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Cómo se gestó el 8M: los inicios y el porqué feminista del 8 marzo y las mujeres
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Cómo se gestó el 8M: los inicios y el porqué feminista del 8 marzo y las mujeres

La lucha de las mujeres por alcanzar la igualdad de derechos y oportunidades en la sociedad viene de lejos, y cada 8 de marzo se recuerda que sigue

Foto: Ciudadanos en la marcha convocada en Madrid para el 8 de marzo 2022. (EFE)
Ciudadanos en la marcha convocada en Madrid para el 8 de marzo 2022. (EFE)

Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer. Una fecha señalada, un día que conviene recordar por muchos motivos, pues no se trata de una fecha seleccionada al azar, sino que lleva el peso de la batalla por una vida más justa, por reivindicar unos derechos por los que se ha tenido que luchar, en ocasiones hasta perder la vida, y que dista mucho de ser la celebración frívola que en ocasiones se considera desde algunos sectores.

Esta es una fecha controvertida por muchos motivos, pero lo ha sido aún más en los últimos años, en los que han ido alzando la voz algunos detractores que parecen ver en este día un peligro mayor que en otros o que consideran que las cosas deberían hacerse de otra manera. Por suerte, muchos son los rostros conocidos que, en ocasiones anteriores, han mostrado su apoyo incondicional a esta reivindicación, tanto en las concentraciones físicas como las manifestaciones virtuales que se convocaron a raíz de la pandemia. Ahora, se pueden recuperar los encuentros, como el organizado por Vanitatis, repasar lo conseguido gracias a figuras como la de la feminista y política Carmen Calvo o seguir mirando hacia delante, con nuevos objetivos por conseguir, como seguir aumentando la presencia femenina en profesiones hasta ahora copadas por hombres.

8M: una fecha que pasó a la historia

placeholder Mujer siendo detenida en Londres por la policía. (Getty/Hulton Archive)
Mujer siendo detenida en Londres por la policía. (Getty/Hulton Archive)

Se podrían haber seleccionado otras muchas fechas para conmemorar este día, sin embargo, el 8 de marzo pasó a la historia por derecho propio. Hay muchas teorías, muchas posibilidades y muchas curiosidades en torno a ella, pero parece que la más aceptada tiene que ver con la huelga organizada en Nueva York en 1857, durante la Revolución Industrial. Esta revolucionó la forma de trabajar, pero no cambió la manera en la que se trataba a las mujeres, que se incorporaban al mercado laboral, muchas eran explotadas y no había una ley que las protegiera.

Las trabajadoras textiles consideraron necesario plantarse y exigir que esto se comenzara a considerar un problema, por lo que convocar una huelga y lanzarse a las calles fue la opción que escogieron. Exigían salarios más justos y condiciones laborales más humanas, con menos horas de trabajo -las jornadas podían llegar a alcanzar las 12 horas a cambio de un salario miserable- y el fin del trabajo infantil. Esta fue una de las primeras manifestaciones para luchar por sus derechos, fueron detenidas por ello, pero la chispa ya había prendido.

Años después, el 8 de marzo de 1908, las obreras volvieron a llenar las calles, más de 20.000 mujeres recorrieron la misma ciudad, esta vez al grito de 'pan y rosas', de nuevo reivindicando una mejora en las condiciones laborales y en busca de una seguridad económica (pan) y una mejor calidad de vida (rosas). A partir de ese momento, los movimientos reivindicativos no cesaron. En 1910, se reconocía el Día Internacional de la Mujer Trabajadora en Copenhague, a propuesta de Clara Zetkin, donde también se demandaba el sufragio universal para todas las mujeres con el objetivo de promover la igualdad de derechos.

placeholder Sufragistas pidiendo el voto para la mujer en Estados Unidos. (Getty/Keystone)
Sufragistas pidiendo el voto para la mujer en Estados Unidos. (Getty/Keystone)

Se aprobó por unanimidad entre las más de 100 mujeres de 17 diferentes países que habían acudido a la cita. En esta ocasión no se fijó una fecha concreta para este día, pero sí se estableció el mes de marzo para ello, más adelante se fijaría el día 8 en conmemoración de esos primeros movimientos. En 1911 se celebró por primera vez el Día Internacional de la Mujer Trabajadora -el 19 de marzo al principio, aquí en España Día del Padre- y, pocos días más tarde, se producía el terrible suceso que marcaría un antes y un después en la historia: el incendio de la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York.

Fue un 25 de marzo y, según cuenta la historia, una colilla mal apagada fue la causante del incendio de la fábrica. Los dueños de la misma habían cerrado las puertas para evitar que las trabajadoras robaran restos de telas, aunque también se dice que lo hicieron con la intención de mantener a los sindicalistas alejados, pues alentaban a reclamar mejoras laborales. La fábrica ocupaba los tres pisos superiores de un edificio de 10 plantas y en ella trabajaban en terribles condiciones unas 500 personas, la mayoría de ellas mujeres jóvenes e inmigrantes, de origen judío e italiano. Tras comenzar el fuego, se desató el caos, las escaleras de los bomberos solo llegaban hasta el sexto piso, las de incendios se desplomaron con el peso de la gente intentando salir y, huyendo de las llamas, algunas personas incluso se lanzaron al vacío. Se estima que murieron 123 trabajadoras (y 23 hombres); la más joven de ellas apenas tenía 14 años, la mayor, 43.

