La pasión acuática de Ana Soria y Enrique Ponce tras su vuelta a las redes

En lo que ha supuesto toda una declaración de intenciones sobre su libertad a la hora de mostrar su vida privada y a la vez una demostración de que su relación con Enrique Ponce va viento en popa, Ana Soria ha regresado a Instagram un año después.

Lo hacía vestida con un espectacular vestido blanco, posando con la melena al viento ante la cámara en una primera imagen –en la única publicación que de momento figura en su muro–, y en la segunda, abrazada cariñosamente a su novio.

"El amor más puro y sincero, ejemplo de querer de verdad", era tan solo uno de los numerosos comentarios que recibía este pequeño carrusel de instantáneas, por parte de unos seguidores que estaban ávidos de conocer de primera mano más noticias sobre su historia de amor.

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Para ellos, y para ella misma, subía Ana Soria a su nueva cuenta de Instagram una story donde sigue presumiendo de la felicidad que rodea a su relación, pese a los rumores que de cuando en cuando se han empeñado en torpedearla.

En un breve vídeo, los dos aparecen bañándose con gafas de buceo en un lugar sin especificar, mientras la persona que los graba capta un bonito momento de complicidad acuática entre besos.

Esta nueva etapa de transparencia en la vida de la joven llega después de que el pasado mes de mayo hablara en 'Viva la vida' de forma contundente sobre su espantada de las redes sociales y sobre la presión a la que la pareja se ha visto sometida estos últimos meses.

"Yo pensaba que quitándome las redes sociales e intentando salir del foco mediático todo esto pararía, pero he visto que no, que incluso ha ido a peor. Me he dado cuenta de que nuestro silencio lo que ha hecho es propiciar que se cuenten todo tipo de mentiras", aseguraba Ana entonces.

Unas duras palabras que llegaban poco después de que el torero anunciara de forma sorprendente su retirada "por tiempo indefinido" de los ruedos y que coincidían con un nuevo capítulo en la vida de ambos.

Pese a que las páginas del corazón asegurasen que de ser inseparables habían pasado a vivir prácticamente separados, hace unas semanas Enrique y Ana se mudaban a la casa de sus sueños, dando de este modo un paso más en su futuro en común.

Su nidito de amor es un espectacular y moderno chalet en Almería que cuenta con cinco habitaciones, cinco baños, jacuzzi, despacho, un gran salón con porche, piscina y garaje para cinco vehículos. Este se ha convertido en el refugio de la pareja y de los otros dos miembros de la familia, sus dos perritos.