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Lo que los camerinos esconden: entramos en el lugar más sagrado de los actores
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REPORTAJE

Lo que los camerinos esconden: entramos en el lugar más sagrado de los actores

Nuria Roca, Marina San José, Juanjo Artero, Josema Yuste, Carmen Conesa y Marta Belenguer nos enseñan su rincón privado del teatro, donde se preparan antes de salir a escena

Foto: Marina San José. (Cortesía)
Marina San José. (Cortesía)

El camerino es ese espacio donde los actores lidian con los nervios antes de salir a escena, cantan, se juntan con otros compañeros y mezclan sin reparos la crema superhidratante con una foto familiar, sus caramelos balsámicos para aclarar la voz con un libro de poesía o una botella de agua mineral. Para demostrarlo, seis intérpretes nos desvelan los secretos de esas cuatro paredes, casi sagradas, que muy pocos pueden traspasar.

Carmen Conesa

'El peligro de las buenas compañías'

"Suelo llegar al teatro con la hora justa pero, como soy muy ordenada, planifico bien los tiempos: pongo música (bossa nova y jazz), me tomo un té negro, coloco la foto de mi hija de pequeña y de mis perros pegada en el espejo (el único detalle que me acompaña obra tras obra) y me perfumo con mi fragancia 'Insolence', de Guerlain. Todo con mucha calma. Cuando estoy a punto de salir a escena caliento la voz, medito durante cinco minutos y hasta bailo, algo que me tranquiliza mucho y me hace ser consciente del compromiso que tengo con el público y con el autor. Curiosamente, lo que más me gusta del camerino es desmontarlo porque me da la sensación de que termina una etapa y empieza otra. Es como hacer la maleta, un ritual lleno de expectativas que me ilusiona muchísimo".

placeholder Carmen Conesa, en su camerino. (Cedida)
Carmen Conesa, en su camerino. (Cedida)

Josema Yuste

'El aguafiestas'

"Es curioso, cada camerino tiene su ADN. El mío es sencillo y sobrio: no tengo fotos ni amuletos ni velas ni estampitas. No le doy ninguna pomposidad, pero intento que sea un espacio de tranquilidad. Ni siquiera escucho música porque me distrae. Eso sí, me gusta llegar con tiempo de sobra y lo que no falta nunca es un bote de Reflex (para las contracturas), una caja de paracetamol, caramelos balsámicos de miel y limón para aclarar la voz, una botella de agua mineral, un secador de pelo, mi taza de café descafeinado y un par de plátanos. Siempre me tomo uno antes de salir a escena porque me da energía para afrontar la función. Otra de mis manías tiene que ver con esas bombillitas de luz cálida que enmarcan los espejos de los camerinos. No las soporto porque me dan un calor insufrible. Un cuarto de hora antes de salir a escena me quedo a solas (no monto tertulias), en silencio y concentrado en la tarea que tengo por delante".

placeholder Foto del camerino de Josema Yuste. (Cedida)
Foto del camerino de Josema Yuste. (Cedida)

Marta Belenguer

'El métido Gronhölm'

"Llego al camerino una hora antes de la función. Me visto, me maquillo, me hago el pelo sin prisas, escucho música (ahora estoy con lo último de Rosalía, Cupido...) y reservo el resto del tiempo para hablar por los codos con mis compañeros. Me encanta ese ratito de compartir anécdotas con ellos y como Luis [Merlo] tiene tantas, ¡me parto de risa con él! En mi día a día soy muy metódica, sin embargo mi camerino es un puro caos: una botella de agua y una tableta de chocolate por aquí, el acondicionador Potion 9 de Sebastian para domar mis rizos y un bálsamo labial de Sisley por allá... Y, por supuesto, mi inseparable caja de caramelos Ricola limón melissa (tengo el TOC de tomarme siempre uno antes de salir a escena). Ni una foto ni una vela ni un perfume. Lo que sí hago antes de pisar el escenario es asomarme por la rendija del telón y echarle un vistazo rápido al patio de butacas. Me da seguridad".

