Los Goya en Sevilla tienen un color... ¿especial? Recuerdo a Saura, Sanidad, ministras y alfombras azules

'Cantares' para Saura. La ceremonia de los Goya de este año (la 37ª edición) no podía empezar de otra forma. Teniendo en cuenta que el autor de obras como 'La Caza' o 'Cría Cuervos' había fallecido a tan solo un día de recibir su Goya de honor, el tributo hacia su figura era el mejor arranque posible. Fue un 'Cantares' coral, con la foto del cineasta de fondo de escenario, el que dio el pistoletazo de salida a la primera ceremonia de los premios de cine español sin mascarillas y sin restricciones de ningún tipo. Aunque, paradójicamente, estos Goya no alcanzaron la agilidad y la brillantez de otros con más limitaciones (una de las mejores galas fue la que tuvo lugar en plena pandemia, presentada por Antonio Banderas y María Casado).

Nada de eso pareció importarle a Sevilla. La capital hispalense se ha preparado durante meses para acoger el evento cuatro años después de la última vez, en un 2019 que parece que sucedió hace siglos. Calles con bustos de Goya, coches cargados de portatrajes y representantes apurados y comiendo bocadillos a pie de restaurante daban pistas de que el cine, como Santa Claus, había llegado a la ciudad. La itinerancia de los Goya sigue siendo una magnífica idea. Los taxistas que conducían a los equipos, a los actores o a los periodistas hacia el Palacio de Exposiciones y Congresos FIBES de Sevilla han vivido la gala del cine español como si les fuese la vida en ello. Con la entrega e ilusión de un espectáculo que reúne a la flor y la nata de nuestra cinematografía.

Algún conductor preguntaba, por ejemplo, si la gente del cine español va mucho de fiesta; si son sencillos o vanidosos; si, en definitiva, el mundo del cine es tan diferente de otros mundos laborales. Para responder a la pregunta, nada mejor que repasar la alfombra roja (azul este año), que tuvo aciertos y desaciertos (la androginia maravillosa de Milena Smith o el riesgo de Eduardo Casanova merecen nuestros elogios) o una gala más densa que otros años.

Con el recuerdo de Saura sobrevolando, la gala comenzó con Carmen Maura entregando el Goya a dos de sus hijos y a Eulalia Ramón, compañera de vida del director. La protagonista de '¡Ay, Carmela!' lamentó no haberle hecho saber a Saura "la huella" que había dejado en ella como actriz. Su hijo recordaba la importancia de las mujeres de su vida, de Adela Medrano a la mencionada Eulalia Ramón. Fue esta última la que quiso dedicar el Goya a las últimas cuidadoras del genio. La viuda de Saura aprovechó para reivindicar la Sanidad pública, determinante en los últimos días de vida del director. Y, por si alguien pensaba que la cosa iba con ella, Isabel Díaz Ayuso no tardó en lanzar un tuit alabando a la viuda de Saura por mencionar el hospital de Villalba. "Agradezco a la viuda de Carlos Saura, Eulalia Ramón, el homenaje que ha hecho a la Sanidad madrileña, encarnada esta noche en el Hospital de Villalba. Todos creemos en nuestra Sanidad, trabajamos por la mejor", escribió. Hasta Clara Lago habló, en un largo soliloquio, del desmantelamiento de la Sanidad pública del que se acusa a la presidenta de la Comunidad de Madrid. No fue la primera ni tampoco sería la última a lo largo de la noche.

