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El deporte y el colectivo LGTBIQ+: "Maricón es la palabra que más suena en los campos de fútbol"
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El deporte y el colectivo LGTBIQ+: "Maricón es la palabra que más suena en los campos de fútbol"

El 80% de los asistentes a partidos han sido testigos o víctimas de agresiones homófobas. "El deporte es la gran asignatura pendiente", nos dice el activista y escritor David Guerrero

Foto: Plano general del Camp Nou. (Gtres)
Plano general del Camp Nou. (Gtres)

Había jugado a hockey en el equipo masculino y cuando hizo la transición a mujer, sus antiguos compañeros le propusieron que jugara en el equipo femenino. Ya como Nora Gómez, iba cada día a entrenar con una sola condición: debía cambiarse en un vestuario sola. Lo aceptó de buen grado, pero sus compañeras de equipo no estuvieron de acuerdo.

“El primer día me cambié sola -recuerda Gómez-, el segundo vino una jugadora a cambiarse conmigo, el segundo ya fueron dos, y al tercer día, todo el equipo de hockey femenino se cambió conmigo en ese vestuario minúsculo, no cabíamos. Yo era una mujer plena y lo lógico es que si jugaba con ellas, me cambiara con ellas”.

placeholder Nora Gómez, en la pista del Milagro, en Logroño. (Vanitatis)
Nora Gómez, en la pista del Milagro, en Logroño. (Vanitatis)

El gesto de las compañeras de Nora es el resumen de lo que debería suceder siempre. Nos lo dice David Guerrero, activista LGTBI y autor de ‘Corres como una niña. El género y la diversidad LGTBI en el deporte’ (Editorial Dos Bigotes, 2022), un ensayo sobre el deporte y este colectivo. “Maricón es la palabra que más suena en los campos de fútbol de todo el país cada fin de semana”, denuncia Guerrero, “y el problema es que luego eso se traslada a las ligas de niños y jóvenes, donde el deporte profesional y de élite es el ejemplo. Hay que darle la vuelta a la situación como un calcetín”.

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Las cifras

Los datos le dan la razón a Guerrero. La asociación internacional Out on the Fields ha recopilado encuestas y estudios de los últimos 50 años y los resultados son claros: el 73% de los deportistas gais y lesbianas no se sienten seguros en el campo de juego. El 81% de los gais y el 73% de las lesbianas se mantienen dentro del armario mientras juegan incluso en deporte juvenil. El 80% de los asistentes a partidos han sido testigos o víctimas de agresiones homófobas, en especial del lenguaje. Ese 'maricón' del que nos habla Guerrero...

Foto: Paloma del Río, en una imagen de archivo. (EFE/RTVE)

El deporte es “la asignatura pendiente”, nos dicen todos con quienes hablamos para este artículo. Un ejemplo: hace 32 años, el futbolista británico Justin Fashanu salió del armario. Se quedó sin club, sin apoyo de la afición y al poco tiempo se suicidó. Han pasado, decíamos, 32 años y hasta la fecha solo otro futbolista de élite ha dado el mismo paso. Fue hace unas semanas cuando, a sus 17 años, Jake Daniels, jugador del Blackpool, de la English Football League Championship (segunda categoría del fútbol inglés), salió del armario.

Foto: Jake Daniels, en 'Sky News'.

“Durante mucho tiempo pensé que tendría que esconder la verdad porque quería ser, y de hecho ahora lo soy, futbolista profesional -declaró en una entrevista en Sky News-. Me preguntaba a mí mismo si no debería esperar a retirarme para salir del armario, porque ningún otro futbolista profesional de aquí lo ha hecho. Sin embargo, sabía que eso significaba mentir durante mucho tiempo y no poder ser yo mismo ni vivir la vida que quiero”. Ahora, Daniels juega siendo él mismo. Veremos si la afición se lo permite.

El fútbol

Hay otros casos que son incluso curiosos, como el de Pau Ribes, nadador de sincronizada. “Pau es heterosexual y con el tiempo se ha convertido en aliado de la causa porque ha sufrido agresiones homófobas. La gente se piensa que es gay por participar en un deporte artístico”, nos cuenta Guerrero. Son tantos los estereotipos que, según Out on the Fields, el 80% de las mujeres no quiere jugar a fútbol para que no se las llame lesbianas.

placeholder David Guerrero, activista y autor de 'Corres como una niña'. (Vanitatis)
David Guerrero, activista y autor de 'Corres como una niña'. (Vanitatis)

“Es tan absurdo que es más fácil ser lesbiana en el deporte porque hay quienes piensan que son más fuertes que las mujeres heterosexuales. Si eres mujer y te gusta el deporte, te llaman lesbiana. En el deporte sucede algo perverso: se mezcla la hegemonía masculina con los estereotipos de género”, dice Guerrero.

