El desmadre de la despedida de Tamara Falcó: 'striptease', sillas de ruedas y test de compatibilidad

Tamara Falcó se casa y sus amigas no podían dejar pasar esta oportunidad para organizarle una divertida despedida de soltera. Si bien en redes sociales mostraron la parte menos atrevida de su escapada a Fátima, lo cierto es que la empresaria se guardaba muchas historias que revelaban lo divertido (y loco) de la escapada.

Hubo tiempo para todo, porque ya que estaban allí, era evidente que visitarían el santuario, siendo como es Tamara gran devota de la Virgen. Un momento que no es incompatible con algunos de los que vivieron después y que para ella fue muy bonito y espiritual, llegando a preferirlo a otros un poco más locos con los que se encontró.

Su presencia en ‘El hormiguero’ cada jueves permite a los espectadores conocerla un poco mejor y ella cada vez se siente más cómoda compartiendo anécdotas, por eso no sorprende que, siendo este un tema amable y alegre, no haya dudado en contar algunas de las cosas que sucedieron en Portugal. Rodeada de su séquito de amigas, entre las que no faltó su hermana Ana Boyer.

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Su esguince no fue excusa para que parara la fiesta; de hecho, según contó, utilizaron una silla de ruedas para sacarla del aeropuerto porque “iba muy lenta”. Lo que parecía que sería su maldición se convirtió en una bendición cuando, gracias al esguince, pudo librarse del disfraz que tenían pensado para ella.

“Como estaba un poco mal las pude convencer, me querían vestir de bacalao para esconderme de los paparazzi. Está en el chat que tenían, me lo han enseñado. Nadie me iba a dejar pasar así por el control de seguridad”, explicó divertida la situación. “A mí me daba igual si era cool o no, simplemente era incómodo”.

El fin de semana no estuvo exento de sorpresas, porque el restaurante al que acudieron a comer era temático, algo que fue una gran sorpresa para Falcó, que pensó que “se habían equivocado”.

“Era todo temática manicomio, todo muy raro. La comida estaba muy buena. Preferí Fátima, la verdad”. A pesar de esto, no fue el momento más surrealista del fin de semana, porque ese lugar lo ocupa el encuentro que vivió: “Llegó un tío vestido de novia y con la cara verde, me dio un ramo, se empezó a desnudar…”, reveló divertida, ante la sorpresa de los presentes.

Es habitual que la novia tenga que pasar ciertas pruebas que sus amigas le preparan y a ella le tenían organizado un test de compatibilidad, le mostraban fotografías en blanco y negro de partes del cuerpo y tenía que adivinar cuáles eran de Íñigo. No salió muy bien. “Era muy difícil por las fotografías”, se excusó divertida.

Parece que Tamara se lo pasó estupendamente, rodeada de amigas y con planes poco habituales, aunque muy cercanos a lo que haría en otros viajes. Nunca se saltaría una visita a Fátima, como tampoco dejaría pasar la oportunidad de probar un restaurante nuevo.