Así ha sido el viaje de Leiva a Nueva York para conocer a un viejo rockero

Parece que al que fuera integrante de Pereza le gusta codearse con las mayores leyendas de la música. Claro, ¿y a quién no? Si hace unas semanas podíamos disfrutar de la actuación que dio en los Premios Goya celebrados en Valencia junto a su gran amigo Joaquín Sabina, en esta ocasión Leiva ha viajado un poco más lejos para conocer a otro mito.

Como ha relatado él mismo en un extenso y emotivo post en su cuenta de Instagram, el artista español ha hecho las maletas para cruzar el charco y poner rumbo a Nueva York. Pero no lo ha hecho en plan turismo romántico como Álvaro Muñoz Escassi y María José Suárez. Leiva tenía una misión.

Esa misión era ver en directo nada menos que a una de las mayores estrellas de todos los tiempos, el guitarrista de The Rolling Stones, Keith Richards. Leiva, al que ya habíamos visto por la Gran Manzana en 2019 como invitado sorpresa e inspiración de Gabriela Hearst en la NYFW, nos mostraba ahora unas cuantas imágenes suyas "caminando por East Village, uno de mis barrios favoritos".

Luego confesaba el motivo del viaje: "Hace unos días fui ver a Keith Richards con los X-Pensive Winos al Beacon Theatre de Nueva York", decía el músico antes de aclarar que allí rodó Scorsese el documental 'Shine a Light' con el legendario grupo inglés.

"Mi amiga Gabi consiguió dos butacas muy buenas bien cerquita del stage. Lo que no esperaba ni remotamente es que [el diseñador] John Varvatos nos invitaría a asistir al ensayo de Keith el día previo al show", confesaba después emocionado.

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"Éramos ocho o nueve personas. Tomamos unos tragos del tequila de John antes de entrar, que me vinieron de cine. ¡Iba demasiado excitado!", reconocía sus nervios Leiva.

"Estuvieron casi dos horas tocando y jameando. Conectados, sonrientes y superentrañables. Keith con su sonidazo deslavazado y único, tocando poco pero certero. Con la grasa de ampli perfecta y sin pedales. Sacó dos Telecas 53 con su clásica afinación abierta sin el Mi grave, como le enseñó Ry Cooder. También una Gibson acústica para 'You got the silver' que me pareció una L-00 30’s", siguió diciendo en unos términos que tan solo apreciarán los muy conocedores del mundo de las guitarras.

El colofón de aquella experiencia inolvidable, incluso para alguien acostumbrado también a llenar estadios, fue cuando entraron unos minutos al backstage. "Keith se estaba marchando ya, me dio un montón de apuro molestarle. ¡Me hubiera lanzado a su cuello como un chiquillo!, pero que siga la magia", reconocía.

"Me gusta pensar que se cambió de ropa en una cabina telefónica y se fue volando a casa", terminaba Leiva su historia, haciendo buena, quizá, aquella máxima de "nunca conozcas a tus héroes".