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¿Cuál es la situación actual del colectivo LGTBIQ+ en España? Hablan los políticos
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¿Cuál es la situación actual del colectivo LGTBIQ+ en España? Hablan los políticos

Carla Antonelli, Santi Rivero (PSOE), Jaime de los Santos (PP), Eduardo Rubiño (Más Madrid) y Paloma García Villa (Unidas Podemos) analizan la posición de las personas LGTBIQ+ en nuestro país

Foto: Los cinco políticos analizan la situación del colectivo en España.
Los cinco políticos analizan la situación del colectivo en España.

La aprobación de la ley del matrimonio igualitario en el 2005 y la ley de identidad de género, tan solo dos años después, convirtieron a España en un referente internacional en materia de derechos LGTBI. Sin embargo, durante el último lustro las personas del colectivo han decidido alzar la voz para reivindicar una situación de retroceso dentro de nuestro país. El ya histórico asesinato LGTBIfóbico de Samuel Luiz parecía convertirse en la prueba palpable de un oscuro cambio, que marcaba un antes y un después en la memoria colectiva nacional.

Casi un año después de este suceso, Vanitatis ha decidido reunir a algunos de los políticos LGTBI más importantes de nuestro país para reflexionar el mismo día de la celebración del Orgullo Crítico acerca de la posición actual de su colectivo en España. Carla Antonelli, Jaime de los Santos, Santi Rivero, Eduardo Rubiño y Paloma García Villa se convertirán durante los próximos párrafos en la voz popular de cada una de las siglas que integran este grupo social.

Vayamos al origen, 3 de julio de 2021, todos los telediarios nacionales abren sus informativos con la terrible noticia de un crimen en Galicia que sobrecoge a la sociedad española, pero aún más a una parte de ella: el colectivo LGTBI. “No sé si no me lo quería creer o no me lo creía, en España hacía muchos años que no vivíamos un asesinato por LGTBIfobia. Enterarte en el Orgullo de que asesinan a un chico al grito de 'maricón de mierda'… Sin duda, un trocito del colectivo se nos fue con él”, recuerda aún impactado Santiago Rivero, diputado del PSOE en la Asamblea de Madrid. “La sensación era de profundo dolor, de rabia”, añade el secretario nacional de Cultura del PP, Jaime de los Santos. “Fue un shock, un momento terrible y escalofriante, que nos mostraba que la LGTBIfobia sigue entre nosotros y que sigue golpeando de forma despiadada y cruel”, continúa explicando Eduardo Rubiño, diputado de Más Madrid en la Asamblea de Madrid.

Un hecho ante el que la activista trans Carla Antonelli parece tener una respuesta muy clara: “Hay un desamparo gubernamental. Existe una ley que lleva dos años con tiras y aflojas, la ley integral trans y LGTBI, que no quiere decir que vaya a solucionar todos los problemas, pero sin duda es el cemento donde poder pisar. Esto no sucede por generación espontánea, es resultado de la naturalización de los discursos de odio. Además, también se debe destacar que están asesinando a personas trans, aunque no salgan en las noticias; Iratxe Otero fue la última mujer trans asesinada en diciembre de 2020”.

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Declaraciones a las que Paloma García Villa, responsable y portavoz de las políticas LGTBI+ de Unidas Podemos en la Comunidad de Madrid, aporta un interesante matiz: “Verdaderamente pensé que quienes construían los discursos de odio estaban consiguiendo su objetivo, quizás para sacar rédito electoralista, pero que no eran conscientes de las consecuencias que podían tener para muchas vidas”.

En este momento, los representantes políticos, afectados en primera persona, comenzaron a trabajar con más fuerza que nunca para recuperar la tranquilidad de miles de personas y mostrar a sus votantes la importancia de su labor. “Aquel asesinato repugnante, triste y doloroso, lo que demostraba es que en este país, a pesar de ser uno de los más seguros del mundo, de los más justos e igualitarios, todavía está atravesado por situaciones traumáticas. Solo pensé en reforzar los controles, en no dejar de pelear por lo que de verdad importa, en intensificar los cauces educativos para que la normalización de lo que es normal sea una verdad absoluta y unívoca”, narra el senador y diputado autonómico del Partido Popular.

