Así era Arturo Valls hace 25 años como reportero de 'Caiga quien caiga'

Cómico, presentador, showman, productor… y, ante todo, reportero. Arturo Valls, de 48 años, se inició en televisión por vocación. Estudió periodismo y no fue casualidad que empezara a destacar en el género del entretenimiento. Espontáneo y sin vergüenza, se presentó a un casting de una tele local de su tierra, Valencia, cuando aún estudiaba.

Su primera noticia fue sobre una piscifactoría de berberechos salvajes y, como ha asegurado repetidas veces, esa singular historia debió llamar la atención del equipo de ‘Caiga quien caiga’, que le reclamó poco después. Tenía 23 años y estaba en tercero de carrera.

Ya en Madrid, ejercitó el reporterismo de calle. “El primer año en 'CQC' aprendí más que en la universidad”, declaró a su amigo Dani Mateo, en una entrevista que realizó para La Sexta. Un debut potente, pero no pasó el primer examen. Lleva grabadas a oro en su mente las palabras de los responsables cuando le dicen que no funciona, que “soy un reportero de segunda en un programa de primera división. Empezaron a temblarme las piernas”.

Pero alguien confió en su desparpajo y acudió a su rescate: Wyoming, el entonces presentador del programa, que luego ha bromeado repetidas veces con él. “Cada vez que nos vemos, me dice ‘sí que tuve ojo contigo, ¡eh!’, bromeando. Aquel fue el peor y también el mejor momento de mi carrera, porque apostaron por mí”.

Arturo Valls es el único que ha repetido en dos ediciones de ‘CQC’, aquel programa de humor ácido con los hombres de negro, azote de los políticos, aunque estos luego se peleaban por obtener las gafas de sol, incluido el rey Juan Carlos. En su primera etapa, de 1996 a 2002, el conductor era Wyoming con Javier Martín y Juanjo de la Iglesia, y entre los reporteros estaban Pablo Carbonell, Tonino, Mario Caballero y Sergio Pazos, además de Arturo, que llegó en 1998. En la segunda formó equipo con Manel Fuentes, Christian Gálvez, Juanra Bonet, Gonzo… Compañeros con los que ha compartido después muchas horas de televisión.

Durante sus intervenciones, que se presuponen chistosas, vivió momentos vergonzosos, como cuando le preguntó al actor británico Hugh Grant por sus líos con prostitutas. Desde entonces, Arturo no ha dejado de trabajar: “Nunca he tenido épocas de barbecho, y que no suene mal, pero había veces que deseaba que no sonara el teléfono”, reveló a Dani Mateo. De Telecinco pasó a las autonómicas y vuelta a Mediaset donde hizo sus pinitos como actor.

El valenciano, ganador de un Ondas, considera que ‘CQC’ supuso su punto de inflexión profesional, como después lo fue ‘Camera Café’ en su descubrimiento como cómico. Según ha reconocido, si el primer programa le aupó, “la serie de sketches le mantuvo en la industria”, declaró en una entrevista a ‘Vertele’. Fue su escuela interpretativa y de ahí surgiría el actor, pero también el productor de cine, una de sus apuestas más maduras y que le han proporcionado un premio Goya.

Alérgico al ridículo pero autoexigente, cree que todos sus programas han sido “dignos”. Todo lo que ha venido después tras aquel debut de negro ya es historia de la televisión. Se echa de menos su ración de chistes malos en ‘¡Ahora caigo’, concurso que presentó durante diez años hasta 2021 y donde ejerció del ‘monstruo de la trampilla’.

Padre de dos hijos, tenía como sueño profesional conducir un late night propio; probó a dúo con Manel Fuentes en ‘Los viernes al show’. Ahora presenta uno de los espectáculos más impactantes de la tele que triunfa en EEUU y que en España ya va por su tercera edición, ‘Mask Singer’. Admirador eterno de Arguiñano “por sus chistes malos”, no se pone ninguna máscara delante de las cámaras. Su mutación más memorable fue su caracterización como Britney Spears, enfundado en un traje rojo y una peluca rubia, en ‘Tu cara me suena’, actuación que se convirtió en viral.