a los asistentes: “Tiene una voz preciosa, es la más bonita de la familia Flores, aunque nunca había cantado en solitario en público, y tampoco en reuniones familiares. Era como que no se atrevía. Fue un momento precioso”, destacan algunos invitados.

Carmen Flores también recibió muchos piropos y emocionó al hablar diciendo: “Hoy no solo estoy yo aquí, también estoy en representación de mi hermana”. La menor de los Flores, la hija de Rosario, Lola Orellana, llamó la atención por su espectacular belleza. Estudió en Londres y es una artista inquieta que no para de viajar. Los amigos dicen de ella que “es un espíritu libre, que no para, como su madre”.

Asistieron un total de 320 invitados y la novia lució dos diseños de Roberto Diz, el primero con flecos, bordado a mano y con una cola que era un mantón de manila, y el segundo un dos piezas de corpiño y falda con bolsillos. El pelo lo llevó primero recogido en una coleta y después lució la melena suelta.

También se cumplieron con algunas tradiciones. La novia, por ejemplo, repartió distintos ramos hechos con hojas verdes y no de flores, entre sus primas, algunas de ellas argentinas, el país natal de Guillermo Furiase, que fue el padrino de bodas de su hija.

Cuando Lolita y Rosario se descalzaron para bailar y cantar, la mayoría de los invitados siguieron el ejemplo. Aunque inicialmente los invitados estaban sentados en mesas que llevaban el nombre de la invitación que cada uno había recibido, con distintos títulos como, “Lo mejor de todo” o “La familia rara”, a medida que avanzaba la tarde se iban cambiado de sitios para relacionarse todos.

José Soto y un DJ fueron los amenizadores oficiales de la boda, pero sobre el escenario fueron desfilando todos. El baile lo abrieron los novios con un vals aflamencado. La familia Flores subió al escenario para cantarles el vals de “Eres tú mi príncipe azul” de Disney, pero con una letra personalizada.

A partir de las ocho de la tarde comenzaron a marcharse algunos invitados pero los jóvenes, que eran mayoría, resistieron hasta la madrugada.