Carmen Martínez-Bordiú y su última reunión con amigas en Madrid

Carmen Martínez-Bordiú ha pasado una semana en Madrid. Esta visita le ha servido para encontrarse con su hijo, Luis Alfonso, y sus nietos, reunirse con sus hermanos para temas relacionados con las empresas familiares y la herencia de la duquesa de Franco y, cómo no, verse con sus amigas de siempre.

Se trata de un grupo formado por Nuria González, Blanca Carrillo de Albornoz, Tita Muñoz, Maribel Yébenes y Cari Lapique. Por cierto, esta última prepara lo que será una de las ventas privadas más llamativas de Aristocracy y Suárez, firmas para las que trabaja.

Con una piel radiante y muy cuidada, así de estupenda llega Carmen Martínez-Bordiú a los 70

M. V.

Las amigas se citaron en 'El Qüenco de Pepa', el restaurante preferido de todas ellas. Este local es una especie de sede gastronómica habitual de Carmen. Cada vez que la actual duquesa de Franco viaja a Madrid, llama a sus amistades, que la ponen al día tanto de asuntos familiares (nietos, maridos..) como de las noticias más frívolas.

Carmen lo pasa bien y se reencuentra con lo que han sido sus raíces afectivas. En el almuerzo apareció vestida de invierno con abrigo, pantalón de cuero y botines de color caramelo. Otro de los días, se fue de compras por el barrio de Salamanca. Una semana lúdica donde también hubo tiempo para verse con los hermanos.

Carmen Martínez-Bordiú tomó la decisión al morir su madre, Carmen Franco, de desaparecer del mundo mediático. Dejó de aparecer en fiestas sociales, en las convocatorias públicas que organizaban sus conocidas, donde era el principal reclamo, y en los reportajes de viajes a lugares exóticos que publicaba la revista ¡Hola!. Todo ese perfil desapareció y eligió vivir una existencia alejada de los medios en Portugal. Compró una casa en la localidad de Sintra con vistas al mar y lo convirtió en su cuartel general. Salvo alguna irrupción de los paparazzi, su presencia pasa totalmente desapercibida.

No hay mucha actividad social y la que hay se centra en cenas en casas de amigos y almuerzos de señoras en algún club privado. Nada que ver con la actividad a la que estaba acostumbrada en España. Según sus amistades, esa etapa ya la cubrió con creces y ahora se encuentra en otro su momento. Ahora, lo principal en su agenda es ejercer de abuela, también en Madrid, con sus cuatro nietos, hijos de Luis Alfonso y Margarita Vargas.

Antes, solía alojarse en la casa familiar de Hermanos Bécquer, que por ahora sigue en venta. La decisión de los herederos de Carmen Franco era vender el edificio completo, una operación inmobiliaria que continua en marcha.

Otro de sus periplos viajeros se centra en Burdeos, donde vive Cynthia Rossi desde que se casó con el médico francés Benjamin Rouget. Son padres de Joseph, que ya tiene cuatro años.

Esta sería, a grandes rasgos, la vida estable de la actual duquesa de Franco. Ha dejado atrás polémicas afectivas y no hace declaraciones relativas a los asuntos más complejos de los Franco, desde la exhumación de su abuelo del Valle de los Caídos al cementerio de El Pardo, a la pérdida del Pazo de Meirás, que ahora ya es de uso público, o la desaparición del ducado de Franco, que hoy ostenta la que es la primogénita del matrimonio de los marqueses de Villaverde.

Cada vez que se requiere su opinión respecto a estos temas, responde con educación como la última vez a Vanitatis: “No hago declaraciones de ningún tipo. Gracias, pero he desaparecido de los medios”. Muy a su pesar, esta invisibilidad no es posible y de ahí que cada vez que los paparazzi la pillan cuando viene a Madrid, como ha sido esta reunión de amigos, Carmen Martínez-Bordiú vuelve a ser noticia.