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Javier Bardem y su cruz
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ÉXITO Y CRÍTICAS

Javier Bardem y su cruz

Otra nominación al Oscar pasando desapercibida ante la iluminación de alguno al poner foco al asunto de que Bardem no es cubano

Foto: Ilustración de Javier Bardem. (Jate)
Ilustración de Javier Bardem. (Jate)

Etiqueto, luego existo. En este mundo donde hablar por hablar tiende a faltar al cuadrado, despejamos ciertas incógnitas con la raíz de infinitas superficialidades. Bardem y su cruz, significarse, caldean el ambiente de la crítica. ¡A alinearse!, parece ordenar su nominación al Oscar. Y las corrientes de opinión se desbordan, columnas y comentarios abajo, inundando irremediablemente las veredas de la prensa. Saliéndose de los cauces de la mínima sensatez para dejar suficiente barro a su paso donde poder revolcarse.

Foto: Javier Bardem. (EFE)

Nuestro deporte nacional, las peleas con barro, alcanza picos de práctica inauditos con la combinación de popularidad, política y envidia. Que alguien diga lo que piensa nos convoca a todos a nuestro terreno de juego preferido. Nos hace a todos titulares, que es lo único que leemos. Da igual que seas atacante, defensor o centrocampista. Coges un puñado de barro y a darle al otro en la cara. La amalgama de datos o hechos -de críticos o correligionarios- mezcla por igual tierras, fangos, pajas y mierda para conseguir mayor densidad de argumentario. Construimos casi todos las opiniones con esas mezclas grotescas de completas mentiras y de verdades a medias. No siendo capaces de parar cuando se caldea el asunto, y esa masa se endurece, nos gusta seguir con el juego aunque nos hagamos daño, hasta que corra la sangre si tiene que llegar el caso.

placeholder Javier Bardem, recibiendo el premio a mejor actor protagonista por su papel en 'El buen patrón' durante la gala de los Premios Feroz 2022. (EFE/Javier Belver)
Javier Bardem, recibiendo el premio a mejor actor protagonista por su papel en 'El buen patrón' durante la gala de los Premios Feroz 2022. (EFE/Javier Belver)

Mezclamos economías con afiliaciones, éxitos con enchufismos, minorías con nacionalidades, opiniones con talentos, amores con intereses, Banderas -también Antonio- con cruces -también Penélopes-. Velocidad con tocino, Bárcenas y 'Bardenes'. La madre que le parió, un tío que tenía en Cuenca comunista y escritor, hermanos con pocas luces y primos alrededor. Primos por sangre en las venas y por creérselo 'tó'. Un español triunfando es de las mejores piezas a abatir con comentarios. Centro del punto de mira, mira tú por donde que ni tanto ni tan calvo. Que ni es tonto del todo ni del todo socialista.

Se coge un pedazo tío, se le vapulea un poco, se le saca el contenido a base de dogmatismos, se le coge por los pelos cuatro frases sin contexto. Los otros le eligen de ejemplo, le aplauden las tonterías, le tapan incoherencias y queda ese monigote al que darle a mano abierta. Ese españolísimo lema de leña al mono hasta que se parta la cadena. No importa lo mono que sea. Mono por guapo o de feria. Más depende de tu facción que de sus facciones buenas.

placeholder Javier Bardem. (EFE/Javier Lizon)
Javier Bardem. (EFE/Javier Lizon)

Otra nominación al Oscar pasando desapercibida ante la iluminación de alguno al poner foco al asunto de que Bardem no es cubano. Hace de uno de ellos en una película magnífica. Alguno apunta que robando el papel de su vida a alguien que seguirá siendo anónimo en aquella isla hoy perdida. Luego hasta el más capitalista, por creyente y practicante, reprochando la habilidad de ganar mucho dinero. Si para machacar al enemigo tengo que atacar a mis propios principios, pues se atacan, qué carajo, que están bastante por encima en la escala de mis logros derribar al enemigo que ser coherente u honroso.

No es país para el acuerdo. No quedan alegrías puras. Todas pasan el tamiz que separa a los tuyos de los nuestros. Cualquier cosa nos impide usar un general nosotros con un poquito de consenso. Hoy casi es ley del embudo. Por un lado me entra todo por el otro ni lo sueñes. Ni aunque te traigas dos Oscar, mil millones en divisas, no sé qué de marca España, turismo y lugar en el mapa. Aunque tengas cinco Goyas, un James Bond y unos cuantos piratas disfrutando del Caribe. Aunque desacredites regímenes con tu sueño americano, que una cosa es lo que dices y otras repartir grano.

Triunfan Bardem y Penélope. Triunfan los apriorismos. Triunfan los más radicales quizá solo porque chillan. Triunfa lo de blanco o negro. Lo simple frente a lo cuerdo. Hoy no se puede no mezclar tu criterio sobre Ucrania con la dicción de Bardem. Hoy van al mismo saco tu postura saharaui y tus me gustan de Netflix. Ahora ya no te dejan poner matices a nada ni en ningún lado, en ningún jodido tema. Ahora del formato 'tiktoktero' no sales ni en las tertulias. Mucho menos, del congreso. No hay debates ni diálogos, hay monólogos que se empujan por ganar algo de tiempo. Vamos por las conversaciones con un puñado de etiquetas que colgamos de un plumazo para pasar a otro tema.

placeholder Penélope Cruz y Javier Bardem, en el estreno de 'Todos lo saben'. (Getty)
Penélope Cruz y Javier Bardem, en el estreno de 'Todos lo saben'. (Getty)

Paremos esta sangría. Vamos a por los dos Oscar. Dejémonos de caínes gritándose en la pantalla, somos mucho más abeles. No exageremos la norma de que es bueno lo que es tuyo y horrible lo que es ajeno. Javier habla más que Nadal, ahí habría otro debate que podríamos abordar. No ofende quien nunca opina, pero es que hay que opinar. Y una opinión contraria nunca debería ser vara para medir algún mérito… y que ningún desacuerdo nos prive de las alegrías que da poder compartir nuestros éxitos.

Etiqueto, luego existo. En este mundo donde hablar por hablar tiende a faltar al cuadrado, despejamos ciertas incógnitas con la raíz de infinitas superficialidades. Bardem y su cruz, significarse, caldean el ambiente de la crítica. ¡A alinearse!, parece ordenar su nominación al Oscar. Y las corrientes de opinión se desbordan, columnas y comentarios abajo, inundando irremediablemente las veredas de la prensa. Saliéndose de los cauces de la mínima sensatez para dejar suficiente barro a su paso donde poder revolcarse.

Javier Bardem
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