Estado civil: de veraneo
Los famosos “se escapan”, “se relajan”. No hay rastro de pelo desbocado por la humedad, nadie recoge ese momento en el que se te mezcla el sudor con la crema hidratante haciendo de ello una manteca de olor y sabor muy desagradable
Esta época del año es una sucesión de primeras veces y las revistas lo saben. Estrenas pareja, como Patricia Pardo y Cristian Gálvez; paternidad, como Pepe Barroso Junior; nariz sin verruga, como la infanta Cristina, o ya directamente te haces un dos por uno y empiezas julio soltera y con nueva figura, como le ha ocurrido a Olga Moreno. Casi todo este carrusel de emociones suele aparecer reflejado en un lugar común: un barco.
Si no tienes barco digamos que mucho en la vida no has triunfado y si no tienes amigos con uno puedes considerarte desde ya mismo un desecho social. Porque es en la cubierta donde uno mejor se da sus arrumacos, besa a sus churumbeles y posa feliz en un estado de permanente descanso. Algunos de estos veraneantes me pregunto de qué tienen que descansar, si no se les conoce oficio alguno.
Una vive estos meses del año debatiéndose entre la nostalgia y el rechazo. Nostalgia por esos veranos en Marbella protagonizados por Jaime de Mora y Aragón, Gunilla von Bismarck y Luis Ortiz en los que yo siempre esperaba para ver las fotos de la gala que recauda fondos para la lucha contra el cáncer. Son esos veranos llenos de glitter y desfase que no acababan publicados en redes sociales. Nadie caminaba por la vida patrocinado o al menos lo disimulaba. Era un hedonismo sin pose canallita o cara de hastío mientras editas la foto que colgarás en Instagram para demostrar lo bien que te lo estás pasando. Pero también siento un rechazo provocado por pura envidia al saber que a estas alturas ya hay bastantes personas dedicadas al 'dolce far niente' que continuarán a finales de agosto mostrando percha en Ibiza, “apurando los últimos días de vacaciones”.
Me gustan mucho las noticias referentes al verano. Los famosos “se escapan”, “se relajan” y hasta posan “disfrutones” como si la paz en el mundo estuviera garantizada. No hay rastro de pelo desbocado por la humedad, no hay pliegue en la barriga, nadie recoge ese momento en el que se te mezcla el sudor con la crema hidratante haciendo de ello una manteca de olor y sabor muy desagradable.
También hay personas capaces de hacer cosas asombrosas, como besarse y abrazarse dentro del mar en un movimiento digno de natación sincronizada. Así aparecen Antonio David Flores y su pareja, la periodista Marta Riesco, que está perfectamente peinada y juraría que maquillada porque para qué demonios si no se inventó el waterproof. En el otro extremo está la periodista Isabel Jiménez, que descansa en Almería y de la que las revistas dicen que “incluso se ha atrevido a mostrarse de lo más natural, sin maquillaje”. Virgen santa, qué osadía.
Yo he intentado eso varias veces -lo de ponerme romanticona y creerme que estoy en el lago de ‘Dirty Dancing’- y siempre ha aparecido alguno de los niños o un cúmulo de algas a romper la magia del momento.
Las vacaciones en la revista del corazón son también una sucesión de hermosísimos detalles. Todos sus protagonistas saben colocarse bien el pareo sin que se les caiga, los sombreros en su sitio, las enormes gafas de sol que impedirán la quemazón de sus rostros y con ello las inevitables manchas solares.
Son todos maestros en hacer la maleta con “lo indispensable para esta época del año”. Te hacen creer que con tres cositas estarás ideal y tú sientes que en esto también has fracasado. “Cómo vestir bien durante las vacaciones sin apostar siempre por el típico vestido”, leo en '¡Hola!' Esto es un sinvivir, amigas.
Y por si fuera poco, pretenden convencerte de que pasar las vacaciones con los mismos con los que convives es lo mejor que te puede pasar en la vida. Así que acabas con sentimiento de culpa por no resumir tus días de asueto con un “aquí, disfrutando de mis amores”.
Estoy deseando volver, y eso que aún no me he ido.
Esta época del año es una sucesión de primeras veces y las revistas lo saben. Estrenas pareja, como Patricia Pardo y Cristian Gálvez; paternidad, como Pepe Barroso Junior; nariz sin verruga, como la infanta Cristina, o ya directamente te haces un dos por uno y empiezas julio soltera y con nueva figura, como le ha ocurrido a Olga Moreno. Casi todo este carrusel de emociones suele aparecer reflejado en un lugar común: un barco.