Pablo, de 'Maestros de la costura': bakala, sostenible y su vida amorosa

La quinta edición del talent show 'Maestros de la costura', en la que en un principio seis nuevos aprendices competían con seis exconcursantes que ya habían pasado por el taller, llega a una final que coronará a una nueva promesa del diseño. A lo largo de los sucesivos programas hemos ido conociendo a los siempre peculiares participantes, que vuelven locos en cada entrega al jurado que forman Lorenzo Caprile, María Escoté y Palomo Spain.

Así hemos sabido, por ejemplo, que Eduardo Navarrete fue drag queen con el apodo de la Nenuco, que a Lili la trajo 'secuestrada' su madre al programa o que Lluís ha cosido para la realeza europea. Ahora es el turno de conocer los secretos que esconde el valenciano Pablo, un gran aficionado al upcycling al que le encanta visitar los mercadillos para adquirir prendas que transformar en otras completamente diferentes y que, ahora, es finalista de la edición.

Porque si su compañero Borja es el rey de los plisados e Isabel la emperatriz de los kimonos, el de Alboraya destaca por su tenacidad y buen ojo haciéndose con gangas con las que crear nuevas prendas. Con este upcycling que practica –una unión de los conceptos reciclar (recycling) y mejorar lo que ya tienes (up)–, Pablo se une a la corriente a favor de la reutilización y transformación de materiales usados para crear otros nuevos.

Así, le hemos visto lucir en las distintas entregas de esta edición de 'Maestros de la costura' un conjunto de dos piezas que antes era un mantel o un outfit que en origen fue una falda vaquera larga. Todo por seguir cultivando un estilo que él denomina "experimental".

A sus 23 años, este extrovertido joven proviene de una familia donde el hilo y la aguja siempre han estado muy presentes, ya que sus abuelas son grandes costureras. Sin embargo, él acabó en este mundo casi por casualidad, puesto que no pudo entrar en la carrera de diseño gráfico porque no quedaban plazas y terminó matriculándose en diseño de moda.

Inmediatamente reconocible por una estética que nos recuerda a aquella mítica 'ruta del bakalao' valenciana, Pablo se reconoce aficionado a la música tecno, dice que el negro es el color que mejor le sienta, trabaja como mozo de almacén un día al mes y asegura que su sueño sería vestir a estrellas de la música como Bad Gyal o Miley Cyrus.

Muy concienciado con la contaminación derivada de la industria textil, se declara a favor de lo sostenible; por eso, en muchas ocasiones, se sirve de materiales reciclados para confeccionar sus prendas. En su cuenta de Instagram, donde tiene todavía poco más de seis mil seguidores, que aumentarán a buen seguro si consigue la victoria este año, se centra en su faceta más profesional, sin dejar entrever muchos detalles sobre su vida privada. Sí que hemos asistido, no obstante, a un pequeño flirteo entre él y otro concursante, Lluís.

"Pablo y yo somos novios", decía el catalán sobre su compañero después de que Eduardo confesara haber sido testigo del primer 'piquito' entre ambos. "Nos llevamos muy bien, nos estamos conociendo, pero como amigos. Sí, somos el agua y el aceite, pero bueno, nunca se sabe, ¿no?", decía enigmático Pablo al respecto. Aunque las ilusiones de los espectadores de vivir un romance en esta edición de 'Maestros de la costura' se desvanecían cuando su efímero romance se evaporaba a la semana siguiente.

Así, no es de extrañar que Pablo defina como "nula" su vida amorosa. Lo hacía cuando aparecía por sorpresa haciendo doblete televisivo en el programa 'First dates crucero', que presenta Jesús Vázquez. En el programa de citas se definía como una persona "caótica", asegurando que "algo que me representa ahora sería el espíritu de una choni de 16 años encerrada en el cuerpo de un bakala".

El joven diseñador describió a su compañero perfecto como alguien con plataformas y estilo propio, antes de que apareciera justo lo que deseaba: un chico llamado Dani, también valenciano, con un estilo muy extravagante y al que encima ya conocía, ya que habían estudiado en institutos contiguos. Por desgracia para Cupido, ambos resultaron ser tan similares que coincidieron en que estarían mejor como amigos que como pareja. Otra vez será, Pablo.

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