Karina cuenta cómo sobrevivió a los intentos de abuso sexual y a un mundo machista
La cantante fue la invitada al podcast 'Estirando el chicle', presentado por Carolina Iglesias y Victoria Martín
Karina fue la invitada al podcast 'Estirando el chicle', y con su gracia y sentido del humor habituales contó numerosas anécdotas y desveló que se encuentra en un buen momento, pese a las dificultades que ha entrañado la pandemia del coronavirus: "Después de todo lo que estamos pasando no me puedo quejar. Estoy bien de salud. El trabajo, mal, las cosas como son. A ver si me entiendes, es complicado. La parte artística es lo primero que se cerró, aparte de eso se han empezado a abrir teatros, a hacer conciertos en salas pequeñas, con la separación... El 2020 lo tengo en rojo, como diciendo: 'No te quiero ni ver'. Ni recordar. Pasé la pandemia sola", dijo la artista de 75 años.
La cantante habló también con ilusión de su éxito viral 'ponte la mascarilla', que le ha acercado a un público más joven que tal vez conocía sus canciones por sus padres o sus abuelos: "Yo vivo sola en un apartamento pequeñito. Cerca de mi casa vive mi hija mayor, menos mal. La primera semana o los diez primeros días lo pasé mal, porque entro y salgo dentro de un orden. Estar de repente parada en casa era asfixiante. Mi hija me dijo que hiciera unos vídeos para que animara a la gente de mi edad y a la gente más joven que lo está pasando fatal. Me hice mi pequeño set en el salón, empecé muy tímidamente... Y poquito a poco me fui soltando, me empecé a disfrazar, a cantar, me salió lo de las mascarillas. Cogí una canción mía que grabé hace muchos años y pensé que le iba la letra. Fue un éxito inesperado".
Y tras esos vídeos virales, llegó otra red social que le encanta y en la que ha demostrado manejarse muy bien: "Empecé diario, luego un día sí y otro no... Y luego lo fui distanciando. Ahora con mi hija Rocío he descubierto TikTok y pasamos unas risas... Es mucho más corto. Hay chicas muy raras y hay que moverse muy rara. Me pongo detrás de ella que tiene mejor tipo que yo y se pone de lado, así que la que más se ve soy yo... Es muy difícil. Como yo soy así, si me sale mal, porque no me pongo un personaje... Le digo que lo borre, pero ya lo ha subido. Es muy divertido. Ha sido un descubrimiento interesante. Y para mí Instagram el primero fue de traca. Yo no lo sé subir. Con el móvil empiezo a trastear y no lo subo. El primero se lo mandé del revés y ella sí lo subió. Tuvo un montón de seguidores, aunque le pedí que no me pusiera del revés. Luego ya lo puso bien y fue muy divertido. Salió en todos sitios. El primero fue mundial y luego tuvimos más cuidado. Les estoy agradecida a los seguidores. Siempre lo digo, soy un poco cansina, me llaman 'la abuelita achuchable'. Me parece muy tierno. Soy abuelita, porque tengo tres nietos".
La conversación tomó otro cariz cuando habló habló de su pasado, en el que no era oro todo lo que relucía: "En aquellos tiempos y qué duro fue. En el 60. La familia llegamos a Madrid en septiembre de 1959. Se hacía un programa precioso que se llamaba 'Discomanía', que escuchaba con mi hermano Paco y mi madre, y mi madre estaba enamorada de Raúl Matas. Ni cortas ni perezosas no pusimos en la puerta de la cadena SER, porque en algún momento bajaría. No sabíamos cómo sería. Oímos un señor con un acento chileno y dijimos que debía de ser... Le preguntamos, era él, nos firmó una foto de él y nos puso 'para la familia de los ojos bonitos'. Mi madre la guardó. Ha sido el único que he pedido en mi vida. Pedí otro a través de mi hermano a los Beatles cuando vinieron a Madrid, porque él habla inglés".
Y, ojo, que Karina llegó a superar en las listas a los Beatles, lo que evidencia su estrellato en el mundo del pop, que la llevó a una posición de privilegio en el mercado de habla hispana. "Fui número 1 en España ocho semanas y en Inglaterra se preguntaban quién era quien impedía que fueran número 1 los Beatles como todo el mundo. Luego ya pasé al segundo...Mi canción era 'Las flechas del amor", recordó.
