La faceta más íntima de Rosa María Mateo: de su famoso marido a su éxito en 'Informe semanal'

Hablar de Rosa María Mateo es hablar de historia de la televisión y, sobre todo, de la historia de 'Informe semanal', en el que también lograron el éxito otras compañeras como María Casado, y en el que Mateo logró una especial popularidad al ser el rostro del resumen de las noticias de la semana durante seis años consecutivos.

Lo cierto es que, a diferencia de una vida de entrega al periodismo, en lo personal puede definirse como nómada, si tenemos en cuenta su crianza, sus relaciones amorosas o sus flirteos con el mundo del cine. Antes de que Rosa se convirtiera en todo un rostro capaz de dar emoción y profundidad hasta la más plana de las noticias, a esta joven, hija de militar, le tocaba seguir los pasos de su padre allá donde fuera destinado.

La comunicadora nació un 6 de enero de 1942, día de Reyes Magos, en Burgos. Pero ya con apenas 15 días surgió la primera muestra de lo que iba a ser su vida, seguir el destino al que fuera encomendado el patriarca. La familia se mudó a Madrid hasta que Rosa cumplió 4 años, momento en el que pusieron rumbo a su nuevo domicilio, Valencia.

Rosa siempre destacó por ser una niña tremendamente inteligente que con 4 años ya leía y que pronto accedió a un sistema de educación que, dado el contexto en que se encontraba España en el momento en el que la joven comenzó a estudiar, prácticamente estaba pensado y destinado a los caballeros.

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Fue una de las primeras mujeres en estudiar Derecho, apenas eran 10 en su promoción, puesto que quizá no se trataba de una carrera tan típica para las estudiantes de la época como lo era el periodismo, sin ir más lejos. Pero aunque le gustaban sus estudios de Derecho, había una voz interna que la locutora decidió escuchar: la llamada de la interpretación. Sin pensarlo, se apuntó al grupo de teatro universitario para formarse como actriz.

Y aunque finalmente su carrera profesional se ha caracterizado por su desempeño en el campo del periodismo, nunca desechó la idea de la interpretación y, para sorpresa de muchos de los que quizá estén leyendo este artículo, finalmente Rosa logró cumplir ese sueño de la actuación con la participación en películas y series como: ‘Lulú de noche’, en la que también actuaban Antonio Resines e Imanol Arias, o ‘Carta de amor de un asesino’, producida por Elías Querejeta.

Puede que, al igual que ocurrió con la carrera de Derecho, que se quedó a tres asignaturas de terminar, la interpretación no fuera del todo lo suyo. Porque no fue sino con sus labores como presentadora cuando Mateo destacó a lo grande por su forma de ser, hablar y, sobre todo, comunicar.

En 1963 sacó unas oposiciones para RTVE y después de empezar su carrera profesional en el ente público de Valencia, se mudó a Madrid, y en la capital comenzó como presentadora de la cadena.

Un momento en el que Rosa estaba casada con su primer marido, Germán Ponte. Un técnico de sistemas de computadores electrónicos, con el que tuvo a su único hijo, también llamado Germán, en honor a su padre y nacido, casualmente, el mismo día que Rosa cumplía 26 años, el 6 de enero de 1968. Como otros menesteres de la vida de la presentadora, esta primera relación no funcionó completamente, aunque de dicha relación nació el único hijo de la presentadora.

La felicidad al lado de su marido

Dice el dicho que a la tercera va la vencida y pudiera ser que este fuera el sino de Mateo. Después de estudiar Derecho e intentarlo en la interpretación, su tercera opción laboral fue la que la llevó al éxito personal y del público.

Lo mismo ocurre con su vida amorosa. La periodista encontró el amor de nuevo junto a su tercer marido, el actor Miguel Rellán, al que la generación milenial nunca olvidará como el cascarrabias pero entrañable ‘profesor Bacterio’ de ‘Compañeros’. Su segundo matrimonio fue con el conocido periodista Manuel Leguineche, de quien se divorció a principios de la década de 1980.

Es innegable que no ocurre lo mismo con su experiencia profesional. Como hemos mencionado, su rostro logró gran popularidad a raíz de ser la cara y alma de ‘Informe semanal’ durante los seis años en los que estuvo al frente del formato. Tampoco en los 20 años que estuvo como presentadora de las noticias de TVE, o de su paso por las noticias de Antena 3, en las que durante 10 años lograba enganchar al espectador pegado a su silla o sillón.

Maestra para muchas otras grandes como Ana Rosa Quintana, reina de las mañanas desde hace décadas, y ‘musa de la transición’ al ser elegida por consenso por todos los grupos políticos para la lectura del manifiesto de condena del 23-F, la suya es una carrera a prueba de años y reinvenciones.