Hablamos con Ruiz de la Prada: así tomó la decisión de vender su mítica tienda
Asegura que le ha dado mucha pena el último movimiento que ha realizado con su negocio. Luis Miguel Rodríguez ayudó a la diseñadora a tomar la decisión
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Ágatha aseguraba en uno de los eventos a los que acudió en el Teatro Real que hay que buscar puentes cuando los caminos se cortan. Y eso es lo que acaba de hacer. Hace un tiempo le ofrecieron comprar su local emblemático de la calle de Serrano, en plena milla de oro, como publica el diario Expansión. Es la propia diseñadora y empresaria la que nos cuenta cuándo, cómo y por qué tomó la decisión de vender su establecimiento, que nada tenía que ver con la tienda al uso. Aquí, aparte de vender, organizaba sus vernissages, encuentros con la prensa, eventos divertidos donde siempre había alguna sorpresa.
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Fue la pionera que puso en marcha esta manera de funcionar. En su primera tienda/taller, en la calle Marqués de Riscal, donde empezó, organizaba todos los jueves unas meriendas patrocinadas por un vodka a las que asistían personajes de la movida, políticos, artistas de todo tipo y gente difícil de catalogar. “Nunca sabía quién Iba a venir ni a qué hora acabaríamos. Era la bomba”, recuerda con cierta nostalgia.
En Serrano hizo lo mismo, pero como ella misma explica a Vanitatis, “a partir de ahora lo montaré en otro lugar. Tenía la idea de hacer obra porque el local se había quedado un poco anticuado. Era lo que tenía previsto. Pero desde hace un tiempo, un grupo inversor venía haciendo ofertas. Quería comprar porque lo que había al lado ya era suyo y ya tenían en propiedad novecientos metros. Cada cierto tiempo contactaban y les iba dando largas. No lo quería vender ni loca, pero he seguido el ejemplo de Luismi, que me dijo “quédate con la mejor oferta. Y ya comprarás otra cosa, que es lo que hago yo”.
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Luis Miguel Rodríguez es el dueño de Desguaces la Torre, novio durante tres años y ahora amigo incondicional. El empresario vendió una importante y única colección de coches antiguos para saldar su deuda con Hacienda y aseguraba a Vanitatis al preguntarle si no le daba pena, que “ya los volveré a comprar”.
Ágatha Ruiz de la Prada le ha hecho caso. El jueves, su hijo Tristán firmaba la tienda de la Milla de Oro madrileña y Ágatha se quedaba con la parte buena de esta excepcional venta. “Me da pena pero me compraré algo más bonito y especial”, confirmaba a Vanitatis.
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Ágatha aseguraba en uno de los eventos a los que acudió en el Teatro Real que hay que buscar puentes cuando los caminos se cortan. Y eso es lo que acaba de hacer. Hace un tiempo le ofrecieron comprar su local emblemático de la calle de Serrano, en plena milla de oro, como publica el diario Expansión. Es la propia diseñadora y empresaria la que nos cuenta cuándo, cómo y por qué tomó la decisión de vender su establecimiento, que nada tenía que ver con la tienda al uso. Aquí, aparte de vender, organizaba sus vernissages, encuentros con la prensa, eventos divertidos donde siempre había alguna sorpresa.