Sus orígenes, por cierto, no fueron fáciles y tuvieron mucho que ver no solo con la dictadura, sobre la que no se pronunció explícitamente, sino también con la moral que imperaba en la época: "Fue complicado, cuando vine a Madrid tenía 13 años. Era la menor de dos hermanos y mi padre lo llevaba fatal. Me gustaba muchísimo la música. En Madrid, en las radios había muchos programas musicales en directo con público, la gente cantaba con orquesta y era una aventura. Era una maravilla. Por ahí empecé por los concursos de radio, casi jugando, como de broma. Siempre decía que no me iban a elegir, pero al final me elegían".
El origen de su nombre
Otra anécdota significativa tiene que ver con los planes que su padre tenía para ella, que, como decíamos anteriormente, estaban estrictamente relacionados con lo que se esperaba de una mujer de su generación: "Mi padre estaba absolutamente convencido de que me tenía que preparar para casarme y él tenía un candidato, un amigo de mi hermano. Te digo por experiencia que la cocina se me daba regular y si se te da regular se enfadan. Ahora está muy de moda, menos mal, pero antes era difícil, no sabían ni freír un huevo. Y yo iba a los concursos con mi hermano, que era mi confidente, pero no lo sabía mi madre. Íbamos a escondidas a las preselecciones, pero cuando ya me eligieron se lo tuvieron que decir. Me tenía que comprar un vestido nuevo... Mi madre se lo tomó bien, me ayudó mucho, me apoyó mucho, porque pensaba que se me pasaría. No se me pasó. Ya no se me pasa. Me dediqué a la música. De mi nombre verdadero, Maribel, pasé a Karina".
Y contó el origen de su nombre, que nos lleva a otro ídolo de la infancia de los nacidos entre los años 60 y 70: "Yo hice un jingle publicitario que llegó al director general de Hispavox, con la que firmé después. Y decían que Maribel Llaudés... Además se llevaban en aquella época los pseudónimos, los nombres cortos. Antes habían salido Marisol y Joselito. Me buscaron un nombre... Pasó por allí Torrebruno, cuya guitarrra era casi más grande que él. Y me dijo: 'Qué chica más carinna'. Y de ahí surgió el nombre. Me explicaron que significaba como un chica cariñosa, bonita... Y entonces dije que sí, pero lo pusimos con K".
La cantante contó también cómo era salir adelante en un mundo regido por hombres, que no se veían contestados ni en privado ni socialmente por determinados comportamientos que ahora son censurados y en algunos casos constitutivos de delito: "Era una jungla, porque además nada más había hombres, chicos... Había algún joven dentro de las empresas, pero los directivos eran hombres mayores. En aquella época, un señor de 40 me parecía muy mayor porque yo tenía 15. Había que torear situaciones un poquito incómodas. Procuraba no ir sola a los ensayos, con mi hermano, con alguna amiga, con mi madre. Siempre había eso de tocarte el hombre, el brazo, en verano que vas con tirantes, como que les gustaba más... Además notas cuando es una nota amistosa, de cariño, y cuando va más allá es a ver cómo reaccionas tú. Si reaccionas respondiendo al tema, hay tema. Si reaccionas como yo, que decía que me iba... Fue difícil. Lo que pasa es que me rodeé de gente joven, muy afín a mí y sobre todo mi hermano, que me ayudó muchísimo. También mi madre. Si iba sola a algún sitio, mi madre decía que fuera por la mañana".
Debería haber ganado más dinero
Sobre las ganancias que tuvo y lo que podría disfrutar ahora, subrayó que uno de los grandes problemas fue su desconocimiento del negocio y la carencia de información, en un mundo en el que internet era ciencia ficción: "No ya millonarias, pero sí tener un estatus cómodo, pero no lo permitieron. Fueron unos años muy duros, los 60 y los 70. Hasta el 76, 77 o 78 casi... A los 80 se empezaron a abrir las cosas y se empezaron a ver las cosas. Fueron años de discos muy vendidos no solo en España. De América no cobraba prácticamente nada, yo no podía controlar las ventas, ni siquiera las de España. Imagínate las de México, las de Estados Unidos, en Cuba, donde vendí discos por un tubo. Yo no tenía nada para enfrentarme a ese señor que decía que se recibía poco. Si mandaban un disco allí, sería para tener algún beneficio. Los directos sí que los cobrábamos".
