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Ágatha Ruiz de la Prada: "Victoria Federica se está metiendo en un sitio muy peligroso, el de la fama incontrolada"
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SIN CENSURAS

Ágatha Ruiz de la Prada: "Victoria Federica se está metiendo en un sitio muy peligroso, el de la fama incontrolada"

El lunes se presenta el libro de la diseñadora, en el que habla de su vida sin omitir nada y de muchos personajes del mundo del corazón, de los que da su opinión sin cortarse

Foto: Ágatha Ruiz de la Prada, en una imagen de archivo. (Cordon Press)
Ágatha Ruiz de la Prada, en una imagen de archivo. (Cordon Press)

Ágatha Ruiz de la Prada ha vuelto a su frenética actividad, que se paró con la pandemia. Reuniones con sus proveedores, desfiles en pasarelas de México, Colombia y República Dominicana, y proyectos que pasan por su nuevo espacio. El anterior lo vendió cuando le hicieron una oferta que no podía rechazar. Ahora está en plena promoción de su libro, en el que cuenta la historia de su vida sin filtros y con claroscuros. No suaviza momentos muy difíciles y sí utiliza el sentido del humor que nunca le ha faltado, igual que su mundo de color.

La diseñadora presenta el libro el próximo lunes, pero antes ha querido hablar con Vanitatis sobre él y lo que podemos esperar.

¿Por qué este libro?

La verdad es que no lo sé. Imagino que estoy en esa edad donde los recuerdos siguen siendo actuales. Hace tiempo me lo propuso Ymelda Navajo, de la que soy muy fan, y lo fui dejando hasta que decidí que era un buen momento. Fue idea suya cien por cien y me pareció que o lo hacía ahora o nunca. El periodista Pedro Narváez fue el que le dio el estilo. Y lo bueno era que me conocía poco, con lo cual no iba a estar influido por nada.

placeholder 'Ágatha Ruiz de la Prada. Mi historia'. (La Esfera de los Libros)
'Ágatha Ruiz de la Prada. Mi historia'. (La Esfera de los Libros)

¿Cómo lo definirías? ¿Son unas memorias, un ajuste de cuentas, terapia?

Desde luego, ajuste de cuentas no. Ha sido una especie de psicoanálisis. Una especie de entrevista larguísima. Siempre me ha dado miedo perder la memoria y era el momento justo. A los jóvenes les puede interesar y a los que me conocen de siempre también.

Hay testimonios tuyos muy tristes relacionados con la familia.

Recordar siempre tiene partes buenas y otras que no lo son. Todo el mundo tiene en su vida esos claroscuros. Lo que he intentado es que no hubiera mentiras. También he tenido la suerte de que Pedro Narváez no metía el dedo en la herida. Quizá para mí lo peor eran las correcciones una vez que ya estaba entregado. Hay poca gente que sepa que yo muchas noches corregía el periódico en casa.

No tienes relación con tus cuatro hermanos y dices que lo sientes.

Pues sí, me hubiera gustado que fuera diferente. No sé si hay posibilidad de recuperar ese afecto. Lo veo difícil y me da mucha pena. Para mí la familia era y es lo más importante. Soy la mayor de los cuatro y he ejercido de madre con ellos. Llegan los problemas de herencia y ahí se acabó. A mí el dinero no me ha importado mucho y sí el trabajo.

placeholder La diseñadora, en una imagen reciente. (EFE/Elvira Urquijo A.)
La diseñadora, en una imagen reciente. (EFE/Elvira Urquijo A.)

¿Fuiste una niña feliz? Mucho poderío, mucho palacio, muchas fincas, pero parece que tuvisteis muchas carencias.

Fui muy feliz. Era la mayor de los primos, de mi casa, y entonces era un favoritismo tremendo; por ejemplo, con mi abuela. Me lo he pasado bomba organizando mil historias con mis primos.

¿Eras consciente del nivel de vida que tenías?

Lo que notaba era la diferencia de la familia de mi madre con respecto a mi padre, al que le hacían de menos. Y resulta que mi padre era un arquitecto fantástico. Respecto a los colegios, tampoco había diferencia. Yo fui tarde porque mi madre se aburría, me llevaba a todos los sitios con ella y hasta los siete años no empecé a ir a clase y ya no lo entendía. Me aburría.

Hay una frase que dices: “Si mis padres se hubieran querido, nos habrían ahorrado mucho dolor”. ¿A qué te refieres?

