Las claves del lenguaje corporal de Risto y Natalia, su nueva novia: qué nos dicen sus gestos

La separación de Risto Mejide y Laura Escanes ya es cosa del pasado. Ambos han pasado página y tanto Laura como el presentador parecen haber rehecho sus vidas. Laura hace tiempo que sale con el cantante Álvaro de Luna, con quien ya comparte fotografías en sus redes.

Risto, por su parte, parece que todavía no se atreve a dar el paso, pero no esconde que lleva tiempo conociendo a Natalia. Con ella se escapó unos días a París, momento en el que surgieron los rumores de romance. Ahora han cambiado de destino y es una escapada a Cuenca, donde vive toda la familia de la joven, la que nos regala más imágenes de la pareja. Muy abrigados para plantarle cara al frío, no hay temperatura suficientemente baja para borrar las sonrisas de su rostro.

El comienzo de esta historia de amor recuerda ligeramente al principio de la relación de Risto con Laura Escanes. En esta ocasión también han sido las redes sociales las responsables de hacer que se conozcan. Tras conversar unas semanas a través de mensajes, la pareja decidió conocerse, tal y como revela la revista ‘Lecturas’, quien ha publicado también las instantáneas. Hace dos meses de esto.

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El lenguaje corporal de Risto y Natalia

No hay duda de que entre ellos las cosas marchan estupendamente, durante el tiempo que pasearon juntos el contacto fue constante y la sonrisa de Natalia no flaqueó, por lo menos así se puede ver en las imágenes.

Se suele considerar que las parejas que caminan juntas y abrazadas lo hacen porque están en la plenitud del amor, porque quieren pasar juntos el máximo tiempo posible, y en este caso no sorprende en absoluto, porque Natalia vive y trabaja en Valencia, lo que hace que no puedan verse tan a menudo como es habitual al principio de una relación. De hecho, la revista afirma que llegaron por separado y se encontraron en Cuenca.

Ese contacto entre ellos parece mantenerse de forma continuada durante el paseo. Natalia no duda en entrelazar su brazo con el de Risto, gesto que él acepta encantado. Que sea ella quien se agarra podría ser indicativo de que está dispuesta a que sea él quien marque el ritmo.

“Algunos estudios han sugerido que tocar el brazo de otra persona puede ser una forma de comunicar afecto, especialmente si la persona que lo hace está sonriendo o si la persona que lo recibe responde de forma positiva”, explica Nieves Sanz, licenciada en Psicología que ha trabajado con parejas. “De hecho, tocar el brazo de otra persona puede ser una forma de flirtear”.

Una complicidad que también se nota en otros momentos, como cuando a lo largo del paseo, optan por cogerse de las manos para seguir caminando. En las imágenes se puede ver cómo este gesto, por sencillo que parezca, tiene varios significados. Por ejemplo, durante un momento apenas entrelazan sus dedos, solo los rozan. Esto suele darse en situaciones sociales en las que podría ser extraño mostrarse demasiado afectivos, pero quieren dejar claro que están ahí para el otro, que están juntos.

Por otro lado, hay otros momentos en los que ese agarre sí que es firme, lo que se suele entender como una muestra de equilibrio. Ambos quieren cuidarse mutuamente. Pequeños detalles que podrían parecer casuales y que seguramente para ellos lo sean, pues tendemos a adoptar posturas y hacer gestos de manera involuntaria, dejando que sean nuestro lenguaje corporal el que hable.