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Carmen Posadas: "Corinna es una gran espía, aunque tengo dudas sobre su verdad"
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ENTREVISTA

Carmen Posadas: "Corinna es una gran espía, aunque tengo dudas sobre su verdad"

Hablamos con la escritora de origen uruguayo con motivo de la próxima publicación de su nueva novela, 'Licencia para espiar', una obra con varios leitmotivs personales

Foto: Carmen Posadas, sonriente ante la cámara. (Carolina Roca)
Carmen Posadas, sonriente ante la cámara. (Carolina Roca)

Carmen Posadas vivió en la Unión Soviética mientras su padre era embajador en Moscú. Fue en esta temprana etapa de su vida cuando conoció personalmente un mundo que siempre le fascinó: el de los espías. Sin embargo, su contacto más cercano con este universo lleno de misterio llegó en el momento en el que a su hermana Rosa, que hablaba muy bien ruso, quisieron ficharla. Aunque esta decidió finalmente declinar la oferta por lo aburrido de la propuesta, la autora ha encontrado en esta anécdota un método de inspiración.

Foto: Carmen Posadas. (Foto: Carolina Roca)

La escritora ha contado en su nueva novela, a la que ha bautizado como ‘Licencia para espiar’, la historia de mujeres que sí ejercieron esta peculiar profesión. Quizá lo más llamativo sean sus conversaciones con espías profesionales en activo, que le han contado sus propias experiencias. Ella reconoce no tener cualidades para este oficio, porque se considera una mujer muy despistada, pero a lo largo de la entrevista desvela cómo las personas que pasan horas observando en la sombra han influido en su vida.

placeholder Carmen Posadas nos recibe en su casa. (Carolina Roca)
Carmen Posadas nos recibe en su casa. (Carolina Roca)

¿Por qué un libro de espías?

Siempre me ha fascinado ese mundo. Anteriormente, con la Guerra Fría y ahora con la guerra de Ucrania. El espionaje peor o mejor siempre ha funcionado, aunque algunas veces, como la época que viví en la Unión Soviética, era de risa; era una obsesión el espiar.

Lo viviste en primera persona con tu familia cuando tu padre era embajador de Uruguay en Moscú.

Sí, nuestra casa estaba repleta de micrófonos. Era divertido buscar dónde estaban escondidos. La verdad es que les daba igual que lo descubriéramos y eran tan chapuzas que muchas veces les escuchábamos a ellos. Siempre me pregunté qué interés tenían en una embajada como la de Uruguay; quizá pensaban que había armas nucleares. Las personas que trabajaban en casa eran espías, pero tampoco les preocupaba que lo supiéramos.

Recuerdos de juventud que los recuperas ahora…

He tenido la suerte enorme de que ahora estos temas interesan. Me entrevisté con dos mujeres espías en activo que me dijeron que “el mundo no es el teatro que vemos, sino la tramoya que está detrás”, dando a entender que son ellos, para bien o para mal, los que mueven los hilos.

placeholder Carmen Posadas, sonriente ante la cámara. (Carolina Roca)
Carmen Posadas, sonriente ante la cámara. (Carolina Roca)

¿Es verdad que a tu hermana la quisieron fichar?

Sí, mi hermana Rosa hablaba muy bien ruso y recibió una oferta. Estaba encantada, porque le parecía muy glamuroso. Sin embargo, cuando le explicaron en qué iba a consistir su misión, que era estar sentada durante doce horas delante de una mesa donde había una radio que emitía Radio Moscú, declinó la petición.

¿Tú habrías sido una buena espía?

Habría sido pésima porque soy muy despistada y no tengo nada de sangre fría.

¿Es más fácil para las mujeres ser espías que para los hombres?

También se lo pregunté a mis espías y me dijeron que las mujeres tenían cierta ventaja porque pasaban más desapercibidas. En la Segunda Guerra Mundial hubo muchos casos de mujeres que pasaban información desde Alemania al Reino Unido y de las que nunca se habría sospechado; eran amas de casa. Lo viví personalmente cuando escribía el libro, había quedado con una espía en una cafetería y pensaba que la iba a reconocer enseguida. Pues de todas las personas que estaban allí, era la que menos me imaginaba.

placeholder Carmen Posadas by Carolina Roca.
Carmen Posadas by Carolina Roca.

¿Qué diferencia ves entre espiar y cotillear?

Hay una parte común que es el tener curiosidad, saber buscar la información, pero luego cuando tienen los datos, los espías se tienen que callar.

Viviste una época donde los dosieres eran el pan de cada día para presionar a los poderosos. Mariano Rubio, tu marido, ¿sufrió esa presión?

Nos alertaron de lo que teníamos que hacer para que no nos escucharan. No existían los teléfonos móviles y nos decían que tuviéramos cuidado con las conversaciones que manteníamos. No había nada que esconder, pero como todo podía ser utilizado en nuestra contra, me entraba la paranoia. Por otro lado, los dosieres eran lo habitual para presionar a empresarios, políticos, personas con poder…

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Carmen Posadas nos recibe en su casa. (Carolina Roca)

¿Te sentiste espiada?

Fuimos espiados, fue una etapa de desasosiego.

¿Qué te parece el tema Corinna? ¿Habría sido una buena espía?

Un espléndida espía, tiene todas las cualidades. Aunque tengo mis dudas de que lo que cuenta sea así.

Foto: Corinna, en una imagen de archivo. (Getty)

¿Escribirías tus memorias?

No, y no por mí, sino porque podría contar algo que molestara o que fuera una imprudencia.

¿Y reivindicar la figura de tu marido, Mariano Rubio?

Tengo la satisfacción de ver cómo su nombre se va reivindicando cada vez más desde diversos ámbitos, como el de la banca o la sociedad civil. Fue tan monstruoso y tan brutal que taparon todo lo bueno que hizo y, al final, el tiempo coloca cada cosa en su sitio.

placeholder Carmen Posadas, en una imagen de archivo. (Gtres)
Carmen Posadas, en una imagen de archivo. (Gtres)

¿De verdad piensas que Alexa nos espía?

No lo tengo, pero hay gente que me comenta que hablan de un tema intrascendente, como es que se les ha roto el tostador, y tiempo después le llega publicidad de tostadoras. Creo que estamos vendiendo nuestra alma al diablo con WhatsApp, con las cookies... No podemos vivir de espaldas, pero vete a saber qué se hace con esa información más adelante. Se puede hacer un perfil perfecto de nosotros

¿Qué le gustaría espiar?

Desde niña, una de mis historias más recurrentes era entrar en el sanctasanctórum del Vaticano.

Carmen Posadas vivió en la Unión Soviética mientras su padre era embajador en Moscú. Fue en esta temprana etapa de su vida cuando conoció personalmente un mundo que siempre le fascinó: el de los espías. Sin embargo, su contacto más cercano con este universo lleno de misterio llegó en el momento en el que a su hermana Rosa, que hablaba muy bien ruso, quisieron ficharla. Aunque esta decidió finalmente declinar la oferta por lo aburrido de la propuesta, la autora ha encontrado en esta anécdota un método de inspiración.

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