Una tristeza que para algunas se transformó en lágrimas y en una verdadera batalla personal. “Yo he llorado mucho, pero yo he llorado por las niñas, niños y niñes trans, porque a mí mi identidad no me la van a tumbar, pero sí pueden hacerlo con una niña o un niño adolescente, al que todo le afecta. En lo personal, a mí me costó el escaño en la Asamblea de Madrid por protestar con nombres y apellidos ante quienes querían impedir que saliera adelante la ley integral trans y LGTBI estatal. Sin embargo, ante todo están mis principios y reconocerme en el espejo cuando me levanto cada mañana”, nos confiesa la expolítica del Partido Socialista, Carla Antonelli.

Aunque ella no fue la única en centrar la mira en la letra a la que representa. “Llevo trabajando mucho tiempo por nuestro colectivo y por la visibilidad, principalmente de las mujeres lesbianas, que hemos sido las más invisibles, pero este año ha sido distinto porque ahora soy diputada. He invertido mis fuerzas en trabajar conjuntamente con quienes quieren avanzar en derechos y hemos conseguido parar las numerosas embestidas de las derechas en la Comunidad de Madrid”, asegura Paloma García Villa.

Los objetivos no eran nuevos, la intensidad del trabajo político y activista sí se incrementó. “Te marca en el sentido en el que evidentemente te das cuenta de que tu lucha es mucho más necesaria que nunca, pero no me establece nuevos objetivos, porque yo creo que la lucha al final está muy clara; que es eliminar los comportamientos LGTBIfóbicos de la sociedad”, explica Santi Rivero. Una línea que también sigue su compañero en materia LGTBI en la Asamblea de Madrid, Eduardo Rubiño: “Fue un momento para reforzar nuestras convicciones en la línea en la que estábamos trabajando y en nuestra preocupación ante el auge de la violencia por LGTBIfobia. Ese punto de inflexión lo que sí requería era una reacción transversal; plantear medidas para luchar contra el odio tanto al Gobierno de España como al de la Comunidad de Madrid”.

Como bien nos indica Jaime de los Santos, “se lleva trabajando décadas por la igualdad desde todas las ideologías”. Una afirmación que nos hace cuestionarnos: ¿cuáles han sido los cambios a favor de la situación de las personas LGTBI que se han producido durante este año? “Sí se han hecho cosas. Un nuevo plan contra los delitos de odio con más de 1 millón de euros de recursos, orientado fundamentalmente a formar a cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado; la nueva ley de educación, que contempla la educación en la diversidad, lo cual es muy importante para crear ciudadanos y ciudadanas que respeten…”, nos indica el diputado del PSOE en la Asamblea de Madrid.

A pesar de ello, todos los miembros de los grupos de izquierdas parecen estar de acuerdo en que aún queda mucho camino por recorrer. “Desgraciadamente las instituciones no han respondido suficientemente. Es necesario aprobar nuevas medidas, como la ley LGTBI-trans estatal, que sería un gran instrumento de protección”, manifiesta el presidente del grupo parlamentario de Más Madrid. Una reivindicación a la que se suma Carla Antonelli, pero con un mensaje más esperanzador: “Siempre se puede hacer más, pero de todas las cuestiones negativas siempre surgen cosas positivas. Por ejemplo, el acoso hacia las personas trans en los últimos años, que no solo nos ha unido más, sino que ha convertido la cuestión trans en una cuestión de Estado; quién nos lo iba a decir hace 40 años”.

Sin embargo, estudios como el realizado por Ipsos o YouGov siguen estableciendo a España como el primer país del mundo en la defensa de los derechos del colectivo LGTBI. El secretario nacional de Cultura del PP confía en esta posición y desea transmitir un bonito mensaje que rinde homenaje al trabajo político realizado en nuestro país: “Somos profundamente generosos, abiertos, y hemos conseguido en cuatro décadas convertir una dictadura insoportable en un espejo en el que otras democracias se quieren mirar”.

“Hay que pensar que España es la única democracia europea que no nace del antifascismo. A nosotras, el dictador se nos murió en la cama, y al día siguiente, los mismos dijeron ser demócratas. Que un país así haya sido vanguardia en derechos LGTBI nos hace ver que, pese a 40 años de oscuridad, la población nos quiere, y solo hay una minoría que nos quiere hacer retroceder”, continúa explicando la diputada de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid.

