Sara Verdasco toma el relevo de su padre al frente del negocio hostelero de la familia

La familia de Fernando Verdasco no solo es reconocida por tratarse de los padres y hermanas del propio tenista, también por ser dueños de varios negocios hosteleros que son referencia en Madrid. Su cocido es uno de los más conocidos de la capital y sus restaurantes han sido el punto neurálgico de toda la familia durante muchos años. De hecho, no han sido pocos los Verdasco que, tanto delante como detrás de los fogones, se han encargado en un momento u otro de lo que comúnmente se dice como ‘arrimar el hombro’ en el negocio. Pero los años han pasado y al patriarca, que era la persona al mando, le ha llegado al momento de dar un paso atrás. ¿Quién ha tomado el relevo?

Su hija Sara. Desde siempre, la mediana de los Verdasco Carmona ha sido la que más relación ha tenido con los restaurantes de su familia. En los últimos años se ha encargado de la comunicación, las redes y el contacto con la prensa, y por ello a nadie extraña que ahora haya sido ella la que ha tomado el relevo de su padre al frente de las empresas. Ya no solo se encarga de la comunicación, también de la gerencia de La Bola y La Rayúa de Gran Vía. Tal y como ha podido confirmar Vanitatis, será la máxima responsable de los dos restaurantes que gestiona actualmente la familia.

En estos años, y por diversos motivos, ha habido otros negocios que han tenido que cerrar sus puertas al público. Entre ellos está el primer Rayúa, el tradicional Café de Chinitas y La Cañada, el buque insignia, que cerró sus puertas el pasado mes de enero después de más de 50 años sirviendo el que se consideraba uno de los mejores cocidos madrileños, y a su vez haciendo las veces de ‘cuartel general’ de la familia, que tenía las viviendas anexas al restaurante y que pasó algunos de los momentos más importantes de su vida al calor de sus fogones. La propia Sara se casó allí con su marido, Juan Carmona, en junio de 2016.

El problema que ha llevado a los cierres nunca ha sido económico. En su momento ya se explicó que José Manuel, padre del tenista, y de sus hermanas Sara y Ana, necesitaba tomarse un descanso y eliminar estrés de su vida, y precisamente ahora, por la misma razón, entrega el relevo a su hija, que en conversación con Vanitatis confirma: “Mi padre ya se ha jubilado y ahora seré yo quien lo lleve”.

Sin duda le han dejado el listón bien alto, aunque también le han dado ejemplo durante todos estos años, en los que ha visto cómo se regentaba cada uno de los locales para hacerlos crecer hasta convertirlos en algunas de las principales opciones gastronómicas en Madrid.

Sus hermanos han tomado caminos diferentes. Fernando sigue compitiendo a nivel profesional en el tenis y por tanto nunca ha sido una opción que él se encargase de continuar el legado familiar en la hostelería. Aunque lo cierto es que, a lo largo de estos últimos años, su imagen ha ayudado mucho a la prosperidad de los locales, ha sido consecuencia lógica de su popularidad. Mucho antes de nacer el tenista, los cocidos de su abuela y su tatarabuela en La Bola ya eran demandados incluso por infanta Isabel de Borbón y Borbón, hermana de Alfonso XII, que, según se dice, pedía que se los hicieran llegar a palacio.

Ana, la pequeña de los hermanos, tampoco ha tenido nunca un especial interés por la cocina o la restauración. Su pasión es la moda, se ha formado para ello y después de hacer prácticas con algunas de las estilistas más reconocidas, como Ana Antic o Cristina Reyes, está tratando de encontrar su hueco, crear su cartera de clientes y poner en valor todo lo aprendido, pero trabajando en esta ocasión para sí misma. Ya ha firmado varios estilismos de alfombra roja en eventos importantes, como los Premios Feroz.

De esta forma era evidente que Sara sería la elegida para ponerse al frente de la sociedad de la familia, Fersarana SL. El cambio en el cargo de administrador único se hizo efectivo el pasado mes de abril y de esta manera no queda nada a nombre de José Manuel Verdasco, que ya está disfrutando de su jubilación, cocinando solo por gusto, y asesorando a su hija en todo lo necesario, pues él siempre confirmó que lo que más le gustaba de su trabajo era la gerencia en la hostelería, y atendiendo al éxito que han tenido sus restaurantes a lo largo de los años, no cabe duda de que se le daba bien y de que estará feliz de haber podido dejar su legado en manos de su hija.