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Las memorias que Jean Louis Mathieu nunca quiso escribir y el fin de una época
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MÁS QUE UN RELACIONES PÚBLICAS

Las memorias que Jean Louis Mathieu nunca quiso escribir y el fin de una época

A sus convocatorias no solo acudían personajes del mundo rosa, sino también empresarios y políticos que formaban lo que se denominó como 'la beautiful people'

Foto: Jean Louis Mathieu, en la boda de Cristina Higaldo.(Gtres)
Jean Louis Mathieu, en la boda de Cristina Higaldo.(Gtres)

Jean Louis Mathieu falleció el día de Reyes en Madrid. No era un relaciones públicas en el sentido estricto de la palabra, al menos como ahora se entiende esa profesión, con unos conocimientos de marketing, asesoramiento y título en comunicación. Y tampoco estaba en el lado opuesto, donde cualquiera sin oficio ni beneficio se autodenomina relaciones públicas porque tiene el contacto de un personaje de reality.

Foto:  Pedro Trapote. (Getty)

Mathieu era otra cosa difícil de definir con los mimbres y parámetros de ahora. Su éxito estaba en la mezcla de gente que acudía a sus llamadas. Las fiestas estaban para verse aunque tuvieran un reclamo comercial que no se notaba. No había photocall y los invitados no cobraban por acudir. Las convocatorias de Mathieu tenían el punto de encuentro en Madrid y después la agenda A se trasladaba con parada y fonda a Marbella. Marrakech y Tánger eran dos de los lugares importantes donde Jean Louis tenía mando en plaza, pero también podía ser París, Puerto Sherry, Biarritz, Sevilla…

placeholder Marbella. (EFE)
Marbella. (EFE)

Mantenía una relación espléndida con la familia Real de Marruecos, de la que nunca quiso presumir. En este sentido hay una anécdota que contaban sus amigos y que Mathieu nunca quiso confirmar dada su discreción. En uno de los mejores establecimientos de Biarritz, el Hôtel du Palais, donde estaban alojados personajes y periodistas españoles para participar en una entrega de premios de golf, todos los presentes se quedaron impresionados por el trato reverencial de varios empleados de nacionalidad marroquí. Nadie lo entendía, ya que entre las figuras internacionales estaban Alain Delon y Catherine Deneuve, que también formaban parte de la agenda de Mathieu. Según la información de los amigos, viajaba siempre con una foto dedicada del rey Hassan y su familia que colocaba en un lugar preferente. Los empleados pensaron que el relaciones públicas formaba parte del engranaje real y de ahí su trato especial que no tenían el resto de clientes. Su relación con Lalla Asma, Lalla Hasna y Lalla Meryem le abría las puertas de cualquier ciudad de Marruecos cada vez que le contrataban para organizar un evento especial.

Leyenda o realidad, Mathieu nunca quiso confirmar el asunto de la foto. En esa reunión también se encontraba Thierry Roussel, divorciado de Christina Onassis y con un amplio currículum amoroso. Ese fin de semana de principios de los 90 se comprometió a pasar parte del verano en Marbella, donde sus padres tenían una impresionante mansión en la que hoy es la elitista urbanización La Zagaleta. Su exmujer, Christina Onassis, también visitaba la localidad de la Costa del Sol, pero para encerrarse en la clínica Buchinger, de la que se escapaba para disfrutar de las delicias de la pastelería Lepanto.

placeholder Thierry Roussel y su hija Athina, en una imagen de archivo. (EFE)
Thierry Roussel y su hija Athina, en una imagen de archivo. (EFE)

Mathieu y Julio Ayesa manejaban la sociedad nacional e internacional, en la que cabía de todo: primeras espadas como la duquesa de Kent, Pitita Ridruejo, Jaime Parladé, el joyero Luis Gil, Lola Flores, los barones Thyssen, la duquesa de Alba, Gina Lollobrigida, los Obregón al completo, Antonio El Bailarín, la princesa Beatriz de Saboya o el diseñador Kenzo. Cuando al bailaor la alta sociedad lo colocó en la lista negra por unas declaraciones a la revista 'Tiempo' en las que confirmaba su romance con Cayetana de Alba, Mathieu lo siguió tratando y convocando a sus reuniones siempre que no estuviera la duquesa.

Del final de los ochenta hasta bien entrado el 2000, Mathieu y Ayesa eran el tándem perfecto. En esas convocatorias no solo acudían personajes del mundo rosa, sino también empresarios y políticos que formaban lo que se denominó la beautiful people, un grupo heterogéneo que interesaba a la prensa tanto del corazón como a la de actualidad, ya que dieron grandes titulares: el caso Ibercorp, Kio, Filesa, Banesto o el escándalo que supuso la relación extramatrimonial de Alberto Cortina y Marta Chávarri que acabó con la salida del empresario y su primo de Construcciones y Contratas.

Muchos de estos personajes acudían a las convocatorias exquisitas de Mathieu en el Joy Eslava. La discoteca de Pedro Trapote se convirtió en el centro de operaciones del relaciones públicas, donde cada una de las fiestas era diferente a la anterior.

placeholder Marta Chávarri. (Getty)
Marta Chávarri. (Getty)

Siempre había una sorpresa que podía llegar de la mano de un personaje internacional, de la actuación sorpresa de Miguel Bosé o de la presencia de las infantas Elena y Cristina, que no tenían inconveniente en ponerse a bailar con los chicos del cuerpo de baile que acompañaban al artista de turno.

Eran tiempos en los que los estafadores profesionales tenían su encanto y daban color a las cenas igual que los descendientes falsos de los zares de Rusia y las niñas millonarias que se liaban con los guitarristas de flamenco mientras sus padres aterrizaban en Marrakech con el grupo de VIPS que comandaba Jean Louis Mathieu. Unas veces se abrían palacios y otras la espectacular casa del decorador Adolfo Velasco. Su villa tenía una puerta que conectaba con los jardines Majorelle, donde vivía Yves Saint Laurent.

Jean Louis Mathieu nunca quiso escribir sus memorias y con su desaparición se cierra el libro de una época.

Jean Louis Mathieu falleció el día de Reyes en Madrid. No era un relaciones públicas en el sentido estricto de la palabra, al menos como ahora se entiende esa profesión, con unos conocimientos de marketing, asesoramiento y título en comunicación. Y tampoco estaba en el lado opuesto, donde cualquiera sin oficio ni beneficio se autodenomina relaciones públicas porque tiene el contacto de un personaje de reality.

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