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Luis Miguel e Iñigo Onieva, dos maneras de llevar el noviazgo
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ASÍ MARCAN LA DIFERENCIA

Luis Miguel e Iñigo Onieva, dos maneras de llevar el noviazgo

Lo más significativo de una relación es cuando uno de los dos hace algo por el otro que ya forma parte de la vida cotidiana. Eso han hecho ya Luis Miguel y Paloma Cuevas

Foto: Luis Miguel, en una fotografía cedida por Warner Music. (EFE/Cortesía Warner Music)
Luis Miguel, en una fotografía cedida por Warner Music. (EFE/Cortesía Warner Music)

Pasó el tiempo en que Paloma Cuevas y Luis Miguel dejaban de ser amigos de toda la vida sin ninguna connotación amorosa, más allá de conocerse desde que eran niños, a una relación estable. Al menos, así están en este momento las cosas hasta que por fin se dejen ver en algún acto con repercusión pública. Dicen que puede ser pronto.

Foto: Paloma Cuevas, en una imagen de archivo. (Getty)

Ninguno de los dos necesita ser protagonista de una exclusiva. Paloma Cuevas nunca lo ha hecho y no tiene por qué cambiar su modo de actuar.

placeholder Paloma Cuevas, en una imagen de archivo. (Getty)
Paloma Cuevas, en una imagen de archivo. (Getty)

Hace unos días acompañó a su amiga y socia Rosa Clará a la nueva apertura de la tienda de novias y vestidos de fiesta que la empresaria catalana ha abierto en Córdoba. La amiga no tuvo inconveniente en formar parte del reportaje gráfico que se ha repartido a todos los medios que lo quisieran. Ya llegará el día en que el cantante también forme parte de la vida laboral. Por ahora lo es solo en el plano lúdico, que ya de por sí es fundamental en una pareja que empieza.

La diseñadora ha ido marcando los tiempos en esta historia y Luis Miguel se ha acomodado a la situación. El Sol de México, como se le conoce profesionalmente, no tenía nada que perder en el aspecto mediático y familiar. Su lista de parejas más o menos estables y novias estacionales formaban parte de su biografía. Unas eran de verdad y otras se subían al carro para mantener cierto interés mediático que desaparecía en el mismo momento en que a Luis Miguel se le veía con otra bella señorita.

Nada llamativo en el mundo en que se movía y que poco tenía que ver con el de Paloma Cuevas, que siempre ha mantenido un perfil muy bajo. Mientras estuvo casada, su imagen se diluía con la del torero. Ella tenía sus empresas y negocios y Enrique Ponce los suyos. Fueron el matrimonio ejemplar hasta que el amor desapareció. Tampoco nada nuevo bajo el sol. Las parejas, cuando se rompen, suele ser porque uno de los dos encuentra a otra persona. Aquí pasó lo mismo.

placeholder Luis Miguel, durante un concierto en Bogotá (Colombia). (EFE/Leonardo Muñoz)
Luis Miguel, durante un concierto en Bogotá (Colombia). (EFE/Leonardo Muñoz)

Tres años después, Ponce mantiene su relación con Ana Soria y Paloma ha encontrado lo que nunca imaginó con Luis Miguel. Una sorpresa para la familia e incluso para las amistades más directas. Cuentan que la primera vez que la acompañó, los amigos se quedaron un tanto sorprendidos. No hizo falta presentación y a partir de ese momento, Luis Miguel se convirtió en uno de los fijos en los encuentros a los que acudía Paloma.

Se mantuvo el secreto hasta que comenzaron a dejarse ver en lugares que marcan la relación de una pareja. Cuando se pasa del primer mensaje por WhatsApp “que duermas bien” acompañado de emoticones a “nos vamos de compras”.

Y esto es lo que ha marcado la diferencia en la evolución de la pareja Luis Miguel & Paloma. Las primeras imágenes de ellos dos y que puntúa no son en un restaurante ni subiendo al avión privado del cantante, como hemos visto. Lo más significativo de una relación es cuando uno de los dos hace algo por el otro que ya forma parte de la vida cotidiana. Y se traduce en un día de compras.

La primera vez fue en octubre, cuando acudieron a El Corte Inglés para que Luis Miguel se comprara ropa de abrigo. Y fue Paloma la que eligió su vestuario de invierno. Una señal más que marcaba la afectividad de ambos.

placeholder Paloma Cuevas. (Getty)
Paloma Cuevas. (Getty)

Habrá quien opine que es lo más normal entre amigos, pero la realidad es que ese tipo de salidas comerciales no son las más interesantes, pero sí que sirven para dar más sentido de intimidad.

Ahora lo han vuelto a hacer. Me refiero a las compras comunes. La pareja viajó a Nueva York y Paloma mostró en sus redes unas vistas nocturnas de la ciudad desde una planta de un rascacielos. Podía ser una habitación de un hotel, un restaurante de lujo o un apartamento propio del cantante o de amistades. Forma parte de la imaginación.

Pero lo que sí resultó real fue que de nuevo compartieron compras. Esta vez en Nueva York, y era Luis Miguel el que ejercía de acompañante mientras Paloma se dedicaba a mirar, probarse y elegir, que es el timing femenino y que no suele ser rápido. Esta manera de actuar marca la diferencia en las etapas afectivas. Ir de compras con la novia no suele ser muy habitual.

Por ejemplo, a Iñigo Onieva aún no le hemos visto de esa guisa con Tamara.

Pasó el tiempo en que Paloma Cuevas y Luis Miguel dejaban de ser amigos de toda la vida sin ninguna connotación amorosa, más allá de conocerse desde que eran niños, a una relación estable. Al menos, así están en este momento las cosas hasta que por fin se dejen ver en algún acto con repercusión pública. Dicen que puede ser pronto.

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