Hay diferencia entre los hijos de padres separados y los que no. Además de un cambio afectivo, hay otro económico. Recuerdo las navidades tristes, pesadas, sin ilusión. En aquella época no había casi separaciones. Por eso hice el esfuerzo de mantener mi familia a salvo. Los últimos diez años con 'el innombrable' -en referencia a su ex, Pedro Jota Ramírez-, nunca discutí con él ni tuvimos conflictos.

placeholder Ágatha Ruiz de la Prada y Pedro J. Ramírez, en una imagen de archivo. (Gtres)
Ágatha Ruiz de la Prada y Pedro J. Ramírez, en una imagen de archivo. (Gtres)

Me ha extrañado que tus referencias familiares sean relacionadas con el mundo pijo. ¿Tienes necesidad de esa etiqueta?

Nunca he sido pija. Reconozco que el libro es un poco clasista, pero es mi vida. Sería mejor decir 'niña bien', que eso no es pionero, porque siempre me he relacionado con cualquier persona. No me hace ilusión ir a restaurantes caros ni bolsos o ropa de firma. No tengo inseguridad social. Nunca he querido ser lo que no soy.

Hablas en el libro de tu necesidad de tener hijos. Tuviste dos abortos, uno de ellos antes de divorciarte. ¿Habrías sido madre soltera?

Si hubiera nacido en la generación de ahora, sí. En esos años no se congelaban los óvulos, ni se planteaban esas opciones.

Los lectores se sorprenderán con algunas de tus apreciaciones sobre gente conocida de la que ya antes tampoco te cortabas.

Nunca me he cortado. Hace años que decía que las Infantas no iban bien vestidas y la reina Sofía tampoco, que no eran elegantes. Y el rey Felipe tampoco. Nunca le he visto unos zapatos o una corbata bonita. A veces parece un escolta. Como elegante para mí es Naty Abascal y no Isabel Preysler. Creo que Tamara la está haciendo más humana.

No dejas en buen lugar a Polanco, a Cebrián y dices que heredaste los enemigos de Pedro Jota. ¿Los has eliminado?

Soy mucho más consecuente que 'el innombrable' y me he mantenido en mis principios. Gente que se portó muy mal sigue en mi listado y no los saludo.

Pedro Jota Ramírez no queda mal en el libro. Le defines como un hombre con un único interés: el poder.

Es así, con todo lo que conlleva que solo te importe el poder. Si hay que arrasar, se arrasa.

placeholder Ágatha con sus hijos, Tristán y Cósima. (EFE/Juanjo Martín)
Ágatha con sus hijos, Tristán y Cósima. (EFE/Juanjo Martín)

Pocos saben que los primeros apoyos los recibiste de Cari Lapique y la duquesa de Alcudia. Dices que te pusieron de moda.

Sí, sobre todo la primera, era una mujer impresionante de cachón, de elegancia. Y las dos fueron de mis primeras clientas.

¿A quién pondrías en la lista de elegantes?

Desde luego, a las que aparecen ni de broma. En cambio, me gusta mucho Victoria Federica. Pero tiene que tener mucho cuidado, se está metiendo en un sitio muy peligroso como es el mundo de la fama incontrolada. Pensar que sales en las revistas, que te invitan por ti y no por ser la sobrina del Rey. Mis hijos, por ejemplo, han estudiado fuera y tienen sus currículums.

Antes la frase era “lo de Ágatha es imposible” y ahora al revés. Te has vuelto mucho más tradicional.

Lo que pasa es que la gente se ha acostumbrado al color y me he convertido en una clásica.

En el libro, Tristán aparece como el hijo conciliador y Cósima más apegada a su padre. Dices de ella que no ha entendido que el trabajo es dedicación. ¿Le ha molestado?

No lo han leído.

Ágatha Ruiz de la Prada ha vuelto a su frenética actividad, que se paró con la pandemia. Reuniones con sus proveedores, desfiles en pasarelas de México, Colombia y República Dominicana, y proyectos que pasan por su nuevo espacio. El anterior lo vendió cuando le hicieron una oferta que no podía rechazar. Ahora está en plena promoción de su libro, en el que cuenta la historia de su vida sin filtros y con claroscuros. No suaviza momentos muy difíciles y sí utiliza el sentido del humor que nunca le ha faltado, igual que su mundo de color.

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