El martes y 13 de María Pombo: ¡esta casa es una ruina!

Hace unos meses, María Pombo nos sorprendía con su decisión de mudarse de nuevo de casa, junto a su marido y su hijo, tan solo dos años después de haber estrenado su nueva vivienda. Más aún cuando la pareja había compartido muy ilusionada todo el proceso de reforma de la que, aseguraban entonces, era la casa de sus sueños.

Para explicar su inminente mudanza, la influencer contó en sus redes sociales que "nos salió una oportunidad que era imposible de rechazar. Tanto de compra de la casa nueva como de venta de la nuestra. Como sabéis, Pablo se dedica al sector de las reformas y al final, casi sin quererlo, encuentra oportunidades y las ve claras. Mientras yo las veo imposibles".

Desde entonces, María Pombo nos ha ido trasladando puntualmente la evolución de las obras de su nueva casa, en la que pretenden estar viviendo en "menos de un mes", según ha dicho desde sus stories. Pero pese a que hasta ahora, y según relataba también ella misma, todo parecía ir "viento en popa", un contratiempo que podía haber acabado en desgracia ha empañado sus planes.

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El percance, que ha ocurrido además de forma casual (o no, según lo supersticioso que sea cada uno) en martes y 13, nos lo narraba ella misma, como siempre desde sus stories y muy resignada ante lo ocurrido, en un episodio digno de la película de Tom Hanks, 'Esta casa es una ruina'.

"Aquí va una encimera de cuarcita preciosísima que se tendría que haber montado hoy", decía María Pombo mostrándonos primero una imagen de su futura cocina y luego de dicha encimera, antes de aclararnos lo elevado del peso de esta estructura.

A continuación es cuando nos explica que durante el traslado de la pesada pieza, se ha estrellado contra el suelo y se ha hecho añicos, aunque por suerte no ha causado daños personales a nadie. "Os podéis imaginar la desgracia que podía haber sido", se lamenta la influencer.

Pasando el testigo a su marido, Pablo Castellano, que junto a su equipo se está encargando de la reforma de su nueva casa, este celebra también que nadie haya salido herido, a la vez que achaca lo ocurrido a la lluvia y a un error humano. También admite que tendrán que hacerse cargo ellos del valor de la nueva encimera. "Doble putada, no tenemos la cocina y encima tenemos que pagar otra vez", era la amarga queja de su esposa.

Percances aparte, María y Pablo siguen manteniendo intacta la ilusión por residir al 100% pronto en su nuevo hogar, mientras no dejan de mostrarnos fotos de la casa que está en plena reforma. Aunque aún falta trabajo para poder ver el resultado final, se intuye una vivienda de grandes dimensiones y con bonitas vistas en la que no faltará una piscina y que, como hicieron con la casa anterior, rematarán con una cuidada decoración pensada al detalle.