Karina tuvo ventas millonarias en la época y fue muy consciente de que su música festiva era un aliciente para una sociedad en la que no había las libertades civiles de las que disfrutamos en la actualidad y en la que había un gran porcentaje de la población desfavorecido en términos económicos. "Los singles eran relativamente baratos, se vendían como rosquillas. Siempre se presentaban en un programa musical un sábado y el lunes se petaba. También era una época en la que alegrabas y distraías. Había muchos problemas y la gente necesitaba distraerse y tener esperanza. De ahí el título de la canción de Eurovisión, 'En un momento bueno'. Se necesitaba hablar con tranquilidad, sin decir que fuera había alguien que te podía dar un palo".
Situaciones muy desafortunadas
¿Fue acosada la cantante en una era en la que no existía el movimiento Me Too? Esta fue su respuesta, que hizo extrapolable a otras compañeras que vivieron situaciones parecidas y que, tal vez, no tuvieron tanta suerte, como al parecer habría sido el caso de Marisol: "De repente un directivo te proponía llevarte a casa, porque yo no conduzco. Te sentaba en el asiento del copiloto. Las marchas se llevaban abajo y siempre había un roce con la pierna o en la mano. Era incómodo. Muchas veces ya decía que había llamado a un taxi. Igual no lo había llamado, pero tuve la picardía de hacerlo... Era una situación incómoda. A mí hay pocas cosas que me molesten, pero eso de que me llamaran 'estrecha' me ponía mala. Es que simplemente no me gustaba. Si a mí me pone un muchacho de 20 años, supermono, superaseado, no me importa que me roce la mano o incluso la pongo yo... A ver si me comprendéis. Me daba mucha rabia. Como venía de una familia muy creyente e iba a misa, me decían eso. No era estrecha, iba con gente que me gustaba y de mi edad. No lo decía en alto porque si no, no me grababan. Lo decía en casa".
Además, puso un caso concreto en el que las cosas fueron mucho más allá: "Eso ha sido muy habitual en aquella época y... menos mal que entre nosotros los intérpretes hacíamos piña. Nos acompañábamos. A mí me pasó una cosa con un periodista que me llevó para hacer un reportaje muy bonito con una revista una tarde en la que salía muy guapa con un tono de luz que salía muy morenita. Se me echó encima. Palabra de honor. Se me acercaba con la cámara... Menos mal que tenía detrás casualmente un árbol, me caí del árbol. Si no me hubiera caído al suelo. Sacó un reportaje muy bonito al final. En general, no quiero ser aquí abanderada de nada, había muchos hombres en esa época que se creían que tenían derecho a todo".
El machismo y la impunidad de ciertos directivos fueron muy habituales en los años en los que ella era una gran estrella: "Los años 60 fueron muy complicados. Las que pudimos salir adelante sin grandes traumas, pero ha habido compañeras que sí han tenido peor suerte, podemos decir que fueron muy duros, muy machistas. La situación era: 'Yo soy el que mando y tú eres una hormiguita'. Aunque yo sea un producto, tú estás ganando dinero también. Es un equipo de gente. Todos estamos ganando dinero y el que menos ganaba el artista. En Estados Unidos los royalties son más altos, en España tal vez era un 3 por ciento. Yo llegué a cobrar un 1,5 por ciento del primer contrato. De 'Las flechas del amor' se vendieron un millón y medio de copias. Mi familia y yo no sabíamos si era mucho o poco, creíamos que era lo normal. Cuando lo supimos nos dijeron que era como una migajilla. Después lo subieron al 3".