placeholder El camerino de Marta Belenguer. (Cedida)
El camerino de Marta Belenguer. (Cedida)

Nuria Roca

'La gran depresión'

"Suelo llegar al camerino hora y media antes de la función. Así tengo tiempo para tomarme un café y repasar algún whatsapp, colocar todas mis cremas y cosméticos, entre ellos mi inseparable barra de labios Red Carpet de Clinique, conversar con Antonia [San Juan, compañera de reparto] antes de empezar... y, como siempre que inicio un proyecto, cambio de perfume. Para 'La gran depresión' elegí 'Libre', de Yves Saint Laurent; teniendo en cuenta que estrenamos en plena pandemia, no podía ser más significativo. No soy muy de fotos, aunque no falta una con Juan [del Val, su marido] y otra con mis hijos. ¿Rituales de última hora? Siempre me pongo primero el zapato izquierdo, me toco los dos tatuajes que llevo en el brazo, cruzo los dedos y le envío un mensaje a Juan. Le pongo: "¡Vamos!", con el emoji del brazo sacando músculo y un corazón. Ah, y tarareo la cancion "Yes Sir, I Can Boogie", que suena en el patio de butacas antes de empezar la funcón y me anima una barbaridad".

placeholder Parte del camerino de Nuria Roca. (Cedida)
Parte del camerino de Nuria Roca. (Cedida)

placeholder La mesa del camerino de Roca. (Cedida)
La mesa del camerino de Roca. (Cedida)

Juanjo Artero

'Entre copas'

"Soy un caótico total y mi camerino, como si fuera una prolongación de mí mismo, no tiene orden ni concierto. Tampoco me apego demasiado a él y, como tengo cero manías, no me gusta llenarlo de trastos inútiles. Lo único que siempre me acompaña es una esterilla para hacer estiramientos y que, por cierto, me dejo olvidada aquí y allá, una cesta de fruta, algún CD de música clásica (que suelo escuchar muy bajita) y mi kit de superviviencia: espuma de afeitar y una maquinilla. Cuando estoy en un teatro de Madrid, incluyo alguna foto de la función y los compañeros. Y antes de que se levante el telón caliento la voz, hago ejercicios de tai chi para espantar los nervios de última hora y respiro hondo mientras escucho el bulle-bulle del patio de butacas".

placeholder Vista del camerino de Juanjo Artero. (Cedida)
Vista del camerino de Juanjo Artero. (Cedida)

Marina San José

'Escape Room'

"Como me hago el pelo y mis ejercicios para calentar la voz en casa, suelo llegar al teatro con tiempo de sobra para hacer lo que más me gusta: charlar de mil cosas con mis compañeros, merendar con ellos, escuchar música, que varía según el día... Lo cierto es que siempre tengo la puerta abierta, más que nada para no aislarme de lo que se cuece fuera y, aunque apenas personalizo mi camerino, ¡con mi desorden personalísimo lo hago mío enseguida!. En este del teatro Fígaro, y después de dos años en él, me siento como en casa y lo tengo abigarrado de cosas: mi perfume Issey Miyake, alguna infusión de tomillo para aclarar la voz, tropecientos cosméticos (aunque luego solo uso tres), un globo con el número 37 (los años que cumplí en 2020) y que todavía sigue flotando por allí, una vela, alguna flor... Alguna vez te mandan flores con notas, que siempre conservo y cuelgo en el espejo. Cinco minutos antes de salir a escena me recojo el pelo con un pañuelo, echamos nuestro grito de guerra y... ¡listo!".

placeholder Marina San José, en su camerino. (Instagram)
Marina San José, en su camerino. (Instagram)

El camerino es ese espacio donde los actores lidian con los nervios antes de salir a escena, cantan, se juntan con otros compañeros y mezclan sin reparos la crema superhidratante con una foto familiar, sus caramelos balsámicos para aclarar la voz con un libro de poesía o una botella de agua mineral. Para demostrarlo, seis intérpretes nos desvelan los secretos de esas cuatro paredes, casi sagradas, que muy pocos pueden traspasar.

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