Un movimiento con historia

Aunque es durante estos años cuando comienza la lucha organizada y colectiva, los movimientos feministas ya llevaban tiempo formando parte de la sociedad, reclamando una igualdad que siempre les ha sido negada. De hecho, durante la Revolución francesa (siglo XVIII), las mujeres marcharon hacia Versalles junto a los hombres, reclamando igualdad social, pues vieron que la lucha de clases no tenía en cuenta su género. En la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, de Olympe de Gouges, se propone la emancipación femenina, así como la equiparación de derechos entre hombres y mujeres, pero sobre todo se esperaba conseguir el derecho al sufragio como herramienta para conseguir todo lo demás.

No sucedió así, aunque esto no acabó con las reclamaciones, sino que hizo notar la necesidad de luchar para conseguir sus propios objetivos. Este fue el papel que interpretaron las sufragistas a lo largo del siglo XIX, tiempos convulsos por muchos motivos y también por la lucha por conseguir los merecidos derechos, porque estos no fueron obtenidos como premio, se luchó encarnecidamente para lograrlos, motivo por el que dar un paso atrás nunca fue una opción. Estos movimientos fueron especialmente relevantes en Estados Unidos y en Europa. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, las mujeres consiguieron el derecho al voto en casi todos los países europeos.

El derecho a decidir

Este fue un largo camino, que también pasó por defender el derecho a recibir una educación similar a la que los varones recibían. Hasta 1910 las mujeres no pudieron acudir a la universidad en igualdad de derechos que los hombres en España, algunas de ellas lo hicieron, pero aprovechando que no existía una ley explícita que lo prohibiera, no se contemplaba la posibilidad de que una mujer quisiera estudiar o lo necesitara para cumplir con las funciones que la sociedad esperaba de ella. Con esta ordenanza, se autorizaba por igual la matrícula de alumnos y alumnas.

placeholder Mayo de 1913, sufragistas reunidas por sus derechos. (Getty/Hulton Archive)
Mayo de 1913, sufragistas reunidas por sus derechos. (Getty/Hulton Archive)

La lucha feminista siempre ha tenido un cariz social, pero también de género. Reivindicaciones en busca de una vida más justa como ciudadanos, pero también ha sido -y continúa siendo- una batalla por el derecho de cada mujer a decidir sobre su propio cuerpo. Esto tuvo una especial relevancia a partir de los años 60, en los que las mujeres toman conciencia de sus propios cuerpos y comienzan a pelear por ellos. A favor de una sexualidad propia, libre y satisfactoria, alejándose de esa imagen que hasta el momento se tenía de la sexualidad femenina, orientada hacia la maternidad. El uso de anticonceptivos o la interrupción del embarazo son solo algunos de los derechos conquistados.

8M: la importancia del Día Internacional de la Mujer

En países como España, las legislaciones cada vez van avanzando más hacia esa deseada igualdad, lo que no quiere decir que no queden metas por conquistar y alcanzar. De hecho, este día se continúa celebrando porque todavía es necesario y lo será hasta que esa igualdad sea real. Los retos y desafíos a los que se enfrentan las mujeres no son iguales en todos los países, algunos tienen reivindicaciones más urgentes que otras, pero lo cierto es que todas ellas son relevantes a la hora de seguir superando obstáculos.

Uno de los problemas más acuciantes dentro del movimiento es la lucha contra la violencia machista, una lacra de la sociedad que por suerte cada vez tiene más visibilidad, lo que por desgracia no ha hecho que desaparezca. La pobreza es otra de ellas, pues afecta a un mayor número de mujeres que de hombres.

placeholder Manifestantes feministas en Bilbao en 2019. (EFE)
Manifestantes feministas en Bilbao en 2019. (EFE)

También se suele poner el foco en otras desigualdades, como las salariales o las profesionales, pues siempre suele haber más hombres en los puestos de poder. Es importante destacar el papel de las mujeres en la vida familiar y cómo para ellas es más complicado poder compaginarla con su vida profesional y personal. Ellas siguen siendo quienes cargan con el peso de la organización de los hogares y de los cuidados de los hijos y las personas dependientes (salvo en algunas ocasiones).

