Isabel Preysler, en cifras: de su empresa cosmética a su mansión madrileña

“En un año malo, no gana menos de un millón y medio de euros”. Los ingresos de Isabel Preysler como imagen de distintas marcas han sido una constante en su vida, y una de las personas con quienes trabaja nos admite, muy a regañadientes, que la matriarca del clan Preysler gana una fortuna.

Pocos son quienes hablan en su círculo, un entorno íntimo y leal que la protege y la cuida. Así que nos quedamos con esta cifra de mínimos y analizamos su perfil publicitario y empresarial. Porque desde que grabara su primer anuncio, allá por 1968, no ha parado. Jamás.

Su primer anuncio fue para Porcelanosa, firma con la que ha seguido colaborando a lo largo de las décadas. Aquel spot, cuyo rodaje duró cuatro días, sirvió a la socialité española por excelencia para darse cuenta de que eso era un trabajo. “Ha sido bastante duro”, reconoció. Bajo esa vida chic y elegante, rodeada de lujos y privilegios, hay una mujer que lleva décadas trabajando para mantener su imagen publicitaria. Hablamos de una empresaria que ha sabido seguir siendo objeto de deseo para las portadas del cuché.

'Hot dogs' con amigas

Nacida el 18 de febrero de 1950 en Filipinas, Preysler no es alguien a quien le guste la ostentación, no al menos en sus últimos años, y tampoco le interesa el lujo en su sentido más exagerado. Es decir, “el lujo para ella es poder comer en casa con sus amigos, tener un servicio leal que no le falle, poder hacer algún viaje interesante sin preocupaciones y tener a los suyos cerca”, nos dice el mismo colaborador y amigo. Y lo ha dicho su hija Tamara Falcó también: uno de los lujos de su madre es quedar los viernes por la tarde en casa y comer ‘hot dogs’ y hamburguesas con las amigas.

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Como imagen publicitaria sigue teniendo tirón, y queda claro con la portada de ‘¡Hola!’ de esta semana: su separación de Mario Vargas Llosa ha sido una de las noticias del año que acaba. Las exclusivas son otra fuente de ingresos. Pero su perfil de empresaria es otra cosa: no ha logrado nunca un éxito rotundo. Y lo ha intentado varias veces.

Empresaria

Hace más de 22 años, en noviembre de 2000, fundó la empresa Tea Rose SL, sociedad que este verano ha visto como se cerraba su hoja registral, es decir, que no puede seguir con su actividad. Las últimas cuentas que presentó esta empresa tienen fecha de 2003 y fueron con números rojos. Preysler es administradora de esta sociedad que tiene la sede social en su casa y cuenta con un capital social de 6.000 euros.

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Otra de las aventuras empresariales de la ‘reina de corazones’ fue una firma de cosmética que ha relanzado en varias ocasiones. La última, este mismo mes de diciembre. Creó la empresa junto a su hija Ana, quien todavía mantiene su participación en Jacaranda Cosmética SL, la sociedad que comercializa la crema facial Preysler. Se llama My Cream y es un producto que se vende por poco más de 40 euros en su web y en farmacias. My Cream fue lanzada a principios de 2015, pocos meses después de la muerte de Miguel Boyer, y desde entonces Ana es la administradora única de la sociedad.

Sus consejos

Cuando hablamos de comprar los cosméticos en su web, hablamos de la página que lleva el nombre de la socialité, donde hay incluso consejos de todo tipo. “Sois muchas las que me preguntáis sobre cómo me maquillo, así que me gustaría explicaros los pasos que sigo”, se puede leer. Tiene cuentas en todas las redes sociales y, como decíamos, este mes de diciembre han colgado múltiples posts en Instagram, por ejemplo, para promocionar sus productos. La empresa ha sufrido vaivenes que se reflejan en el Registro Mercantil: la empresa no ha presentado cuentas desde 2015, cuando sufrió ligeras pérdidas.

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Si preguntamos, nos dicen lo mismo, que Preysler es una mujer muy tranquila, que con la publicidad gana lo suficiente como para llevar una vida en la que nadie debe preocuparse por el dinero. Eso sí, cuando se trata de escoger las marcas para las que trabaja, es muy selectiva. “Hila muy fino, busca marcas de mucho nivel y que paguen altas cantidades, pero, ojo, que si no le gusta una marca, no la llevará jamás, por mucho dinero que le paguen”. La citada Porcelanosa, un tiempo fue imagen de Ferrero Rocher, también de Astor, Pedro del Hierro, la joyería Rabat. Pero hay veces, nos aclaran, que trabaja por amistad, es decir, por un intercambio: le regalan una pieza que le gusta y la publicita.

Son décadas en primera fila, años en los que nunca ha dejado de interesar a la prensa ni a las marcas. Y aun así, en el Registro de la Propiedad solo consta un inmueble a su nombre o al de sus empresas: la mansión de Puerta de Hierro en la que vive. Se trata de una propiedad enclavada en una parcela de 5.000 metros cuadrados en una de las zonas más exclusivas de Madrid. Una enorme casa fortificada, con un bonito jardín y una gran piscina rectangular de la que hemos visto muchas imágenes gracias a su hija Tamara, acaso la heredera de ese chic de la ‘high’ que tanto gusta a las marcas.