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10 años sin Carlos Larrañaga: hablan las tres mujeres que amaron (y siguen amando) al actor
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ANIVERSARIO

10 años sin Carlos Larrañaga: hablan las tres mujeres que amaron (y siguen amando) al actor

Recordamos al protagonista de 'Farmacia de guardia' junto a dos de sus cuatro esposas, María Luisa Merlo y Ana Escribano, y su hija Amparo Larrañaga

Foto: Carlos Larrañaga. (Getty)
Carlos Larrañaga. (Getty)

Carlos Larrañaga fallecía el 30 de agosto de 2012 en un hospital de Málaga. Tenía 75 años y una vida profesional intensa que comenzó a los cuatro años con su aparición en la película ‘Alma de Dios’ y con 12 en ‘Pequeñeces’. A lo largo de su vida, trabajó en cine, teatro y televisión. Tuvo tantos premios que casi no le cabían en casa. Recibió la Medalla de Oro de Bellas Artes y fue uno de los actores más queridos y respetados. Cuando se le peguntaba si su destino profesional estaba marcado desde su nacimiento, afirmaba: “No tenía más remedio”.

El mismo camino siguieron cuatro de sus hijos que forman parte del organigrama artístico de la familia. No había escapatoria para dedicarse a otra cosa que no fuera la interpretación. Sus padres fueron María Fernanda Ladrón de Guevara y Pedro Larrañaga, y su hermana, Amparo Rivelles. Carlos fue el galán de galanes y aún se le sigue recordando por su papel en ‘Farmacia de guardia’, una de las series de más éxito que se emitió durante cuatro años en Antena 3 y que sigue reponiéndose tanto en España como en plataformas de Latinoamérica.

placeholder Luis Merlo y su padre, Carlos Larrañaga, en 'Señor alcalde'. (Mediaset España)
Luis Merlo y su padre, Carlos Larrañaga, en 'Señor alcalde'. (Mediaset España)

Su trayectoria amorosa fue extensa y no la ocultaba. Su romance con Ava Gardner fue uno de los más comentados de aquellos años locos de la actriz en Madrid. Su fama de galán le acompañó durante toda su vida igual que el cuidado de su imagen. Estos dos aspectos los mantuvo en el hospital malagueño donde estuvo ingresado. Piropeaba a las enfermeras y no dejaba que los amigos aparecieran vestidos con bermudas cuando le iban a ver. Tampoco quiso ponerse el pijama del centro y se vestía con camisetas negras. Jesús Mariñas, gran amigo del actor, contaba en su libro de memorias: “Carlos era genio y figura. O se le quería como era o se le odiaba. No había término medio”.

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Le gustaba gustar, como aseguran a Vanitatis en este recordatorio las tres mujeres que más le amaron. Se casó cuatro veces: María Luisa Merlo, Ana Diosdado, María Teresa Ortiz Bau y Ana Escribano fueron sus mujeres oficiales y coinciden en que fue mejor amigo que marido. Ninguno de los matrimonios funcionó. Dos de ellas, junto con Amparo Larrañaga, la hija querida que añora a su padre todos los días, han querido recordar su figura en este aniversario.

Romántico y excesivo

María Luisa Merlo estuvo casada con Carlos quince años. Acaba de terminar su intervención en la última película de Paco Arango ‘Mi otro Jon’, donde tiene un papel muy bonito y explica que “lo he pasado muy bien. Ha sido un rodaje espectacular”. Tiene su recuerdo emocionado para el que fue su marido y compañero de profesión: “Trabajamos juntos muchos años. Estábamos muy compenetrados y disfrutábamos mucho”.

placeholder María Luisa Merlo, durante un pase gráfico de 'Mentiras inteligentes'. (EFE/Zipi)
María Luisa Merlo, durante un pase gráfico de 'Mentiras inteligentes'. (EFE/Zipi)

Reconoce que, a pesar de las infidelidades, volvería a repetir su matrimonio. “Por supuesto que me volvería a casar con Carlos. Además de tener cuatro hijos maravillosos, lo pasamos muy bien”. De ellos dice que son especiales y que tienen un carácter muy diferente al de su padre: “Y tampoco se parecen a mí. De Carlos destacaría su romanticismo, esa cualidad de dandy y lo excesivo que era a veces”. Y para ilustrarlo nos cuenta la siguiente anécdota: “Antes de casarnos, tenía una Vespa que la conducía un chófer. Era un disparate”. Asegura también que si el actor hubiera desarrollado su carrera en Hollywood habría sido uno de los grandes con su estrella en el Paseo de la Fama. “Ser guapo en España no estaba bien visto para un actor. No era bueno y creo que, en el caso de los hombres, sigue siendo más complicado. Lo que puedo decir es que sufrí con él durante el matrimonio, pero después hemos sido grandes amigos y nos hemos querido mucho”.

"Por supuesto que me volvería a casar con Carlos. Lo pasamos muy bien"

María Luisa Merlo tiene una excelente relación con Ana Escribano, madre de la quinta hija del actor, que ha cumplido quince años. Ambas mujeres han trabajado juntas en varias obras y coinciden en lo mucho que le quisieron. Conoció a su marido a través del productor teatral Enrique Cornejo, que los contrató para representar la comedia ‘El hombre de Central Park’. Se casaron en 2006 y la llegada al mundo de Paula emocionó al actor, que acababa de cumplir sesenta y nueve años. Parecía que por fin Larrañaga había encontrado la estabilidad sentimental, pero tampoco funcionó. Cinco años después se divorciaron, pero el cariño y la amistad se mantuvieron siempre.