Violencia en las gradas

Si lanzamos una mirada al deporte en general, a todas las disciplinas, veremos algo simple: la mayoría de los deportes tienen las categorías binarias bien definidas, o masculino o femenino. Y suele ser el deporte masculino el hegemónico en casi todas las categorías. “Parece que solo un hombre heterosexual hace buen deporte”, concluye Guerrero, quien señala otro problema. “Si encima llevamos el deporte a países en los que no se respetan los mínimos derechos humanos, es imposible que alguien visibilice su sexualidad, y si le sumas la violencia en la gradas...”.

Foto:

Los ejemplos son evidentes: Arabia Saudí celebró la Supercopa de fútbol y Catar será el anfitrión del próximo mundial. En ambos países, los hombres gais son condenados a muerte de forma efectiva, esto es, que la pena se ejecuta. “Fíjate que solo los hombres gais, porque en estos países ni se contempla la idea de que haya una mujer lesbiana; para ellos no existen, porque los derechos de las mujeres no existen”.

Por este motivo, desde Redi, asociación que trabaja con empresas para la inclusión del colectivo LGTBI, tratan de concienciar a los clubes deportivos, que no dejan de ser empresas, para que cambien sus dinámicas. “Los aficionados y las marcas deben empezar a exigir a los clubes que no se vendan a países en los que no se respetan los derechos humanos”.

"Bienvenida"

¿Y aquí? ¿Qué se puede hacer aquí? Pues seguir el ejemplo de las compañeras de Nora y su club de hockey. Ahora, a sus 64 años, Nora Gómez juega en el Milenio de Logroño. Nos cuenta cómo es su vida y cómo vivió su transición de hombre a mujer: “Yo soy agente comercial de venta directa de cazuelas, y un día le dije a una compradora: 'La semana que viene, cuando vuelva, me verás diferente”. No le dijo más, y a la semana siguiente se presentó como Nora. “Mi clienta me dio un abrazo enorme y me dijo: ‘Bienvenida al mundo de la mujer”.

Foto: Bibiana Fernández en 'Encuentros inesperados'. (Atresmedia)

Ya desde pequeña, Nora siempre se sintió chica. “Bueno, al principio no sabía lo que me pasaba, fue cuando vi a Bibi Andersen [hora Bibiana Fernández] en ‘Interviu’ que me di cuenta de que yo era como ella, y entonces viví mi vida desde el secreto”. Nora se casó con una mujer y tuvo un hijo, un chico que ahora tiene 30 años y la sigue llamando 'papá'. “Al principio mi hijo me decía que Nora estaba matando a su padre y que él quería a su padre, al tiempo entendió que era mejor, porque me tenía en todas mis versiones”.

La niñez de Nora fue complicada, se vestía con la ropa de sus hermanas a escondidas y nunca se atrevió a decir nada en casa. “Mi padre era muy machista, ¿cómo iba a contarle lo que me pasaba?”. Hoy hace 12 años que Nora es Nora y para ella es inolvidable el abrazo que le dio su madre cuando la vio como mujer: “El abrazo más grande de su vida”.

Los clubes, empresas

Óscar Muñoz es codirector general de Redi, asociación que protege los derechos del colectivo en las empresas, y nos cuenta que en su entidad son conscientes de que tratan un “tema todavía desconocido”. En Redi ayudan a las empresas “a crear espacios de trabajo inclusivos y respetuosos para todas las personas mediante el asesoramiento, intercambio de mejores prácticas y, sobre todo, la sensibilización, ya que la mayoría de la gente desconoce que las personas LGBTI no tienen las mismas oportunidades para acceder a un empleo y para desarrollarse profesionalmente”.

Foto: Fotomontaje. (VA)

En este sentido, pues, nos recuerda que “los clubes deportivos son empresas y, por tanto, deberían trabajar como el resto de los sectores y hacer explícito su apoyo a la no discriminación y a los derechos humanos; esto no está ocurriendo”. Muñoz termina su discurso con un símil deportivo, a ver si así los aficionados y los profesionales lo entienden mejor: “Si todos somos porteros y no hay ningún delantero, no habría partido. Es hora de reconocer que la diversidad es un plus que ayuda a los clubs a llegar a mejores resultados igual que a las empresas”.

Había jugado a hockey en el equipo masculino y cuando hizo la transición a mujer, sus antiguos compañeros le propusieron que jugara en el equipo femenino. Ya como Nora Gómez, iba cada día a entrenar con una sola condición: debía cambiarse en un vestuario sola. Lo aceptó de buen grado, pero sus compañeras de equipo no estuvieron de acuerdo.

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