La lucha sigue: movimientos más sonados

Bien se podría pensar que estas luchas y reivindicaciones son cosa del pasado; de hecho, no son pocas voces las que anuncian que la lucha feminista no tiene sentido en la sociedad occidental actual. Sin embargo, parecen olvidar que todavía estamos recorriendo un largo camino y movimientos muy recientes, como el MeToo, son prueba de ello. Aunque hacía tiempo que esta expresión se empleaba, fue la actriz Alyssa Milano (una de las hermanas Halliwell en ‘Embrujadas’) quien lo popularizó -aunque en realidad fue la activista Tarana Burke quien comenzó a usarlo años antes-, animando a las mujeres a compartir sus experiencias de acoso y agresiones sexuales junto a esta etiqueta.

placeholder Alyssa Milano, apoyando a una denunciante de abusos sexuales. (EFE/Michael Reynolds)
Alyssa Milano, apoyando a una denunciante de abusos sexuales. (EFE/Michael Reynolds)

Esto destapó uno de los mayores escándalos de Hollywood, una industria liderada por hombres que, de forma sistemática, se han ido aprovechando de su posición de poder para someter a las mujeres, haciendo destacar un nombre por encima del resto, el del productor Harvey Weinstein. Esto abrió un debate a nivel internacional -uno que siempre había estado en el aire, pero no contaba con rostros tan conocidos denunciándolo de manera directa-, una llamada de atención ante estas agresiones evidentes y otras que hasta la fecha no se habían considerado como tal por parte de una parte de la población.

Micromachismos habituales, comportamientos poco afortunados o abusos de poder como los que se producen entre algunos famosos y sus seguidores, que en ocasiones no llegan a ser delictivos, pero que se mueven entre las sombras de la moralidad. Este movimiento tuvo repercusión a nivel mundial, también en España, donde no faltaron actrices, como Aitana Sánchez-Gijón, Carla Hidalgo o Leticia Dolera, que dieron un paso adelante para confirmar que ellas también habían pasado por ello.

De las reivindicaciones en la calle al ‘purple washing’

El feminismo no es un movimiento único, existen diferentes corrientes que defienden diferentes luchas y objetivos, no todos ellos compatibles, como la existencia de un movimiento transexcluyente o un feminismo que no olvida la lucha de clases o la importancia de incluir a las mujeres racializadas. Sin embargo, es común para todos ellos la importancia de tener un día en el que reivindicarse, que no celebrar, de unir a todas las mujeres del mundo, denunciando casos concretos, como el de quellas que sufren una guerra, para denunciar que todavía esa igualdad parece lejana.

Esto ayuda a concienciar sobre la importancia de empoderar a las mujeres, proteger sus derechos y garantizar que puedan alcanzar su potencial, pues nos recuerda que en el mundo sigue habiendo mujeres que son forzadas a casarse en contra de su voluntad, que son esterilizadas o violadas, incluso por sus cónyuges -sin que hasta hace relativamente poco esto fuera considerado una violación-, que no tienen acceso al aborto de forma legal o que son acosadas de forma sistemática por el mero hecho de caminar por la calle, que no pueden controlar lo que sucede con sus cuerpos.

placeholder Manifestación en Valencia con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres bajo el lema 'Estamos hartas de todas las violencias machistas'. (EFE/Ana Escobar)
Manifestación en Valencia con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres bajo el lema 'Estamos hartas de todas las violencias machistas'. (EFE/Ana Escobar)

Una reivindicación necesaria, pero que se encuentra con algunas dificultades extra, como la comercialización del concepto. Esto, que en algunos sectores se conoce como ‘purple washing’, se refiere al hecho de acordarse del feminismo y las mujeres solo cuando viene bien, como para defender una opinión controvertida o en las fechas cercanas al Día de la Mujer, empleando esta efeméride incluso para hacer dinero o para mejorar la imagen de una marca de cara a su público, mientras que el resto del año no hacen nada para avanzar en la consecución de esos derechos que se reclaman.

Se llama así porque el color morado se ha convertido en el escogido para representar el movimiento. Las teorías de por qué este es el color elegido son varias. Una de ellas señala que es porque se trata del resultado de la mezcla del rojo y el azul (femenino y masculino, pues el feminismo aboga por la igualdad). Otras apuntan a que es porque simboliza el poder que corre por las venas de cada mujer para defender sus derechos (esto se atribuye a la activista británica Emmeline Pethick, que fue quien explicó esta elección). La tercera de las teorías nos lleva de nuevo al incendio de la fábrica de camisas, donde se dice que este era el color de las telas con las que estaban trabajando y el del humo que se alzó sobre el edificio al arder.

Esta fecha se ha reivindicado de muchas formas diferentes, algunos años de forma más leve, otros con grandes huelgas, como esa a la que se sumaron muchos rostros conocidos, caso de Ana Rosa Quintana o Susanna Griso. Así, el 8 de marzo está dedicado a destacar el camino recorrido y el que queda por andar, pues parece que la meta todavía está lejana.

Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer. Una fecha señalada, un día que conviene recordar por muchos motivos, pues no se trata de una fecha seleccionada al azar, sino que lleva el peso de la batalla por una vida más justa, por reivindicar unos derechos por los que se ha tenido que luchar, en ocasiones hasta perder la vida, y que dista mucho de ser la celebración frívola que en ocasiones se considera desde algunos sectores.

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