Patricia Llosa, elogiada por su hijo Álvaro en un dardo hacia Isabel Preysler

Por fin, desde que fuera elegido en noviembre de 2021 como nuevo miembro de la Academia Francesa, Mario Vargas Llosa ha ingresado oficialmente en la institución en un solemne acto celebrado en París en el que ha estado rodeado por su familia y acompañado del Rey emérito y de la infanta Cristina. El nobel de Literatura de 2010 se mostró "muy contento" por su ingreso en la Academia, aunque nervioso por su discurso en francés, en el que criticó las "pantomimas" de democracia como la "Rusia de Vladímir Putin".

Muy atentos a sus palabras bajo la célebre cúpula del Anfiteatro del Instituto Francés se encontraban los hijos del escritor y también la que fuera su mujer durante 50 años, Patricia Llosa, a la que los nervios y el desasosiego de los últimos días, bronca con los reporteros incluida, hacían que no pudiera evitar bajar la mirada durante algunos momentos de la ceremonia, dando la impresión de estar echando una cabezada.

Mostrando de nuevo un frente unido, tras años de tensiones después de que Mario abandonara a Patricia por Isabel Preysler, con la que rompía recientemente después de ocho años de relación, el hijo mayor de la pareja, Álvaro Vargas Llosa, ha querido destacar el papel de su madre tanto en el seno de su familia como en la trayectoria profesional del literato.

Unas palabras que se pueden interpretar como un claro dardo hacia Isabel Preysler, ninguneando la larga relación de 'la reina de corazones' junto al escritor en favor de la que él califica como única y auténtica mujer de Mario Vargas Llosa. Un mensaje que llega también después de que la socialité fllipina aireara las intimidades caseras del literato y de que los hijos del peruano afirmaran en la revista 'Semana' que "no hay que tener miedo a Isabel Preysler. ¿Quién se cree que es? No le tenemos ningún miedo".

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"A nadie deben mi padre y su obra tanto como a ella", escribía en su cuenta de Twitter junto a una foto de él sentando con Patricia Llosa extraída de la captura de un vídeo en YouTube de la ceremonia. "Mi padre lo ha proclamado muchas veces en público, nos lo repite a menudo en privado. Nadie merecía estar en primera fila más que ella. La mujer de su vida, dicen los cursis. No sólo los cursis. Los inmortales también", terminaba diciendo el también escritor.

En efecto, más allá de la reciente publicación del cuento 'Los vientos', en el que el peruano se muestra arrepentido por haber renunciado a aquella relación con su esposa, con la que parece haber alcanzado una reconciliación impensable no hace tanto, en su discurso de aceptación del Nobel también se deshacía en elogios con ella.

"Ella hace todo y todo lo hace bien", aseguraba él en Estocolmo sin poder contener las lágrimas. "Administra la economía, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas y es tan generosa que, hasta cuando cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: 'Mario, para lo único que tú sirves es para escribir'", añadía de manera entrañable.

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Álvaro Vargas Llosa compartía también desde sus redes algunos momentos tras las cámaras del acto, como una foto junto a sus padres y sus hermanos y otra del "abuelo haciendo la prueba de sonido y atril" bajo la atenta mirada de su nieto Leandro, "horas antes de colocar el segundo y definitivo pie en la inmortalidad".

Tampoco se olvidaba de dedicar unas palabras de agradecimiento a Juan Carlos I por su presencia en el evento, destacando su papel en la consolidación de la democracia en nuestro país. "Gracias por lo que usted ha hecho por España. Nadie con un mínimo conocimiento del papel que ha jugado para que España sea una democracia liberal europea puede dejar de reconocérselo. Macron, que los ha invitado a ambos a cenar mañana junto con Javier Cercas, lo reconoce también", escribía.

Mario Vargas Llosa es ya el primer escritor en español en ingresar a la Academia Francesa, la centenaria institución encargada de velar por la lengua de Molière, que ha roto varias de sus propias tradiciones para acoger al autor de 'La fiesta del Chivo'. La decisión también generó entonces críticas de grupos de intelectuales franceses, tanto porque el nobel de 2010 nunca ha escrito en lengua francesa como por sus posiciones políticas, que algunos consideraron próximas a la extrema derecha.

Su edad de ingreso también ha sido una transgresión respecto a las normas de la institución fundada en 1635 por el cardenal Richelieu, que desde 2010 había establecido un tope de 75 años –el peruano tiene 86– como máximo para presentarse candidato a uno de los 40 sillones de 'los inmortales', el nombre con el que se conoce a los académicos por el lema 'À l’immortalité' (A la inmortalidad) del sello de la Academia.