Iñigo Onieva, "desconectado" en la noche: así fue su última jornada de trabajo

Tras un final de año de lo más surrealista, marcado por la noticia de la ruptura inesperada entre Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, su hija Tamara Falcó decidió acallar el murmullo mediático que giraba en torno a su madre a través de su consolidación como protagonista absoluta del clan. La marquesa de Griñón regalaba a la prensa nacional un nuevo giro de guion y confirmaba hace menos de una semana su reconciliación con su expareja Iñigo Onieva, perdonando así la infidelidad pública del hombre de negocios.

Desde que esta decisión viese la luz, Tamara Falcó ha optado por hacer oídos sordos a las críticas feroces de los medios, refugiándose en la casa familiar de Puerta de Hierro sin ofrecer declaraciones, ni realizar salidas públicas. Por otro lado, Iñigo Onieva no ha querido esconderse y ha continuado con normalidad su rutina y costumbres ante las cámaras, llegando a hablar incluso con los reporteros agolpados en la puerta de su céntrico piso de la capital. Sin embargo, de puertas para adentro hay cosas que sí están cambiando en la vida del empresario.

El periodista Saúl Ortiz era uno de los primeros en desvelar en el programa ‘Fiesta’ que esta segunda oportunidad estaría regida por unos cambios en las dinámicas de pareja, especialmente en la conducta de Onieva. La aristócrata habría pedido a su novio que abandonase el mundo de la noche y mantuviese un perfil más bajo frente a las publicaciones. Una información que está cobrando cada vez más sentido gracias a pequeños gestos del relaciones públicas.

Iñigo no solo ha decidido poner un nuevo estado de WhatsApp de lo más significativo: "Now or never" (ahora o nunca, traducido al español), sino que también ha querido eliminar en sus historias destacadas de Instagram toda su experiencia en el festival Burning Man, lugar donde inició el principio del fin de su relación con la marquesa unos meses atrás, coincidiendo con su anuncio de ‘engagement’.

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Noelia Zazo

Además, según han podido confirmar fuentes solventes a Vanitatis, Iñigo Onieva ha acudido menos de lo habitual a su puesto de trabajo en el Lula Club desde que Tamara Falcó tomara la decisión de darle una nueva oportunidad. La última vez que lo hizo fue este pasado sábado, donde su jornada laboral tuvo algún que otro traspié. “No estaba del todo atento ni entusiasta con los clientes, cuando anteriormente era impresionante su implicación. Parecía desconectado de la realidad, sin ganas de estar allí y se llevó alguna reprimenda por parte de los asistentes”, nos aseguran.

De esta manera, el empresario ha empezado su transición a una nueva vida que lo aleja del mundo de la noche, el cual no convence a su pareja. Por otro lado, no solo su actitud con los clientes fue reseñable en esta velada. “Si antes cuando ibas lo veías bailar y recorrerse la pista con total libertad, ahora no se mueve de la zona de reservados y está muy pendiente del entorno. Parecía estar continuamente alerta, a la defensiva, muy observador”, informan a nuestra publicación los testigos.

Iñigo Onieva sigue rigurosamente las instrucciones de Tamara Falcó, además de su equipo de comunicación, conformado por expertos del sector y abogados, y mostrará en los próximos meses un perfil muy bajo ante la prensa, hasta que pueda desaparecer casi por completo de los titulares. Su intención es ser meramente objeto de noticia cuando los hechos se relacionen con su historia de amor con la marquesa de Griñón, como puede ser el día de su boda o la próxima mudanza juntos.

Tal y como demostró realizando el Camino de Santiago o desapareciendo del foco mediático por meses, el empresario ha hecho un gran esfuerzo personal para lograr convencer a la hija de 'la reina de corazones’ de su cambio y está decidido a apostar por una nueva vida con la que no pueda defraudar a su novia y en la que tomará nuevos horizontes si es necesario.