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La fortuna de Sánchez Dragó: una herencia inmobiliaria con más de 10 propiedades que recayó en sus hijos
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Patrimonio del escritor

La fortuna de Sánchez Dragó: una herencia inmobiliaria con más de 10 propiedades que recayó en sus hijos

El autor, que falleció en Soria hace justo un año, había invertido a lo largo de su vida en varios pisos y casas en el barrio de Malasaña y en la provincia de Soria

Foto: Sánchez Dragó en una imagen de archivo. (CP)
Sánchez Dragó en una imagen de archivo. (CP)

"Yo, donde hay rotondas, donde hay asfalto, huyo como de la peste. Yo vivo en Malasaña, que es como un pueblecito, pero donde realmente está mi casa es en un pueblo de ocho habitantes, donde no hay ni taberna y la casa más moderna tiene 300 años". El pueblecito del que hablaba Fernando Sánchez Dragó, que fallecía hace justo un año de forma repentina a los 86 años, es Castilfrío de la Sierra (Soria). Se trata de una pequeña localidad al norte de la provincia, a unas tres horas en coche desde Madrid, en donde el escritor encontró su lugar en el mundo, a pesar de haber vivido y trabajado en lugares como Kenia, Senegal, Marruecos o Japón. "Aquí vive Fernando Sánchez Dragó, escritor y viajero, sivaíta [del dios Siva], Caballero del Escarabajo y Gran Maestre de la Orden de Gea", se presentaba su casa.

Dragó tenía una especial relación con este pueblecito de la comarca de Almarza, donde invirtió en las últimas décadas parte del dinero que ganó trabajando en las letras y en la televisión (presumía de trabajar 365 días al año, 100 horas a la semana). La casa era de su padrastro y se la compró a sus hermanos por tres millones de pesetas en 1996, según contó él mismo en varias ocasiones. Esa casa forma parte de la herencia inmobiliaria que les dejó a sus cuatro hijos y que contaba en el momento de su muerte con varios pisos y terrenos en Madrid y Soria.

La casa de Castilfrío, construida hace varios siglos al lado de la iglesia del pueblo, cuenta con un corral y ocupa una superficie de 440 metros cuadros. El escritor estuvo ocho años restaurándola y terminó convirtiéndola "en una especie de museo Oriente-Occidente". Su sueño era emular en la casa y en los alrededores del pueblo "una nueva Eleusis", en referencia a la mítica ciudad griega que ha fascinado a los místicos de todas las generaciones.

Con tal fin siguió adquiriendo propiedades y terrenos en el pueblo y alrededores. En el año 1998 compró la casa adyacente a la suya, con la idea de convertirla en una casa rural para financiar el resto de sus sueños. En este caso, ocupa en torno a 370 metros cuadrados y su intención era abrirla al público con un jardín zen, salón de té y una biblioteca que albergara parte de los 70.000 volúmenes de su propiedad. Su intención era donar esa biblioteca al pueblo.

En 2001 adquirió en Aldealices, situado al lado de Castilfrío, un terreno rústico dedicado en principio al cultivo de cereal y tubérculo de 13 áreas (equivalente a unos 1.300 metros cuadrados). Su proyecto era montar allí un campamento nómada con doce tiendas de campaña a modo de yurtas, "una haima castellana para uso y disfrute de turistas aventureros".

placeholder Vistas del pueblo donde encontró Sánchez Dragó su lugar en el mundo. (EFE)
Vistas del pueblo donde encontró Sánchez Dragó su lugar en el mundo. (EFE)

Siguió invirtiendo una y otra vez en la zona. Quería construir un lugar de retiro para personas que estuvieran buscando alejarse del mundanal ruido e impartir para ellos talleres y seminarios sobre las más diversas materias. “En estas majadas que acabo de comprar, de unos 1.500 metros cuadrados -explicaba él mismo en un reportaje en 'El Mundo'-, quiero hacer un centro de estudios místicos. La gente podrá encontrar aquí Oriente en Soria. Será un lugar de reunión donde se impartirán cursos de yoga y tantrismo y conferencias sobre nueva espiritualidad”.

Tenía otros anhelos que finalmente no pudo llevar a cabo, como instalar un restaurante de lujo en el antiguo lavadero del pueblo. Se desconoce si sus hijos y su viuda continuarán con sus proyectos en la zona.

La última compra

Junto a estas inversiones en la comarca de Almarza, el escritor tenía otras propiedades en Madrid y la ciudad de Soria. La última inversión en ladrillo la realizó en noviembre de 2022, cuando adquirió en pleno barrio de Salamanca un piso de 40 metros cuadrados con intención de alquilarlo. De hecho, aunque en el pasado puso en marcha distintas empresas (como un herbolario online que todavía funciona junto a su exesposa Naoko), en el momento de su muerte su perfil como autónomo se ceñía al alquiler de inmuebles por cuenta propia.

placeholder Sánchez Dragó, en una imagen de archivo. (CP)
Sánchez Dragó, en una imagen de archivo. (CP)

En Madrid, además de esta última inversión, poseía otras tres casas en el barrio de Malasaña. La más importante, situada muy cerca del palacete de los Ramírez de Haro, ocupa una superficie de 160 metros cuadrados. Sánchez Dragó era un habitual del barrio, donde era común verle dando un paseo al caer la tarde. Gracias a su intervención, se retiró una plaza dedicada a Juan Pujol, jefe de prensa de Franco y la persona a la que atribuía Sánchez Dragó el ajusticiamiento de su padre durante la Guerra Civil. El escritor recordó ese pasaje de su vida en una columna de 'El Mundo': “En septiembre de 1936 un miserable que se llamaba Juan Pujol, a la sazón jefe de Prensa y Propaganda de la Junta de Defensa de Burgos y con posterioridad cacique periodístico del régimen franquista, denunció por 'rojo' a mi padre, Fernando Sánchez Monreal, director de la Agencia Febus y miembro del partido Republicano Conservador de Miguel Maura. De resultas de esa calumnia, orquestada a través de un tribunal castrense que decretó la puesta en libertad del reo, mi padre fue 'paseado' al salir de la cárcel por un grupo de sedicentes falangistas que lo esperaba en la puerta. Yo no alcancé a conocerlo...”.

A lo largo de sus años de trabajo, el escritor también invirtió en otras propiedades en la ciudad de Soria, aunque de algunas ya tenían el usufructo o la nuda propiedad algunos de sus hijos.

"Yo, donde hay rotondas, donde hay asfalto, huyo como de la peste. Yo vivo en Malasaña, que es como un pueblecito, pero donde realmente está mi casa es en un pueblo de ocho habitantes, donde no hay ni taberna y la casa más moderna tiene 300 años". El pueblecito del que hablaba Fernando Sánchez Dragó, que fallecía hace justo un año de forma repentina a los 86 años, es Castilfrío de la Sierra (Soria). Se trata de una pequeña localidad al norte de la provincia, a unas tres horas en coche desde Madrid, en donde el escritor encontró su lugar en el mundo, a pesar de haber vivido y trabajado en lugares como Kenia, Senegal, Marruecos o Japón. "Aquí vive Fernando Sánchez Dragó, escritor y viajero, sivaíta [del dios Siva], Caballero del Escarabajo y Gran Maestre de la Orden de Gea", se presentaba su casa.

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