María Oruña, la nueva reina del 'noir': "Tenía un sueldo estupendo, pero trabajaba de 8 a 11"

Ahora que los días son más largos y las noches asoman ya al verano, pocas cosas hay más apetecibles que sumergirse en una novela de misterio. Uno de los lanzamientos más esperados en este sentido es 'El camino del fuego', la quinta entrega de 'Los libros del Puerto Escondido'. La saga ha hecho famosa a la escritora gallega María Oruña (Vigo, 1976), que se ha convertido en un fenómeno de ventas gracias al boca a boca. Sus lectores ya van por el medio millón y sus novelas se han traducido a varios idiomas. La vorágine de la promoción la llevó a aterrizar ayer en su casa, en Vigo, para volver a coger un avión a las pocas horas para firmar en la Feria del Libro de Madrid este fin de semana. Atiende a Vanitatis desde su casa, amable y sonriente a pesar de todo, "lo he hecho básicamente por el niño, por estar un rato con mi hijo".

Si siguen a esta autora ya sabrán cuál es la historia personal que la ha traído hasta aquí. María Oruña era abogada laboralista y mercantil en un buen despacho, una labor que durante un tiempo intentó compaginar con la literatura. "Tenía un buen trabajo lleno de gente elegante, un sueldo estupendo, pero trabajaba de 8.00 a 11.00", parece excursarse hoy. Cuando dejó esa vida no sabía que tendría tanto éxito en esta, hasta el punto de haberle tenido que pedir a la editorial que le "bajen un poco el ritmo para poder escribir". "Ahora tengo muchos compromisos pero puedo fabricarme mi propio horario, eso antes no pasaba. Es verdad que cuando empecé a escribir yo desconocía absolutamente el tinglado que rodea a la literatura, los festivales, la promoción, los viajes, yo pensaba que entregabas el libro a la editorial y poco más".

Hay un punto de timidez en todo lo que dice, como si no se creyera a sí misma. Cuando hablamos de la Feria del Libro explica con asombro genuino cómo le sorprendió en la pasada edición que hubiera colas de lectores delante de su caseta esperando a que les firmara. En esta ocasión, ha concentrado las firmas en los dos primeros fines de semana. Este, estará en las casetas hoy, mañana y pasado.

Oruña ha recorrido con la saga de 'Los libros del Puerto Escondido' buena parte de los subgéneros de la novela de misterio, llevando a cabo distintos "ejercicios narrativos, del más histórico al gótico, pasando por el clásico del cuarto cerrado". Con 'El camino del fuego' profundiza en el 'domestic noir', en el que sus personajes sienten, padecen y fallan como todo el mundo. "No quería hacer un Sherlock Holmes o un Poirot, que los pones en cualquier situación y te resuelven pero no se sabe si tienen penas o alegrías o familia o qué. Mis protagonistas son personas reales". Todos los libros de la saga "son autoconclusivos", por lo que se pueden leer de forma independiente, "y ya tengo yo mucho cuidado en no desvelar demasiados detalles en cada libro para no romper misterios".

"No quería hacer un Sherlock Holmes o un Poirot, que los pones en cualquier situación y resuelven el misterio pero no sabes si tienen penas o alegrías"

En esta novela, además, Oruña se atreve a deslocalizar la saga (que tantas alegrías le ha dado a Cantabria) y la lleva a las tierras altas escocesas. "La teniente Valentina Redondo y su compañero Oliver deciden tomarse unas vacaciones y viajan a Escocia para visitar a la familia de este. Su padre, Arthur Gordon, está empeñado en recuperar el patrimonio del clan de los Gordon y de la historia de sus antepasados y ha adquirido el castillo de Huntly, en las Highlands, que había pertenecido a su familia hasta el siglo XVII. Durante la rehabilitación del edificio encuentra un diminuto despacho que llevaba oculto doscientos años y en él, documentos que revelan que las memorias de Lord Byron —supuestamente quemadas a comienzos del siglo XIX— pueden seguir intactas y hallarse entre esas paredes", arranca la sinopsis.

