Cronología de las pruebas del vestido de Tamara: hoteles de lujo, cuatro asesores y un Chanel

Cuando hace unos meses Tamara Falcó confirmó orgullosa, sonriente y llena de ilusión que había puesto en manos de Saioa Goitia y Sofía Arribas, fundadoras de Sophie et Voilà, el diseño y confección de su vestido de novia, la decisión sorprendió a propios y extraños.

Esta firma bilbaína, con un taller que había enamorado a la alta sociedad vasca, no estaba en las quinielas y su anuncio rápidamente las puso en el foco. En las últimas horas han vuelto a él tras anunciar en un comunicado distribuido por la consultora Llorente y Cuenca que ya no continuarán con esta relación.

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“Nuestra ética empresarial nos impide traspasar ciertos límites que pondrían en peligro la autoría original del diseño”, han asegurado en este texto que, tal y como ha expresado Tamara en sus diferentes intervenciones a lo largo del día de ayer en diferentes medios, la había pillado completamente por sorpresa. La versión de las diseñadoras es otra: los abogados de la marquesa habrían enviado un comunicado a la firma poniendo fin a la relación contractual entre ambas partes.

Un email, del que por ahora no se ha filtrado textualmente el contenido, que llegó después de la última prueba del vestido enmarcada en un proceso que se sale de lo habitual por diferentes motivos.

De los diferentes escenarios a la inspiración, pasando por todos los agentes implicados, esta es la cronología con final amargo del diseño del vestido de novia de Tamara Falcó.

Dos meses de idas y venidas

Tras primero cancelar la boda en octubre del año pasado y, posteriormente, retomar los planes tras “el milagro navideño” que reconcilió a Íñigo y Tamara Falcó más enamorados que nunca, la expectación sobre su enlace crecía exponencialmente cada día. Sobre todo, lo referente a su esperadísimo vestido de novia.

A finales de febrero, menos de un mes después de su escapada a Laponia, donde Onieva volvió a pedirle matrimonio formalmente, la decisión estaba tomada y la marquesa puso rumbo a Bilbao en compañía de su íntimo amigo Juan Avellaneda, su estilista Blanca Unzueta y su hermana Ana Boyer para vivir uno de los grandes momentos de cualquier novia: su primera prueba.

En ese primer encuentro, según nos relatan personas de confianza de la aristócrata, “Tamara les mostró la foto de su inspiración: el famoso vestido de Chanel del que todo el mundo habla en las últimas horas”. Un diseño midi, clásico y no de novia (pidió que se lo adaptaran para tal fin) que la hija de Isabel Preysler atesoraba en su galería de fotos desde hace cerca de una década.

“En ese momento, las diseñadoras accedieron a adaptarse a sus gustos y a reinterpretar ese diseño que ilusionaba a Tamara”, continúan. No obstante, tras esa prueba en la que se cerró el contrato entre ambas partes, nada volvió a ser lo mismo.

La siguiente prueba importante tuvo lugar en Madrid. La aristócrata, por problemas de agenda, solicitó que se hiciera en su ciudad y gestionó con su equipo cómo hacerlo para preservar la intimidad y la comodidad de todos los implicados.

Finalmente tuvo lugar en una de las suites del hotel Four Seasons, donde la pareja de diseñadoras improvisó un atelier provisto de todo lo necesario para realizar la ‘toile’ a la marquesa de Griñón. Trajeron los bocetos, las telas y pusieron sobre la mesa varias ideas de cambios. “Esa prueba supuso un punto de inflexión”, nos explican. “Tamara quería una cosa y ellas otra. Lo que al principio parecía un entendimiento a la perfección terminó por ir distanciando poco a poco los puntos de vista hasta que el diseño se convirtió en un problema más que en un momento de disfrute”.

Tras varios cruces de mails por parte de la marca, la hija de Carlos Falcó y sus dos asesores de confianza, Juan Avellaneda y Blanca Unzueta, con el objetivo de acercar posturas, implementar cambios con los que todos se sintieran cómodos y lograr el objetivo de dar forma al vestido más esperado del año, llegó la siguiente gran prueba. La del punto y final.

Dos meses exactos después, el 25 de abril, volvieron a reunirse en Madrid. Tamara quería ver el vestido, saber por dónde iban las modificaciones y cerrar algunos detalles como la elección de tejidos, que aún estaban pendientes. “La última prueba la tuvieron un martes por la mañana en una suite del hotel Ritz Mandarin Oriental”, nos dicen. La aristócrata es imagen del hotel. Allí celebrará la preboda y la posboda, alojará a gran parte de los invitados y desde siempre ha significado mucho para ella.

No obstante, la ilusión de Tamara rápidamente se diluyó al comprobar que el vestido aún distaba mucho de ser lo que ella imaginaba.

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Es después de esta prueba, hace dos semanas, cuando, según han asegurado portavoces oficiales de Sophie et Voilá, los abogados de su ilustre clienta se pusieron en contacto con ellas para dar por finalizada su colaboración.