Juan Marín (Ciudadanos) un 'cocinillas' que se plancha las camisas

Hay pocas personas (al menos de puertas para fuera) a las que les caiga mal Juan Marín, el candidato de Ciudadanos a las elecciones de Andalucía de este domingo 19 de junio. Luce amplia sonrisa y presume de haber encontrado la sintonía con Juanma Moreno en estos años de gobierno de coalición, un matrimonio que pretende reeditar a partir del 20 de junio. Marín es el rostro moderado de la campaña, aunque la mayoría de las encuestas le vienen de cara hablando de una victoria holgada del PP y un subidón de Vox. El sondeo 'flash' elaborado por el CIS y publicado hace tan solo unos días, los ve como la quinta fuerza con una intención directa de voto del 2,3, seis décimas más que en la primera oleada, lo que parece un soplo de aire fresco.

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Él y las encuestas no se llevan bien. "No me las creo. La experiencia me ha demostrado que se equivocan con nosotros. Sobre todo, conmigo. Nunca aciertan. En 2015, nos daban cero y saqué nueve; en 2018, nos daban 11 y saqué 21. No me puedo fiar. Creo que hay una parte de voto oculto, gente que todavía tiene muchas dudas, que no sabe qué va a hacer", explicaba no hace mucho en una completa entrevista en El Confidencial.

Le ha ido mejor a Marín su pareja de hecho en la Junta de Andalucía que su matrimonio real con Mercedes Ulric, una funcionaria del Ayuntamiento de Jerez que no hace tanto colgaba en su perfil de redes imágenes de apoyo al candidato. El vicepresidente de la Junta habló de este tema no hace mucho en una charla con el 'Sur', cuando hacía meses que era un secreto a voces entre los cronistas andaluces que se había separado. "La política se ha llevado por delante mi matrimonio", reconocía.

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Marín es hijo de un empresario que empezó como agricultor; tiene tres hermanos, aunque una de ellas falleció pronto víctima de un cáncer. Un "13 de julio de 1981" conoció a la que ha sido su pareja durante casi cuatro décadas. La fecha la dio él mismo en la entrevista del diario malagueño. Se casaron nueve años después de conocerse, en 1990, y en diciembre del año 2021 decidieron separarse. "Me separé justo el día antes de presentarme a las primarias. Hemos estado juntos siendo muy felices, 32 años casados". Las declaraciones llamaron la atención por lo protector que había sido Marín hasta la fecha de su vida privada.

Al preguntarle el periodista si la razón del desgaste de su relación podía estar en su actividad política, el vicepresidente de la Junta de Andalucía no lo dudó: "Sí, seguro. La política se lleva por delante muchas cosas que la gente no sabe". Luego matizó algo que es casi de sentido común, "un matrimonio no se rompe solo por una cosa, pero independientemente de eso, hay mucha distancia, cada vez pasas más tiempo fuera, te pierdes muchas cosas, los días importantes no estás… Pero hay que seguir para adelante y deseo que mi mujer siga siendo muy feliz". Él, por su parte, ha dicho que "de momento" está soltero y sin compromiso.

La madre de sus dos hijos es descrita como "una mujer extraordinaria" que le ha dado los dos mejores "regalos" que le ha hecho la vida, sus hijos veinteañeros Juan y Jaime. Uno de ellos compagina sus estudios de INEF en Sevilla con su labor en un restaurante, y el otro está trabajando en la localidad gaditana de Rota tras haber estudiado Conservación y Medio Natural y Forestal. Son dos tipos "currantes y deportistas" (de esto hay pruebas en las redes sociales, no daremos pistas) a los que Marín ve emprendiendo en Andalucía sus propios negocios, de ahí su empeño por seguir trabajando por los autónomos si las urnas se lo permiten.

Su exmujer ha tenido mucho que ver con la carrera pública de Marín. El hoy vicepresidente de la Junta había amagado a menudo con la idea de la política, pero no fue hasta que Sanlúcar se colapsó por una huelga de basuras cuando ella, mirándole muy seria, le formuló la pregunta que le cambiaría la vida: "¿Y tú qué, no piensas hacer nada?"

En esta nueva ecuación de soltería en que se está resolviendo la vida privada de Juan Marín, el político reconoce que se mueve bien. Comparte piso con uno de sus hijos, es cocinillas y, en general, es diestro con la intendencia diaria. "En casa, con mi madre, la ayudaba mucho, y en la mía también. Plancho, cocino, hago de todo", se promociona. El mejor ejemplo, sus ya famosas torrijas.

La paternidad fue un momento de inflexión vital para Juan Marín. El sanluqueño tuvo que dejar el voleibol (era mejor técnico que jugador) poco antes de que naciera el primero de sus hijos, ya que su mujer también trabajaba fuera de la localidad donde vivían y así ambos pudieron compatibilizar sus profesiones con la crianza. Marín compaginó mientras pudo su carrera deportiva con el trabajo en la relojería familiar y sus estudios de Relaciones Laborales, que no terminó. Desde los once años ayudaba en el negocio de su padre, aunque ha hecho prácticamente de todo, "hasta vendimiar".

Hoy sigue manteniendo varias empresas a las que probablemente volverá si el 19J no consigue los resultados esperados. Su nombre aparece en dos sociedades, Parques Infantiles Sanlúcar y Sociedad de Gestión de Proyectos Aletas. La segunda se dedica a la gestión de espacios comerciales, y han sido sus socios los que han mantenido la actividad mientras él no ha podido compatibilizarlo con su faceta política.

En cualquier caso, no parece que vaya a quedarse en la indigencia. Aunque en el estriptís financiero al que les obliga la ley electoral reconoce tener 'solo' 5.500 euros en la cuenta corriente, Marín tiene en propiedad el 50% de cinco inmuebles (aunque está en pleno proceso de divorcio y esto cambiará en el futuro), un BMW y dos deudas (una hipoteca y un préstamo personal) en virtud de los cuales debe en torno a 54.000 euros a Caixabank.