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De Sara Montiel a Ortega y Gasset: los dos cementerios en Madrid de filósofos, políticos y artistas
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De Sara Montiel a Ortega y Gasset: los dos cementerios en Madrid de filósofos, políticos y artistas

En Madrid existen hasta 14 cementerios y dos de ellos son museos al aire libre. Concha Piquer, Sara Montiel, Ortega y Gasset y Gregorio Marañón, entre sus muertos ilustres

Foto: Escultura en el cementerio de San Isidro. (EFE/Kote Rodrigo)
Escultura en el cementerio de San Isidro. (EFE/Kote Rodrigo)

“El día que enterramos a mi padre fue la primera vez que vi abierto el nicho 301. Aquella sepultura siempre había estado cerrada, limpia y con la foto de mi hermano, y ahora los obreros habían quitado el mármol y los cuatro ladrillos. Todo el misterio quedaba al descubierto”. El periodista Espartac Peran ha escrito ‘Tres deseos antes de morir’ (La Campana, 2022), un ensayo sobre la muerte en el que los cementerios tienen un peso esencial. “¿Habéis pensado alguna vez en vuestro entierro?”, nos pregunta. Y aparece de nuevo la imagen del camposanto, uno de los lugares más visitados en estas fechas, la festividad de Todos los Santos.

Los hay de todo tipo, claro, y en todas partes. En Madrid, sin ir más lejos, hay 14 cementerios, de los cuales destacan dos por la fama de sus muertos. Así es: el de San Justo y el de San Isidro son museos al aire libre en el que se mezclan panteones dignos de aparecer en los libros de arte con tumbas en las que descansan personajes ilustres de todos los tiempos.

placeholder Dos lápidas en el cementerio de San Isidro. (EFE/Kote Rodrigo)
Dos lápidas en el cementerio de San Isidro. (EFE/Kote Rodrigo)

Estamos acostumbrados a recordar el de Père-Lachaise como uno de los camposantos más famosos del mundo, también por sus muertos, sin percatarnos de que aquí mismo hay tierra con celebridades del mismo nivel. El cementerio de San Isidro es uno de los camposantos del Madrid más histórico, por eso no es de extrañar que en el lugar haya enterrados desde aristócratas de alta cuna a expresidentes.

Sara Montiel y Ozores

Dividido en cuatro zonas, en este camposanto descansan desde el expresidente Antonio Maura hasta la cupletista Consuelo Vello, pasando por la única superviviente española del Titanic. En el de San Justo sucede algo parecido: podemos pasear junto a la tumba de los actores Rafaela Aparicio, Sara Montiel y José Luis Ozores, y por las del doctor Gregorio Marañón y los políticos Benito Gutiérrez y Francisco de Ríos Rosas.

Foto: Sara Montiel, en todo su esplendor. (Foto: Alamy)

El de San Justo se divide en nueve patios y en el primero al que se accede, el de San José y San Pedro, nos encontramos con la bailaora Pastora Imperio. El más espectacular, cuentan desde el propio cementerio, es la zona de la derecha del lugar. En el patio del Santísimo Sacramento es donde está Sara Montiel y otros muchos famosos como el músico Manuel Fernández Aparicio (Los Bravos) y el arqueólogo Manuel Gómez Moreno.

Zona ajardinada

En el patio de San Miguel, que fue el primero que se construyó, con su zona ajardinada y nichos a ambos lados, descansan los pintores Carlos García Alcolea y Jenaro Pérez Villaamil, el poeta Juan Nicasio Gallego, el citado Gregorio Marañón y el periodista y político Miguel Moya. También encontramos al comediógrafo Alfonso Paso, al pintor Francisco Pradilla y al historiador y crítico de arte Valentín Calderera.

En el patio de San Millán hallamos las tumbas de famosos de antes y de ahora: los cantantes Manolo Tena y Manuel Sanz Torroba, el escultor Sabino Medina, el conde de Puñoenrostro, el cantaor flamenco Porrina de Badajoz y el periodista Julián de Reoyo.

Concha Piquer y Ortega y Gasset

En el cementerio de San Isidro descansan muchos nobles. A principios del siglo XIX fue el cementerio favorito de los aristócratas, lo que lo convirtió en el lugar ‘de moda’ para descansar ‘ad aeternum’ en los ambientes políticos, de la alta burguesía y de los artistas. Cuenta con tres patios históricos declarados Bien de Interés Cultural. Aquí están personajes como Concha Piquer, Teodora Lamadrid y José Ortega y Gasset.

El patio de San Andrés se construyó durante el reinado de Fernando VII y podemos encontrarnos con la sepultura de los duques de Arcos (Antonio Ponce de León y Marina de Silva), del conde de Campomanes (coetáneo de Carlos III), la duquesa de Alba que aparece en los cuadros de Goya, María Teresa Cayetana de Silva, y hasta la familia de Francisco de Goya. Es más, allí descansó el pintor durante un tiempo, hasta que su tumba fue trasladada a San Antonio de la Florida.

Los nobles

Este cementerio propone varias rutas para conocer las tumbas más famosas. En la norte, nos podemos encontrar con Pepita Tudó (pareja de Manuel Godoy y protagonista de las majas de Goya -la vestida y la desnuda-), el torero Frascuelo, el expresidente Antonio Maura y María Josefa Pérez de Soto Vallejo, superviviente española del naufragio del Titanic.

Foto: La trágica luna de miel del único matrimonio español que estuvo a bordo del Titanic

En la ruta este hay otros nobles ilustres que han dejado huella en la sociedad española. Como la duquesa viuda de Santoña, fundadora del Hospital Niño Jesús de Madrid, y la marquesa de la Torrecilla, que protagonizó la rebelión de las Mantillas. Nos informan desde el mismo cementerio, en el que añaden que el paseo por este camposanto se termina con la ruta oeste, en la que nos encontramos las tumbas de personas como el primer Premio Nobel español, el dramaturgo José Echegaray; el prestigioso jurista y político, presidente del Congreso de los Diputados, Alonso Martínez; Amalia del Llano y Dotres, condesa de Vilches, destacada personalidad de la vida cultural madrileña del siglo pasado, y el insigne científico e inventor más grande de su tiempo, Leonardo Torres Quevedo.

Foto: Rituales para la noche de Halloween. (Pexels/Nida)

Empezábamos citando un libro que habla de la muerte. Eterna preocupación en la literatura y el ensayo. Y recordamos aquí que Ortega y Gasset está enterrado en el cementerio de San Isidro junto a otros ilustres. El filósofo madrileño, el mismo que dejó la frase de “yo soy yo y mi circunstancia”, consideraba que no se puede hablar de la vida sin tener en cuenta la muerte. “Después de dos siglos de huir la muerte, hace falta fomentar en nosotros el arte de morir”. Y qué mejor lugar para recordar que todo morimos que ir a un cementerio.

“El día que enterramos a mi padre fue la primera vez que vi abierto el nicho 301. Aquella sepultura siempre había estado cerrada, limpia y con la foto de mi hermano, y ahora los obreros habían quitado el mármol y los cuatro ladrillos. Todo el misterio quedaba al descubierto”. El periodista Espartac Peran ha escrito ‘Tres deseos antes de morir’ (La Campana, 2022), un ensayo sobre la muerte en el que los cementerios tienen un peso esencial. “¿Habéis pensado alguna vez en vuestro entierro?”, nos pregunta. Y aparece de nuevo la imagen del camposanto, uno de los lugares más visitados en estas fechas, la festividad de Todos los Santos.

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