Datos con los que no parecen estar conformes el resto de sus compañeros. Santi Rivero consigue encontrar una posible explicación: “Es verdad que en España tenemos una legislación muy avanzada respecto a otros países y la vamos a tener aún más cuando se apruebe la ley trans y LGTBI, pero es verdad que nos falta mucho y que, en muchos territorios, como la Comunidad de Madrid, esas leyes no se aplican”.

Por otro lado, Eduardo Rubiño añade un dato interesante: “Es cierto que seguimos en una buena posición a nivel internacional. Sin embargo, según el ranking Rainbow Europe de ILGA, España ha pasado en los últimos años de la segunda posición de Europa a la decimoprimera en derechos LGTBI a nivel europeo, en tan solo una década”.

“Diría que hemos bajado puestos en las listas, como peaje del retraso en la aprobación de la ley integral trans y LGTBI, de las agresiones... España no está en la misma situación que el año 2005 cuando se votó el matrimonio igualitario; hay que reconocer que estamos peor y que tenemos que rehacer esos caminos desandados. Pedro Almodóvar dijo una cosa y es que en los años de la Movida se respiraba más aire de tolerancia; es cierto. Ahora hay una crispación social superior. Había como una cuestión de aceptación, porque se entraba en la democracia, les podía parecer horripilante a ciertas personas, ciertas situaciones, pero no había un enfrentamiento de esta manera visceral en torno a las personas LGTBI, aunque ahora mismo existan más libertades reales, legislativas y normativas”, sentencia Carla Antonelli.

Precisamente, el repunte de las agresiones LGTBIfóbicas, manifestado por la activista trans, es una de los principales preocupaciones y asuntos de debate, tanto a nivel político como social, del 2022. El Observatori Contra l'Homofòbia revelaba en el mes de mayo que en el primer trimestre de este año han crecido un 50% los actos discriminatorios contra el colectivo LGTBI respecto a 2021; aunque no existe un consenso real en cuanto a la veracidad de los datos.

El presidente del grupo parlamentario de Más Madrid en la Asamblea de Madrid sí confía en este estudio y, además, tiene claro quiénes son los responsables de esta situación: “Cuando desde las tribunas se acusa a las personas LGTBI de ejercer corrupción de menores, cuando se defienden las terapias de curación de la homosexualidad o cuando se distingue entre familias naturales y antinaturales, se está poniendo en la diana a la comunidad LGTBI directamente desde las instituciones y eso evidentemente tiene efectos en la sociedad”. Algo con lo que concuerda su compañero del PSOE, Santi Rivero: “A mí me da la sensación de que ciertos discursos de odio han calado en la sociedad,y esto hace que los retrógrados se empoderen y que se vean en libertad para agredirnos”.

Jaime de los Santos aporta otra justificación lógica al incremento de estos porcentajes, manteniéndose en la creencia de que la situación del colectivo LGTBI en España es muy favorable. “Se denuncia más que nunca, porque la inmensa mayoría de la sociedad está más unida que nunca para combatir cualquier delito de odio. Lo importante es lo conquistado y el reto está en no dar un paso atrás y seguir alcanzando cumbres. En cualquier caso, no pararé de denunciar todo delito de odio”, asegura.

Mientras tanto, Paloma García Villa prefiere seguir reflexionando e investigando más detalladamente los datos: “No lo tengo claro porque por un lado hay esa minoría violenta y peligrosa que da la percha perfecta a los delitos de odio, pero también está habiendo una buena labor tanto de los colectivos como de las administraciones públicas, en aquellas en las que gobiernan fuerzas progresistas, para finalizar con esta problemática”.

La exrepresentante del Partido Socialista, Carla Antonelli, va un paso más allá y alza la voz para denunciar el incremento de odio al que se ha visto sometido el colectivo trans a raíz de la propuesta de la nueva ley trans. Es el estudio anteriormente citado el que señala que 1 de cada 3 casos discriminatorios lo sufre una persona trans. “A mí desgraciadamente esas cifras no me sorprenden, son un fiel reflejo de cómo se ha normalizado la transfobia en redes sociales desde la extrema derecha hasta personas que se llaman de izquierdas también. No es una cuestión ideológica, es cuestión de guerras y cuotas de espacio, de poder, de querer estar en la cresta de la ola, de querer conseguir un titular en un periódico; han vendido su alma al diablo”, nos explica.