La homofobia de la época
Le recordaron a Karina una ocasión en la que acudió vestida con un traje de hombre a un plató de televisión, lo que también suscitó comentarios homófobos: "No era una adelantada a mi tiempo, era una muchacha moderna. Además, veía, me molestaba en mirar revistas de moda. Me gustaba mucho la moda francesa, todo lo que sacaba Sylvie Vartan, Françoise Hardy... Creo que fue a Julie Andrews, que hizo 'Víctor o Victoria', vi una foto, que estaba rodando. La vi vestida en esmoquin y me pareció bonito. Me fui a un sastre de mucho prestigio en Madrid y me hice un traje de chico con mi camisa y mi corbata a juego. Así me presenté en televisión a hacer una entrevista. Me había puesto lo mejor que tenía en mi armario. Gracias por recordarlo, porque poca gente lo ha valorado. Me pareció romper un poco con el vestidito, la falda midi, la mini... Enseguida pensaron que no sería que yo fuera... por vestirme de chico. A mí me daba igual, porque, fuera o no fuera, qué más daba. El hábito no hace al monje. Era un traje, ya está. Podía haber sido de falda, pero no me apetecía. Me llamó la atención esa mujer de esmoquin. Tenía su lado negativo de que la gente te miraba de reojo. Incluso entra las mujeres, entre las compañeras. No era un traje de chico, era un traje hecho para mí, les decía. Anda que no hay ahora...".
En el podcast también destacaron que a Karina le encanta viajar y uno de sus destinos. favoritos: "Me encantan París y Roma. París es una maravilla. Llegar a cualquier sitio, sentarte a mirar... Tomarte lo que sea, un café, que están riquísimos, los croisants y los brioches. Me gusta mucho, de vez en cuando, cuando he podido... Como está todo tan caro, ya no se puede".
Y recordaron un viaje especialmente divertido que acabó costándole dinero, aunque lo hizo por motivos estrictamente profesionales: "Fue idea de Valerio Lazarov, porque TVE le pidió un programa especial precisamente de Osaka, donde se celebraba la Expo. Sin muchos medios, pensó que nos fuéramos a Japón a la Expo 70. Televisión Española alucinó. El vuelo hasta Japón eran 36 horas, había que hacer escala. Era una odisea llegar a Tokio. Grabó sin permiso, con la cámara... No hablaba muy buen inglés. Había que ver lo que nos salió, era de risa. Él llevaba una pequeñita para disimular mientras otro grababa. Antes llegaron Massiel y Julio Iglesias. Cuando llegamos Miguel Ríos y yo, el dinero ya se lo habían gastado. Mi hermano, que era muy precavido, me dijo que llevara dinero por si pasara algo. Antiguamente no había tarjetas, pero había cheques de viaje. En aquella época llevé 100.000 pesetas en mi bolsita. En mi pasaporte ponía estudiante. En las escalas me ponían con la gente normal, pero a Miguel Ríos como ponía músico le ponían en una habitación solo. Cuando lo renové, puse 'cantante'. Cuando llegamos a Tokio lo primero que nos dijeron era si teníamos dinero. Les mostré mis cheques de viaje y se los quedaron. Llevaban los pobres casi sin comer dos días, solo comían arroz blanco porque era gratis".
Su paso por Eurovisión
Karina también rememoró cuando participó en Eurovisión (en la preselección, 'Pasaporte a Dublín', entre otros, participaron Concha Márquez Piquer, Nino Bravo, Rocío Jurado y Encarnita Polo) y quedó segunda. Uno de los grandes hitos de su carrera y alcanzado por muy pocos artistas de nuestro país. "Se hizo la única película sobre Eurovisión que hay, me parece. Fue increíble. En aquella época era como una Champions. Igual no tanto. Se paraba el país y había muy poca gente en la calle. (...) No tenía presión por la casa de discos y TVE, pero yo por mí sí tenía mi pellizquillo de no quedar muy mal. Anterior a mí había ido Julio Iglesias en 1970 y quedó el cuarto. Quedé la segunda, fue una medalla de plata, hablando en términos deportivos. Llevé un vestido de op art, como se decía en la época. Tenía agujeros en las mangas y en la parte de abajo y le llamaban la gatera, aunque por ahí no salió nunca un gato", dijo entre risas.
Karina fue la invitada al podcast 'Estirando el chicle', y con su gracia y sentido del humor habituales contó numerosas anécdotas y desveló que se encuentra en un buen momento, pese a las dificultades que ha entrañado la pandemia del coronavirus: "Después de todo lo que estamos pasando no me puedo quejar. Estoy bien de salud. El trabajo, mal, las cosas como son. A ver si me entiendes, es complicado. La parte artística es lo primero que se cerró, aparte de eso se han empezado a abrir teatros, a hacer conciertos en salas pequeñas, con la separación... El 2020 lo tengo en rojo, como diciendo: 'No te quiero ni ver'. Ni recordar. Pasé la pandemia sola", dijo la artista de 75 años.