Los ricos también hacen la compra o la manía de convertir la cotidianidad en gesta

Hay semanas flojas de contenidos en la prensa del corazón. Hay miércoles en los que hay poco que exprimir. Este es uno de esos días. La revista '¡Hola!' opta por la boda de dos personajes a los que desconozco. Sabemos que ella llevó tres vestidos y que él se ha recauchutado vivo para lucir cutis sin pliegues en la portada. Desde aquí, toda la felicidad posible. ‘Lecturas’ saca a Jorge Javier Vázquez abrazado a su burro ‘Fortunato’ para promocionar su último libro. Desde aquí, todas las ventas posibles.

Cuando esto ocurre, y hay sequía y páginas por llenar, pasan cosas curiosas. Por ejemplo, las revistas optan por sacar a los famosos haciendo las cosas que hacemos todos y pretenden convertir la cotidianeidad en gesta. Paz Padilla se va al súper con su pareja. Titana. Laura Escanes estrena casa y novio a la vez. Ser superior. Rafael Nadal Parera saca a pasear a su primer zagal. Dios de dioses.

“Paz Padilla ya hace la compra con su novio, Fran Medina, a quien está cada vez más unida”, dice Diez Minutos. Me gusta mucho ese “ya” en el titular, como si fuera una cosa extraordinaria en el avance de cualquier relación amorosa. Cuando tiene pinta de que Paz simplemente le ha dicho al hombre: “Oye, vente conmigo que no voy a poder con todo”. Me gusta esta Padilla terrenal, después de tanto tiempo hablándonos de la muerte diciendo cosas un poco extrañas, a veces rozando el tarotismo.
La influencer Laura Escanes, después de separarse de Risto Mejide, estrena casa. De esas que tiene pinta de tener muchas zonas comunes y sala gourmet, una tendencia que tiene muchísima aceptación entre compradores que no soy yo. De paso aprovecha y estrena novio, un cantante llamado Álvaro de Luna con voz un poco ronca y al que imitamos muy bien en casa cuando canta “juramento eterno de sal”, aunque no entendamos muy bien qué significa.

Rafa Nadal y su mujer, Francisca Perelló a la que conocimos como Xisca y ahora es Mery -para que luego digan que la prensa rosa es facilona- sacan a pasear al niño, que se llama igual que el padre. Imagino a los abuelos haciendo lo que el resto de los abuelos, advirtiéndoles de que al bebé le tiene que dar el sol y el aire pero poco. Echando una toquillita por si la brisa traicionera trae un resfriado, y regañando a Rafa porque no sabe coger aún bien a la criatura en brazos. El niño es tan enano que aún no sujeta la cabeza, así que la cosa se complica. Tranquilo, les pasa a los Nadal y a los López de toda la vida. Pasará.

Los textos almibarados hablan de la paternidad nadalesca como “el mejor partido de su vida”, en una originalidad sin igual. Solo comparable a cuando un torero se casa y al entrar en la iglesia hace “el mejor paseíllo de su vida”. Qué ternura el súpercampeón, por cierto. No se ha visto cosa parecida. Mery anda la buena mujer con cara de que le falta sueño, pero el insomnio con un bolso de Yves Saint Laurent al hombro es menos. Perdonen las molestias.

Rosalía dice que quiere ser madre de familia numerosa, que es lo mismo que pensaba yo hasta que con el segundo vinieron los cólicos de lactante y ya dijimos: “Pues con este ya estaría”. Eva González pasea por la calle con un “misterioso ramo de rosas” que igual es de un nuevo ligue como podría ser mío para animarla con su separación. Corinna diciendo que el rey Juan Carlos llegaba a casa con bolsas de dinero y homenajeando sin saberlo a una de nuestras rubias, Maite Zaldívar, que contó algo muy parecido de su exmarido Julián Muñoz.

Y Lydia Lozano, súper Lydia, que confiesa: “Estando casada he tenido líos, pero no amantes”. Otra cosa que no entiendo, como lo del juramento eterno de sal.