A pesar de sus ligeras discrepancias ideológicas, todos nuestros protagonistas coinciden en una idea fundamental: la política es el arma más fuerte para la consecución de la igualdad de derechos por parte del colectivo LGTBI. “La lucha del colectivo es una lucha política, es una lucha por los derechos y los derechos son cuestiones políticas. Si nosotros avanzamos socialmente, es porque en el año 2005 una ley de matrimonio igualitario nos iguala en derecho a las personas heterosexuales. La política ha servido para mejorar la vida de las personas LGTBI, y la política es la herramienta más potente que tenemos para cambiar la sociedad”, afirma Santi Rivero.

Una explicación que continúa el senador y diputado autonómico del Partido Popular: "La ley de lucha contra la LGTBIfobia de Cifuentes o la ley trans canaria son ejemplos de ese trabajo que desde las instituciones se hace y no puede dejar de hacerse. Quienes detentamos responsabilidades en partidos políticos tenemos la obligación de luchar por los derechos de todos y todas; sea la que sea nuestra realidad personal". Una idea en la que coincide la política de Unidas Podemos: “Quienes estamos en las instituciones tenemos que servir de vehículo canalizador de las luchas y demandas que llevan los movimientos en su trabajo imprescindible. La política es la única manera que tenemos para cambiar las cosas; los frágiles necesitamos mucho más la política que los fuertes”.

Además, Eduardo Rubiño decide sumar valor a los votantes y recordar la importancia de su rol activo dentro de la vida política: “La política requiere la presión ciudadana y siempre debe ser vigilada y fiscalizada de manera continua para que se cumplan los compromisos. Sin la presión de los colectivos sería imposible lograr, por ejemplo, la aprobación de la ley trans.”

Ante una situación de luces y sombras, es imposible no plantearse cuál será el futuro de las personas LGTBI en nuestro país y en qué cauce desembocará la situación actual. Jaime de los Santos nos insta a hacer una reflexión: "Lo conquistado es de tal calibre que lo primero que deberíamos hacer es celebrar dónde vivimos y superar esos complejos que a veces tenemos como sociedad y que no nos dejan ver la construcción que, entre todos, hemos hecho y que se llama España. Un país ejemplar, con una de las mejores cotas de igualdad del mundo".

Sin embargo, Carla Antonelli busca en el pasado una respuesta contundente: “Avanzaremos siempre; si caemos, nos volveremos a levantar. Así ha sido, así fue, así es y así seguirá siendo. Quien piense que nos van a doblegar es que realmente no conocen la capacidad resiliente que tiene este colectivo; solo hace falta revisar la historia”.

Los responsables en materias LGTBI en la Comunidad de Madrid se mantienen en la importancia de la política para dilucidar los pasos más próximos. “La mejor manera de no retroceder es redoblar los avances. La ley trans estatal debe ser aprobada urgentemente. Es el mayor hito en legislación del colectivo en los últimos años, existen los apoyos necesarios para ello, y sería absolutamente imperdonable que no se lograra llevar a cabo”, comenta Eduardo Rubiño.

Discurso al que se suma Paloma García Villa: “Estamos en un momento histórico decisivo, donde todo fluctúa y donde hay fuerzas que luchan por el retroceso. Tenemos que poner todos los esfuerzos, no ya en que no nos paren, sino en seguir avanzando. Estamos construyendo un país del que sentirnos orgullosas”.

Por otro lado, Santi Rivero asegura: “El futuro del colectivo va a depender de los gobiernos que tengamos, porque no es lo mismo tener un gobierno progresista que abraza la diversidad que un gobierno en el que hay un partido que nos criminaliza, que nos considera enfermos y que nos quiere llevar a terapia. Tenemos que unirnos frente al odio para poder seguir avanzando y tenemos que hacerlo desde lo que nos ha caracterizado siempre al colectivo: la alegría, la lucha, la resiliencia y el orgullo de ser quienes somos”.

La aprobación de la ley del matrimonio igualitario en el 2005 y la ley de identidad de género, tan solo dos años después, convirtieron a España en un referente internacional en materia de derechos LGTBI. Sin embargo, durante el último lustro las personas del colectivo han decidido alzar la voz para reivindicar una situación de retroceso dentro de nuestro país. El ya histórico asesinato LGTBIfóbico de Samuel Luiz parecía convertirse en la prueba palpable de un oscuro cambio, que marcaba un antes y un después en la memoria colectiva nacional.

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