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Miranda, la dueña invisible de Las Cuatro Lunas, la finca marbellí de Julio Iglesias
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De vuelta al paraíso de Julio

Miranda, la dueña invisible de Las Cuatro Lunas, la finca marbellí de Julio Iglesias

Cuatro de los cinco hijos de la matriarca del clan Iglesias-Rijnsburger ya esperan a su madre en la inmensa mansión marbellí donde veranean cada año

Foto: Miranda Rijnsburger, en una imagen de archivo de 2020. (Cordon Press)
Miranda Rijnsburger, en una imagen de archivo de 2020. (Cordon Press)

Las Cuatro Lunas es la finca de Ojén, a diez minutos de Puerto Banús (Málaga), en la que se instalaba todos los veranos la familia Iglesias-Rijnsburger. Una que, por cierto, nunca estuvo a la venta. El cantante montaba su cuartel general allí y desde su paraíso particular -como el mismo lo definió- se movía por España y el resto de Europa paran allá donde tuviera conciertos. A medida que se hacían mayores, los hijos se socializaban poco y era raro verlos en las playas de la zona. Lo que más atraía a los reporteros era plasmar el momento en el que Miranda dejaba o recogía a los niños en el club de tenis al que acudían cada temporada porque, de resto, eran invisibles. Tan invisibles como lo sigue siendo la madre silenciosa.

Si no hubiera sido porque los Iglesias-Rijnsburger iban creciendo, no habría diferencia de año en año en Miranda. La holandesa siempre figuraba vestida igual con su conjunto de pantalones y camiseta de algodón blanco, las bailarinas Chanel y el pelo recogido en una coleta. Así como su estilismo no ha variado en las últimas décadas, tampoco lo ha hecho su físico. Es la representación real en versión femenina de la película 'El curioso caso Benjamin Button' que protagoniza Brad Pitt. Miranda rijnsburger no envejece, sino que se diluye con el paisaje.

placeholder Miranda Rijnsburger, en una imagen de archivo de 2019. (Cordon Press)
Miranda Rijnsburger, en una imagen de archivo de 2019. (Cordon Press)

A diferencia de su marido, que a su misma edad ya le habían practicado varías intervenciones estéticas, parece que ella no se ha sometido a ninguna. Algo que parece no tener común tampoco con sus hijas, de quienes se rumorea que se han sometido a retoques en los labios. La madre de las gemelas se mantiene igual.

Durante años las vacaciones de los Iglesias comenzaban en el mes de julio cuando terminaba su curso escolar. Miranda, como jefa doméstica, manejaba los horarios y la vida cotidiana de la mansión. Ella es la dueña administradora de la sociedad de Las Cuatro Lunas a través de Androsemo S.L. y de otras diez hectáreas de terreno colindante, en este caso, por medio de Belleveu Costa del Sol.

Julio Iglesias no tiene propiedades, ni empresas en España y sus inversiones también son nulas. Su mujer es la terrateniente y está a punto de llegar (si no está ya) a la finca de 56 hectáreas donde solo faltó el verano del 2020 por las restricciones sanitarias. El avión privado soluciona los movimientos, pero este de poco sirve cuando el mundo se cierra para todos, incluido Julio Iglesias y su tribu.

En la casa ya está instalado Michael (24 años) con unos amigos de Miami, Victoria y Cristina (21 años), y Rodrigo (23 años). Guillermo (15 años) y Miranda por ahora faltan para que la unidad familiar esté completa.

Julio Iglesias estuvo unos días en Ojén, como publicaba la revista 'Semana' y de ahí viajó a París. Se desconoce la razón de este desplazamiento, pero lo que está claro es que su salud está como siempre. Así lo corroboró su amigo Ramón Arcusa, que no solo tiene línea directa con él, sino que además se ven de cuando en cuando.

Ojalá este verano, la dueña de Las Cuatro Lunas se deje ver por algunos de los conciertos de Starlite o acuda el 14 de agosto a la gran gala solidaria que presiden Antonio Banderas y Sandra García-Sanjuán.

Las Cuatro Lunas es la finca de Ojén, a diez minutos de Puerto Banús (Málaga), en la que se instalaba todos los veranos la familia Iglesias-Rijnsburger. Una que, por cierto, nunca estuvo a la venta. El cantante montaba su cuartel general allí y desde su paraíso particular -como el mismo lo definió- se movía por España y el resto de Europa paran allá donde tuviera conciertos. A medida que se hacían mayores, los hijos se socializaban poco y era raro verlos en las playas de la zona. Lo que más atraía a los reporteros era plasmar el momento en el que Miranda dejaba o recogía a los niños en el club de tenis al que acudían cada temporada porque, de resto, eran invisibles. Tan invisibles como lo sigue siendo la madre silenciosa.

Si no hubiera sido porque los Iglesias-Rijnsburger iban creciendo, no habría diferencia de año en año en Miranda. La holandesa siempre figuraba vestida igual con su conjunto de pantalones y camiseta de algodón blanco, las bailarinas Chanel y el pelo recogido en una coleta. Así como su estilismo no ha variado en las últimas décadas, tampoco lo ha hecho su físico. Es la representación real en versión femenina de la película 'El curioso caso Benjamin Button' que protagoniza Brad Pitt. Miranda rijnsburger no envejece, sino que se diluye con el paisaje.

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