Isabel Pantoja irá con su hermano al juzgado: su entorno nos describe sus horas más bajas

Este martes 22 de marzo, Isabel Pantoja vivirá uno de sus días más complicados. La cantante hará su primera aparición pública tras la muerte de su madre para sentarse de nuevo en el banquillo de los acusados. En el Juzgado de lo Penal número 5 de Málaga, Isabel tendrá que comparecer como administradora única de la sociedad Panriver56 y responder por una supuesta venta irregular de la casa Mi Gitana, en Marbella, donde convivió con Julián Muñoz.

La Fscalía Provincial solicita en el escrito de acusación una pena de tres años porque entiende que fue “cooperadora necesaria de un delito de insolvencia punible”, intentando eludir el pago de una deuda. Para Isabel, enfrentarse a un nuevo juicio es muy doloroso. Viajará a Málaga desde Cantora, donde ha permanecido estas semanas, en compañía de su hermano Agustín. La cantante ha pedido a tres amigos de mucha confianza que se queden en la finca durante su ausencia, ya que teme también poder ser víctima de un robo o visita indeseada si se va. Estos últimos días ha estado muy nerviosa, sigue muy delgada y sus horarios están alterados.

Según cuenta una persona de su entorno a Vanitatis: “Lo ha pasado francamente mal, ha intentado retrasar este juicio aduciendo problemas de salud, pero finalmente no ha podido ser. Volver a Málaga remueve en ella muchos sentimientos negativos. Ella prácticamente duerme de día porque se acuesta muy tarde, normalmente suele ver series y novelas en la tele durante la noche, llega a acostarse a las siete de la mañana y levantarse a las seis de la tarde. No atiende el teléfono y como mucho lo que hace es dar un paseo por el campo”.

Isabel no es la única implicada en este juicio, también estará la constructora marbellí Codabe. Al parecer, la cantante tenía una deuda con esta constructora que a su vez mantenía otra deuda con otra constructora, Hormofer, y los juzgados decidieron que Isabel debería pagar a la segunda constructora, pero el dinero llegó a la primera, mediante un acuerdo entre ambas partes, y fue entonces cuando Hormofer decidió querellarse contra Panriver y Codabe por entender que “se beneficiaron mutuamente en perjuicio de sus derechos de crédito”.

Se solicita para cada uno de los administradores de ambas sociedades, por un delito de insolvencia punible, una pena de tres años de prisión y una multa de 18 meses con una cuota diaria de 20 euros, lo que supone el pago de 10.800 euros. Se pide también la nulidad del acuerdo extrajudicial entre ambas empresas.

Esta aparición pública de Isabel Pantoja será la primera desde que falleció su madre el pasado 29 de septiembre a los 90 años. En estos seis meses, además, la cantante ha vivido un distanciamiento público de sus hijos, Isabel y Kiko. Con este último no tiene contacto actualmente ni tampoco con su mujer, Irene Rosales. La nuera de Isabel, en un encuentro informal con los periodistas que la esperaban el lunes a la puerta de su casa, declaró que “no voy a entrar en ese tema, pero por supuesto que le deseo suerte y que todo vaya bien”.

Si todo sale bien, la cantante volverá a subirse a un escenario el próximo 24 de mayo en Buenos Aires, en un concierto en el estadio Luna Park. La capacidad del estadio es de 6.000 personas y los precios de las entradas oscilan entre los 45 y los 99 euros. El año pasado tuvo que suspender debido a la pandemia dos conciertos que tenía previstos en Chile (el 6 y 7 de noviembre) y que deben celebrarse este año, así que su última actuación, de momento, es la que ofreció en Jerez de la Frontera en el 2021 en el Tío Pepe Festival. Una gala especial ya que el abuelo de la cantante fue un afamado cantaor jerezano, Pipoño de Jerez.

Una nueva vida

Aunque Isabel sigue manteniendo el apoyo de sus fans incondicionales y está considerada una de las grandes de la copla, parece que si hubiera podido elegir estaría ya retirada de los escenarios. Ha cumplido 65 años, pero sus numerosas deudas económicas la obligan a seguir trabajando. Una de las pocas personas que mantiene contacto directo con ella nos afirma: “Ella trabaja por necesidad, no es una cantante vocacional. Recuerdo una vez que comprando lotería se gastó una cantidad de dinero muy alta y cuando le preguntamos que por qué buscaba el premio, que bastante premio era poder tener su garganta, ella dijo que si le tocara la lotería cantaría en el cuarto de baño. Empezó trabajando siendo muy niña y lleva ya muchos kilómetros, viajes y escenarios recorridos. Siempre dice que donde se siente a gusto es en su casa”.

Tampoco sorprendería que aprovechara en mayo su viaje a América Latina para buscar un sitio donde instalarse. Tras fallecer su madre y dados los problemas que tiene con sus hijos, empezar una nueva vida al otro lado del océano es una de las ideas que la cantante ha barajado.