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Hablando de políticas, alguno de los presentes comentó lo atentas que estaban Irene Montero y Yolanda Díaz, ilustres acompañantes de gala de Pedro Sánchez, saludando a muchos de los actores y cineastas a los que admiran. "Es muy cinéfila", dijo una agente de prensa sobre Díaz. Las dos ministras no perdieron detalle, por ejemplo, de la labor de Clara Lago y Antonio de la Torre, pareja de presentadores que, nada más subir al escenario, justificaron su anómala elección. ¿Por qué ellos y no otros? "Pero si no tenéis ni gracia", recordó Lago que le dijeron sus amigos nada más anunciar que iba a presentar el evento. Quizá por eso el peso de 'las gracias' se descargó en los presentadores colaterales, aquellos que entregan los premios. Arturo Valls con voz de José Coronado, mencionando el famoso tema de Shakira, fue uno de los pocos (y más brillantes) interludios humorísticos. Pese al esfuerzo de los presentadores, se echó en falta a una Rosa María Sardá, a un Dani Rovira o a una Silvia Abril. Pero quizá nos malacostumbraron con su talento. Y quizá no es justo pedirle a Lago o De la Torre que igualen la altura de unos cómicos natos.

Luis Zahera fue el primer premiado como actor de reparto por 'As bestas', la gran triunfadora de la noche. Cero sorpresas para un 'chico Sorogoyen' (su otro Goya lo obtuvo por 'El reino', del mismo director). "Siempre quise hacer un western y siempre quise matar a un francés", comentó con socarronería. Tampoco hubo sorpresas en el premio para Susi Sánchez. "Hasta ahora se nos han abierto pocas puertas. Las de la cocina y las del dormitorio", reivindicó, en clave feminista, otra repetidora en eso de ganar el premio a la Mejor Actriz de Reparto. Ya lo consiguió hace unos años por 'La enfermedad del domingo' y esta vez por encarnar a otra madre (muy diferente a la de aquella película) en 'Cinco Lobitos'. En los pasillos del FIBES alguien dijo que 'Cinco lobitos' "lo habría ganado todo; es la más emocional de todas" de no ser una opera prima (su directora, Alauda Ruz de Azúa, ganó un impepinable premio a la Mejor Dirección Novel).

En una gala que sacó a la palestra la memoria de nuestro cine (el anuncio de un nuevo premio llamado Elías Querejeta, la presencia de Fernando Esteso o de una espléndida María Luisa San José), no podía faltar el recuerdo a la gran Lola Flores. Lolita le dedicó a su madre un esforzado 'Pena, penita, pena', que culminó con una referencia (inevitable) a 'Sevillanas', la película en la que la gran Lola fue dirigida por el maestro Saura. Dos iconos que ya son eternos.

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Recuerdos aparte, nos gustaron las uñas de reinvidicación trans de Rodrigo Sorogoyen, el peinado efecto mojado de Laia Costa, el discurso de Telmo Irureta tras ganar por 'La consagración de la primavera' ("Nosotros también follamos", reclamó para las personas con discapacidad) o el entusiasmo de Laura Galán al recoger su premio por 'Cerdita'. La emocionada dedicatoria a su hijo justifica, por sí sola, la retransmisión televisiva de este tipo de premios. También sus palabras contra el bullying, el tema que vertebra esa película de terror autóctono y de pueblo que le dio el Goya a la Mejor Actriz Revelación.

La gala de los Goya también deja varias preguntas en el aire: ¿por qué Carla Simón ganó la Berlnale el pasado año pero perdió el Goya a la mejor dirección frente al Rodrigo Sorogoyen de 'As Bestas'? El western rural se llevó nueve premios pero, ¿fue una elección menos arriesgada frente a otras más 'en los márgenes'? Algún periodista recordó lo sucedido hace 20 años con 'Los lunes al sol' y 'Hable con ella': la película de Aranoa se llevó el Goya y la de Almodóvar se fue casi de vacío mientras que en Hollywood la reconocieron con un Oscar al Mejor Guion.

En un año marcado por la excelencia en nuestro cine, era difícil, desde luego, contentar a todos. Pero si 2022 será recordado por ser el mejor del cine español en el siglo XXI, quizá no se puede decir lo mismo de una gala a la que no le faltaron reivindicaciones pero sí momentos memorables. En el vigésimo aniversario del 'No a la guerra' quizá esperábamos bastante más. Siempre nos quedará, eso sí, Juliette Binoche cantando el 'Porque te vas' de Jeannette. A Carlos Saura le habría encantado.