Cayetano Martínez de Irujo se convierte en profesor de élite

Hace tiempo que Cayetano Martínez de Irujo no ocupa titulares de prensa. El quinto hijo de la duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart, lleva años viviendo discretamente en una de sus fincas sevillanas alejado del foco mediático y centrado en la agricultura y en la hípica, un deporte que practica desde que tenía cinco años de edad y que le hizo olímpico en Barcelona 1992.

Retirado en el campo

El duque de Arjona reside concretamente en Carmona, una localidad palaciega de las más bonitas de la provincia de Sevilla y un lugar que el jinete tiene marcado en el corazón. Allí es propietario de dos fincas. Una de ellas, Las Arroyuelas, es donde vive desde hace varios años y donde celebró el bautizo de sus hijos Luis y Amina, fruto de la relación que mantuvo con Genoveva Casanova.

Cayetano, quien también es conde de Salvatierra, tiene una casa dentro de la finca con todas las comodidades y ha habilitado unas dependencias de la misma como oficina, ya que explota agrícolamente sendas fincas. También fue este el lugar elegido para pasar el confinamiento junto a sus hijos. Las Arroyuelas era una finca que su padre, Luis Martínez de Irujo, gestionaba personalmente y que fue donada a Cayetano en vida por la propia duquesa de Alba, conocedora del cariño que su quinto hijo guardaba a este lugar.

Profesor de grandes jinetes

A pocos kilómetros de allí, en el Club Zaudín de Sevilla, impartirá este sábado un clínic de salto. Un clínic es una clase magistral de salto impartida siempre por grandes jinetes para alumnos ya competidores. El curso está organizado por la Asociación de Concurso Completo de Equitación de España. El Club Zaudín está situado en la provincia de Sevilla, concretamente entre las localidades de Bormujos y Tomares; y está emplazado en la Urbanización El Zaudín, una de las urbanizaciones de lujo más prestigiosas de Sevilla, como podría ser La Moraleja en Madrid. Además de en este clínic, Cayetano continúa con sus labores como profesor, como consejero técnico en la disciplina de salto, del jinete Antonio Cejudo.

Además de sus labores de enseñanza de la hípica, y su faceta como agricultor, el conde de Salvatierra continúa presente en la competición hípica. No al mismo nivel que hace unos años, pero sí acudiendo a concursos representativos cada cierto tiempo, especialmente a aquellos celebrados en el sur de España que le vienen mejor por logística. También hay que tener en cuenta que Cayetano sufrió varios problemas de salud hace años que, de forma continuada, le obligaron a pasar por el quirófano e influyeron considerablemente en su faceta como jinete. Él se repuso siempre rápido y procuró volver a subirse a sus caballos lo más rápido posible, entrenando incluso cuando los puntos aún le molestaban, pero había perdido cierta ilusión y motivación por un deporte que siempre le había apasionado.

Con Dito recuperó la ilusión

Fue Dito, uno de sus caballos, de raza holsteiner, el que le hizo recuperar la ilusión por la hípica tras esos baches de salud. “Este caballo ha recuperado mi ilusión y mi fortaleza, mis ganas de montar”, declaraba a una publicación especializada. Un caballo de diez años por el que Cayetano ha recibido suculentas ofertas económicas, pero que, tal y como él mismo confirma, no está a la venta: “Estoy recibiendo ofertas de hasta tres veces más de lo que me costó. Me cuesta mucho mantener lo que tengo, pero lo último de lo que me desharía sería del caballo”.

De hecho, es este caballo el que el duque de Arjona ha montado en el último concurso nacional en el que ha participado. Fue el 28 y 29 de octubre en la Dehesa Montenmedio (Cádiz). Quedaron en sexto y quinto lugar y recibieron unos premios de 220 euros y 210 euros por ello. Antes de ese concurso a principios de octubre, también con Dito, disputó el Campeonato de España Absoluto de Clásicos. El tándem hizo un buen concurso, pero no pudo ser y en la final quedaron eliminados. Pero, ya se sabe, lo importante es participar.