"Creía que los lectores me iban a poner verde por sacar a Valentina Redondo y Oliver de Cantabria, pero les está gustando. Quería salirme de mi zona de confort y plantear nuevos retos", explica la autora. El proceso de documentación, "que habitualmente lleva cerca de un año", incluyó muchas lecturas y un viaje en 2019 a las Highlands, por las que estuvo paseando 15 días. Había estado antes, en 2010, "pero aquello ha cambiado mucho, ¡se ha llenado de gente!". En el castillo de Huntly, una enorme y poderosa ruina en Aberdeenshire, encontró parte de la inspiración que necesitaba, pero la chispa la prendió un fabuloso hallazgo.

"La culpa de este libro la tiene, en gran medida, mi amigo Raphaël. Nos encontrábamos curioseando en la base de la torre del Wallace Monument, en Stirling. Mi amigo encontró algo en la tienda de souvenirs: lo tomó entre sus manos, agitándolo, y vino hacia mí con la sonrisa y sorpresa de quien acaba de descubrir un tesoro. Era 'Scottish Murders". La autora investigó sobre uno de los crímenes reales de los que aparecían en aquel libro, sucedido en el siglo XIX, y lo ha incorporado a su novela.

La historia de las memorias quemadas de Lord Byron es también real. El gran poeta romántico, al que se considera "la primera celebridad", vivió una vida excesiva y apasionada, libertina, idealista y pendenciera. Su editor, sus amigos y su exmujer decidieron destruir las memorias que había dejado preparadas para publicar después de su muerte (dicen que para que los escándalos que contenían no abochornaran el resto de su carrera literaria), pero la leyenda habla de alguna copia escapada a la destrucción que nunca ha visto la luz. "Sobre todo era una persona muy carismática", puntualiza. "Leí la obra de Byron, algunos de sus poemas son artefactos perfectos, pero donde mejor me lo pasé fue leyendo sus diarios", reconoce Oruña. "Mi conclusión es que en la decisión de destruirlas tuvo mucho que ver su exmujer".

"Byron era una persona muy carismática. Mi conclusión es que en la decisión de destruir sus memorias tuvo mucho que ver su exmujer"

María Oruña propuso a la editorial que este nuevo libro se titulara 'Viaje de corso'. "Es una expresión inventada que viene a hablar de ese trayecto que hacemos cuando salimos de lo establecido, de la inercia del pensamiento, es una idea que está presente en toda la novela", explica. Al final se optó por otro título para evitar equívocos.

Es inevitable preguntar si hay ya en el horizonte alguna plataforma televisiva ("si puedo elegir, prefiero una serie a una película, porque al ser más largas se respetarían mejor las tramas y los personajes") interesada en sus libros, y algo de eso hay. "Si sale, no me gustaría entrometerme mucho pero sí estar pendiente, evitar grandes giros de guion, yo no sé escribir guiones, no soy profesional, aunque ya estoy estudiando de forma autodidacta para ello, como en la literatura", reconoce con una gran sonrisa. Podrá ponerse a ello cuando la promoción y la elaboración de su siguiente novela se lo permitan. "Algunos autores pueden escribir en cualquier sitio, en el hotel, en los descansos, yo no, necesito mi escaleta, mis cascos, mi mesa y ¡zas! Llega la magia".

Esa magia, ese "tener algo dentro que hay que sacar", es la que la llevó no hace tanto a dejar los asuntos legales (su buen sueldo, su gente elegante) por la literatura, "sin antecedentes familiares ni contactos", pero con un marido remando a favor. "Cuando quieres hacer algo, tienes que ser tú mismo quien mueva e impulse las alas, pero es impagable tener a tu lado a una persona que te facilite ese espacio para despegar, soplando contigo al viento. Mi marido ha sido fundamental para que yo me pudiera dedicar a este oficio. Y lo digo sobre todo por el principio, cuando nadie preveía lo que podía pasar", reconoce.

El principio, cuando los comentarios llegaban "desde el propio entorno": "¿Va a ser él quien se encargue del niño?', te preguntan los más cercanos. Y yo pensaba, ¿le habrían hecho esta misma pregunta a él si la historia hubiera sido al revés?".

"Lo digo a menudo y parece una simpleza, pero es verdad: atrévete a soñar, las cosas se consiguen, no te quejes, no digas que no puedes, ¡puedes!, atrévete a soñar", concluye.