Marina Castaño: vida y polémicas de la viuda de Cela

Puede que ni ella misma esperase la enorme repercusión que sus palabras han tenido al conmemorar el vigésimo aniversario de la muerte del que fuera su marido y nuestro último premio Nobel de Literatura, Camilo José Cela. La carta abierta que publicaba en Vanitatis ha corrido como la pólvora siendo motivo de debate con profusión en las redes sociales. En ella Marina Castaño habla de traiciones familiares y del dilapidado legado del escritor mientras arremete contra el actual Gobierno y sus ministras "que producen vergüenza al género femenino".

"Es mentira, Camilo José, que veinte años no es nada, como dice el tango, es mentira. ¡No sabes qué cantidad de cosas pasaron desde que te fuiste al 'país de nunca jamás', como Peter Pan", comienza la carta de Marina, que a sus 65 años se describe en su cuenta de Instagram como "periodista, escritora y disfrutona por encima de todo".

La parte de disfrutona se aprecia a simple vista en una cuenta de Instagram llena de viajes, buenas viandas y, en general, de buena vida. En cuanto al calificativo de 'periodista', esta coruñesa cursó estudios hasta el bachillerato y ya para entonces había destacado en sus aptitudes musicales y le había picado el gusanillo de la radio, participando en varios programas en emisoras locales. Siendo joven, ganó además aquel programa de Televisión Española llamado 'Reina por un día'.

También conduciría la sección infantil del programa 'El gusanito Gus' y ya casada con Cela mutaría en columnista y tertuliana junto a María Teresa Campos y Jesús Hermida. Incluso, en una sorpresa casi comparable a la aparición de Esperanza Aguirre en 'Mask Singer', la veíamos recientemente balanceando discos chinos en 'El desafío'.

Se casó apenas cumplida la mayoría de edad con un capitán de la marina mercante con el que tendría a su única hija, Laura. Pero la felicidad entre ellos duraría tan solo nueve años. En 1985, en un congreso de folklore conocería al célebre escritor y tres años después aparecían juntos en su primer acto oficial. Convertida ya en 'señora de Cela', el 10 de diciembre de 1989 le acompañaba a Estocolmo para la ceremonia de entrega de su Nobel.

Fue pocos meses después de conseguir el divorcio cuando se casó con Cela en una célebre y hermética ceremonia que muchos pensaron en principio que iba a ser una celebración de cumpleaños. Fue un 10 de marzo de 1991 cuando más de cincuenta personas se reunieron en una finca de El Espinar (Guadalajara) para presenciar el 'sí, quiero' entre los dos enamorados.

La jueza Ofelia Ruiz fue la encargada de llevar a cabo una boda en la que ejerció de testigo nada más y nada menos que la editora Carmen Balcells, toda una institución en el mundo de la literatura española. La curiosidad de la ceremonia la puso el propio vestido de Castaño. Según publicó el diario 'El País' en su día, Marina repitió modelo y lució el mismo con el que había entrevistado a Cela un mes antes en el programa televisivo 'De tú a tú'.

Como relata Marina Castaño en su carta contando cómo ha rehecho ahora su vida con el doctor Enrique Puras, era precisamente a Balcells a la que el nobel aseguraba que cuando él faltase su esposa se casaría con un torero. "Pues no, nueve años después de tu ausencia apareció Enrique, que es cirujano vascular. Te respeta y te honra, como persona sólida e íntegra que es. Ya ves, de la intelectualidad a la ciencia. Un salto en el vacío que llevamos con buen equilibrio", escribe sobre su actual marido.

Marina Castaño se casaba con él en 2013, dos años después de conocerse, en una boda íntima en la casa de Puerta del Hierro donde la periodista vivió con el nobel. Este matrimonio invalidaba su título nobiliario de marquesa de Iria Flavia, dado que el escritor gallego dispuso antes de su muerte que lo perdería si dejaba de ser viuda.

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Los últimos años han estado marcados para Marina por diversas, intensas y mediáticas batallas judiciales que se han dirimido para ella con distinto resultado. Así, salía victoriosa en 2020 de la acusación de malversación de caudales públicos de la fundación que lleva el nombre del escritor, después de que el Supremo declarase desierto el último recurso contra ella. A Marina Castaño le pedían cuatro años y medio de prisión y ocho de inhabilitación.

"A la persona que quería verme sufrir le ha salido mal la jugada", declaraba entonces a Vanitatis la periodista en referencia a la denunciante, la vecina de Padrón María Dolores Ramos García, que finalmente era obligada a pagar las costas del proceso.

Peor le fueron las cosas, en cambio, en el juicio con el hijo de su difunto marido. Tras más de una década de litigios y feroz pelea en los tribunales, el Supremo fallaba en 2104 en favor de Camilo José Cela Conde, que conseguía 5,2 millones de euros de la legítima, más la recuperación de bienes por donaciones realizadas en vida por el escritor.

La sentencia especificaba que el heredero debía ser compensado con 3,9 millones euros por parte de Marina Castaño, que le correspondían por los derechos de explotación de la obra y producciones del literato. La segunda esposa del premio Nobel había sido designada heredera universal por el autor de 'La colmena' en su testamento de 1991, en contra de los legítimos derechos del único descendiente.