Marido regular, amigo sensacional

“Parece mentira que ya hayan pasado diez años. Lo recuerdo con todo mi amor y cada día lo tengo más presente. Hasta mis amigas me dicen que hablo mucho de él. Tenía sus cosas, pero soy una persona que todo lo malo lo aparto y me he quedado con todas las cosas maravillosas que compartimos y vivimos. Lo echo mucho de menos y más ahora con la adolescencia de mi hija, que a Carlos le hubiera gustado disfrutar”.

placeholder La actriz Ana Escribano, durante un pase gráfico de 'Mentiras inteligentes. (EFE/Zipi)
La actriz Ana Escribano, durante un pase gráfico de 'Mentiras inteligentes. (EFE/Zipi)

Coincide con María Luisa Merlo en que, como marido, “era regular, pero como amigo sensacional. Nosotros tuvimos mejor relación al separarnos. Era muy divertido, un conversador espléndido que tenía miles de anécdotas. Había veces que nos quedábamos charlando hasta tardísimo. Era muy casero y a los dos nos gustaba escuchar música juntos. Teníamos muchas canciones preferidas y la que más nos gustaba era ‘My Way’. Hubo una vez que me dijo: ‘Te voy a regalar una canción’. Y era la de ‘Vete de mí’, que decía algo así como “yo que estoy en el final y tú en el principio de la vida, apártate de mí y ama”. Y le decía que cómo me podía decir eso. Respondía que era un acto de amor. Era consciente de la diferencia de edad. Ha sido el amor de mi vida”.

Elegante hasta los últimos días

La hija que tuvieron en común tiene muy presente a su padre: “En casa hablamos continuamente y cuento anécdotas. Además, tiene a sus hermanos, que la quieren mucho y le cuentan cosas de su padre”.

Amparo Larrañaga estuvo con su padre en todo el proceso de la enfermedad, que fue durísimo, pero se queda con lo bueno. Siempre fue su ojito derecho, “la niña de sus ojos”, como dice. Coincide con María Luisa Merlo y Ana Escribano en lo rápido que pasa el tiempo. "Para mí, cada año que pasa es como una fusilada. Estaba haciendo trastadas por ahí, pero estaba, que era lo que me importaba. Era un seductor nato. Cada año no reunimos los hermanos y recordamos momentos divertidos, bonitos. Y sus historias con las mujeres que no siempre acababan bien. Me decía: ‘Hija, he tenido una desgracia en la vida y es gustar mucho a las mujeres". Con Ana Escribano se lleva muy bien y "tenemos a Paula, que es un pedacito tan bonito de mi padre".

placeholder La actriz Amparo Larrañaga. (EFE/Zipi Aragón)
La actriz Amparo Larrañaga. (EFE/Zipi Aragón)

Amparo Larrañaga recuerda anécdotas de su padre, “un hombre guapísimo, muy presumido y en el hospital estaba peinado y afeitado. Incluso cuando ya estaba enfermo les decía a los médicos que se hicieran bien el nudo de la corbata cuando entraran en su habitación. Era el nudo Windsor y si no sabían, se lo enseñaba. Todos aprendieron. Era un hombre que sabía vivir la vida. Genio y figura hasta el final”.

"Incluso cuando estaba enfermo les decía a los médicos que se hicieran bien el nudo de la corbata"

La actriz cuenta que en el hospital coincidieron su suegro y su padre recién salido de la UCI y le costaba andar: “No quería utilizar el andador por nada del mundo, y como mi suegro tampoco tenía mucha movilidad, se lo dejó. Hacía tiempo que no se veían y cuando mi suegro llega a la habitación le dice: ‘Carlos, no sé si te acuerdas de mí’. Y responde: ‘¿Cómo no me voy a acordar si te he dejado mi bólido?’. Él era así. Su capacidad para desdramatizar y no perder el sentido del humor era increíble”.

Carlos Larrañaga no hizo la mili. Cuando le tocaba estaba haciendo mucho cine y le pidió a su madre, María Fernanda Ladrón de Guevara, que moviera sus influencias para no tener que cortar su vida profesional. “Mi abuela le dijo que podía hacer cualquier cosa, pero no que un hijo suyo no jurara bandera. Y resulta que en ese momento, mi padre estaba rodando una película en la que era un cadete que sí juraba bandera. Y con eso, ya no tuvo que hacer la mili”.

La vida de Carlos Larrañaga estuvo llena de anécdotas y vivencias que, como dice su hija Amparo, “no cabrían en un libro. Tendría que ser una enciclopedia. Era un hombre asombroso al que echo de menos todos los días”.

Carlos Larrañaga fallecía el 30 de agosto de 2012 en un hospital de Málaga. Tenía 75 años y una vida profesional intensa que comenzó a los cuatro años con su aparición en la película ‘Alma de Dios’ y con 12 en ‘Pequeñeces’. A lo largo de su vida, trabajó en cine, teatro y televisión. Tuvo tantos premios que casi no le cabían en casa. Recibió la Medalla de Oro de Bellas Artes y fue uno de los actores más queridos y respetados. Cuando se le peguntaba si su destino profesional estaba marcado desde su nacimiento, afirmaba: “No tenía más remedio”.

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