Lo que Lequio dice a través de su lenguaje corporal en medio de la tormenta mediática con Ana Obregón

El silencio se ha convertido en la respuesta por la que Alessandro Lequio apuesta cada vez que surge el tema de la nueva maternidad de quien fuera su pareja, Ana Obregón. La actriz y presentadora se ha convertido en madre de nuevo, en realidad abuela, pues en la portada de la revista ‘¡Hola!’ confirmaba que este bebé es hijo biológico de su hijo Aless, fallecido en 2020.

Prefiere no hacer declaraciones, pero no puede evitar aportar pequeños matices. Le duele que su hijo sea el protagonista de la actualidad; no existe una mala relación con Ana o con su familia, a los que califica de “estupendos”, y aclara que un testamento ológrafo tiene que ser escrito, algo que contradice parte de lo dicho por Obregón.

Sin embargo, Lequio no necesita hablar para expresar cómo se siente. Su postura, sus gestos y miradas le delatan cada vez que, por su trabajo como colaborador de ‘El programa de Ana Rosa’, tiene que ponerse frente a las cámaras y capear las preguntas de sus compañeros, que tratan de respetar su decisión, pero quieren conocer la verdad.

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El lenguaje corporal de Lequio

Cuando se conoció la noticia, todo el mundo esperaba la reacción de Alessandro. Por aquel entonces solo se sabía que Ana había sido madre en Miami, a través de gestación subrogada, y Lequio solo contó que él era una de las pocas personas que lo sabían. Cristina Soria analizaba desde ‘Sálvame’ sus gestos y actitudes en aquella ocasión.

“Ana Rosa le ha preguntado y yo he notado la emoción en la barbilla, que estaba arrugada”, explicaba la experta, dejando claro que estos pequeños gestos pueden marcar una gran diferencia. Cejas tristes, sonrisas tensas y unos ojos que no llegaban a acompañar a esas sonrisas. Alessandro se mostraba tenso y contenido.

Algunos gestos se repetían, tras ser preguntado se mordía el labio, se inclinaba hacia delante, tragaba saliva, levantaba las cejas. “Le he visto regulando emociones y controlando sentimientos”, decía Soria.

Ahora la situación ha cambiado mucho, no así la actitud de Lequio, quien se muestra triste e incómodo, lleno de emoción cuando recuerda a su hijo, pocas palabras y muy bien escogidas, para decir lo que quiere y que no se interprete de otro modo. Las manos, que siempre son un reflejo de las emociones, sobre el regazo, a menudo entrelazadas. Esto, según el experto en lenguaje no verbal Luis Pardo, “transmite una actitud reprimida, ansiosa o negativa”.

A lo largo de sus últimas intervenciones son más los temas que se tratan y podemos ver cómo su lenguaje corporal cambia cuando de lo que se habla es de su relación con Obregón. Recupera un poco de la energía perdida, vuelve a gesticular con las manos, algo muy habitual en él, e incluso deja ver alguna sonrisa, tensa pero un poco más sincera.

Esta energía desaparecía de nuevo en su última intervención, hablando del testamento de su hijo. De nuevo, optando por callarse, solo ha intervenido en ocasiones puntuales, para matizar un detalle y regresar a su silencio. Recuperaba la mirada al frente, que durante algunos de estos días le costaba mantener, optando por bajarla, algo que habitualmente sucede cuando nos enfrentamos a sentimientos que son muy fuertes.

Esto es una manera de protegernos, de hacer menos visible un estado de ánimo que, a la vista de todo lo que está sucediendo, está claro que no está siendo fácil para Alessandro.