Exclusiva | Eugenia Martínez de Irujo refuerza su posición de mujer emprendedora con un nuevo negocio
La hija de la duquesa de Alba es una mujer inquieta que está viviendo junto a Narcís un momento muy dulce, tanto en lo personal como en lo profesional
Aunque pueda no parecerlo, Eugenia Martínez de Irujo es, además de artista, una mujer de negocios. Y es que aunque sea la más mediática y cercana de todos sus hermanos, no deja de pertenecer a la Casa de Alba y eso, además de un apellido noble y la pertenencia desde la cuna a la aristocracia española, viene con un amplio patrimonio y una gran cartera de empresas que gestionar. La familia tiene, desde tiempos de la fallecida duquesa Cayetana de Alba, activos agrícolas y ganaderos, energías renovables e inversiones inmobiliarias, además de cerca de 50.000 hectáreas en tierras divididas en distintos puntos de España y numerosos palacios, torreones y edificios, algunos heredados de la Edad Media, que hay que gestionar aun cuando muchos de ellos están a cedidos a las instituciones públicas para su explotación y correcta conservación.
Sin embargo, desde la propia Casa siempre se ha comentado que Eugenia era la menos presente en los negocios de la familia, sencillamente porque es a la que menos le han interesado y no porque hubiera problema alguno con sus hermanos o sobrinos, muchos de ellos administradores hoy en día de algunas de las sociedades. En la actualidad, ella es presidenta, consejera y apoderada solidaria de Eurotécnica Agraria SA, dedicada a la gestión y explotación de la tierra, y vicepresidenta y consejera de Inversiones Princesa SA, dedicada al sector inmobiliario. Ambas son empresas de la familia y los cargos, en su mayoría, suelen rotarse con bastante frecuencia, por lo que no sería extraño que tras la siguiente junta su nombre pasase a ocupar cualquier otro.
Fincas, arte y diseño
Pero Eugenia no solo vive de las rentas que vienen ligadas a su apellido. Su pasión es el arte en casi todas sus vertientes, sobre todo el diseño, aunque también ha dejado cabida para inversiones algo menos creativas. En 2016 dio de alta su primera empresa propia, Explotaciones Agraderma SL, de la que es administradora única y también única accionista. Cuenta con dos apoderados que también ocupan el mismo cargo en otras muchas sociedades de la Casa de Alba. Este negocio tiene como actividad principal la “compraventa, arrendamiento, explotación y transformación de fincas rústicas; la explotación de todo tipo de negocios pecuarios, agrarios y mixtos, y forestales; la comercialización y compraventa al por mayor y por menor de todo tipo de productos agrarios y agroalimentarios”.
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Aunque en 2020 presentó sus peores datos, casi con seguridad debido a la crisis por la pandemia del covid, en las últimas cuentas presentadas, las de 2021, ya ha logrado remontar. Su balance juega con cifras discretas, su patrimonio neto en último curso es de casi cincuenta mil euros. Atendiendo a esto, unas ganancias de algo más de catorce mil respecto al año anterior suponen un crecimiento del resultado neto de 138%, lo que no está nada mal.
Estos resultados serán los que probablemente hayan llevado a la duquesa de Montoro a repetir la fórmula. En abril de este 2022, ha dado de alta una nueva sociedad que repite por completo el patrón de la anterior: Actividades Agrotania SL. De nuevo, ella es la única administradora y socia, y cuenta con las dos mismas personas como apoderados, la misma actividad social e incluso el mismo domicilio fiscal, el palacio de Liria. Dicen que si algo funciona, ¿para qué cambiarlo? Y esa es la máxima que debe haber seguido Eugenia a la hora de tomar decisiones para su nueva empresa.
Al margen de estos negocios, la mujer de Narcís Rebollo, presidente de Universal Music España y Portugal, ha estado sobre todo los últimos años dedicada casi por entero a proyectos relacionados con el arte. Durante el confinamiento de 2020, se dejó llevar por su creatividad y ese mismo otoño expuso su colección de 107 pinturas en El Espacio Valverde. La muestra terminó siendo un éxito en ventas. Se trataba de obras a todo color que a principios de 2021 plasmó en mascarillas, un complemento estrictamente necesario en aquellos días, y más tarde en caftanes. A finales del mismo año, presentó ‘Save’, una nueva colección de joyas diseñadas por ella de la mano de Tous, firma con la que lleva más de una década trabajando. Los beneficios de estas acciones, algunos íntegros y otros en un porcentaje, están destinados a diferentes obras benéficas de su propia elección.
Este 2022 tampoco se ha mantenido parada: con sus propias pinturas como inspiración principal diseñó para la cadena Shushita toda una línea de menaje. La experiencia le gustó tantísimo que hace solo unas semanas presentó su propia colección de vajillas pintadas por ella misma, de nuevo con la colaboración de Sandra Segismón, cofundadora del grupo hostelero anteriormente citado, pero esta vez para su venta y no solo para los restaurantes.
Eugenia es una mujer inquieta que, según ella misma ha confesado, está viviendo junto a Narcís, con el que ha celebrado ya cinco años de casada recasándose en Las Vegas, un momento muy dulce, y eso se traduce en ilusión. Atendiendo a sus últimos proyectos, llenos de luz y color, es más que evidente que en lo personal le va muy bien, y atendiendo a los números y sus últimas decisiones empresariales, también podemos confirmar que en el terreno profesional no se queda a la zaga.
Aunque pueda no parecerlo, Eugenia Martínez de Irujo es, además de artista, una mujer de negocios. Y es que aunque sea la más mediática y cercana de todos sus hermanos, no deja de pertenecer a la Casa de Alba y eso, además de un apellido noble y la pertenencia desde la cuna a la aristocracia española, viene con un amplio patrimonio y una gran cartera de empresas que gestionar. La familia tiene, desde tiempos de la fallecida duquesa Cayetana de Alba, activos agrícolas y ganaderos, energías renovables e inversiones inmobiliarias, además de cerca de 50.000 hectáreas en tierras divididas en distintos puntos de España y numerosos palacios, torreones y edificios, algunos heredados de la Edad Media, que hay que gestionar aun cuando muchos de ellos están a cedidos a las instituciones públicas para su explotación y correcta conservación.