Virginia Troconis: "Alba (Díaz) me enseñó a ser madre"
Hablamos con la modelo venezolana sobre sus proyectos profesionales, su familia o su papel como madre con motivo de su nombramiento como embajadora de belleza de la firma Clarel
La importancia de la simbiosis entre la belleza física y la interior es la mejor definición para Virginia Troconis, según los que la conocen. La modelo venezolana, que llegó a nuestras vidas a inicios de los 2000 tras su matrimonio con el torero Manuel Díaz, el Cordobés, se ha convertido con el paso de los años en uno de los rostros más habituales de los medios de comunicación, gracias a su trabajo incesante como colaboradora de televisión o embajadora de reconocidas firmas de lifestyle.
Su ternura y su persistente sonrisa, unidas a su modo de vida saludable y sus looks, han logrado cautivar a una comunidad de más de 250.000 personas en redes sociales. Tal posición ha hecho que Clarel haya decidido contar con ella para ser la imagen de su nueva línea de cosmética. Dicha cita ha sido el motivo de su encuentro con Vanitatis, donde ha hablado sobre su familia, su papel como madre o la reciente reconciliación entre su marido y su padre.
¿Cuál de todos los productos se ha convertido en tu imprescindible?
Los productos solares, sobre todo, el protector solar antimanchas y el antiedad. Jamás había encontrado un acabado, en este tipo de cosméticos, que me convenciese tanto. Son perfectos.
Dentro de la colección destacan elementos antiedad o antimanchas. Como figura pública, ¿sientes una gran presión por el cuidado de tu imagen?
A mí los comentarios no me preocupan. Me cuido, porque me gusta sentirme bien conmigo misma, y ahí está la clave. Yo simplemente disfruto de todo lo que hago: la alimentación, el deporte… Aunque debo reconocer que, cuando van pasando los años, una tarda más en arreglarse, jajaja.
En redes has manifestado que no eres partidaria de los filtros y prefieres luchar por la naturalidad. ¿Estamos creando unos cánones de belleza imposibles?
Definitivamente, y no me preocupa por mí, sino por mi hija y las niñas adolescentes que, al final, quieren llegar a ser algo que no existe. Yo me esfuerzo por hacer comprender a Triana que los filtros no son la realidad, sino un engaño. Es muy importante cuidarse y respetarse, buscar la mejor versión de ti, no buscar ser como otros.
Volviendo a las cremas solares o el aftersun, ¿cuáles son vuestros planes en familia para este verano?
Nuestros veranos son muy tranquilos, porque es la temporada alta de toreo para Manuel. Este va a ser su último año como profesional y me apetece viajar y acompañarlo todas las tardes posibles, sola o en familia. Además, al igual que los últimos 14 años, cambiaremos unas semanas nuestra residencia por la playa, donde los niños pueden disfrutar con sus amigos de toda la vida.
Una vez van creciendo, cada vez es más difícil juntar a los tres y hacer planes familiares. ¿Cómo combate una madre el síndrome del nido vacío?
Lo he pasado mal, y todavía lo paso mal, con la marcha de Manuel a Madrid. Lo echo muchísimo de menos y lo estoy trabajando con ayuda. Al final, como madre, tienes miedo a que se equivoque, quieres protegerlo de todo, pero estoy tratando de aprender en que en eso consiste su crecimiento. Los niños no van a ser lo que nosotros queramos que sean, sino lo que ellos quieren ser. Es muy importante darles alas y confianza, porque nosotras hemos plantado una semilla en ellos, que no se va. Yo solo deseo que sean buenas personas.
Como bien dices, Manuel (hijo) ahora está estudiando en Madrid y ha decidido no seguir los pasos de su padre. ¿Llegaste a tener miedo de que se dedicase al mundo del toreo?
Yo tenía claro que a los tres les gustan los toros, pero para sufrirlos con su padre. También es importante que ellos valoren y respeten lo que ha conseguido su padre en el mundo del toro y cómo se juega la vida cada tarde.
Siempre hablas de los tres incluyendo a Alba. ¿Qué papel ocupas tú dentro de su vida?
Alba es una más, está dentro de nuestra familia y de nuestra vida diaria, porque el contacto es continuo. Al igual que tiene con su padre, su relación conmigo es preciosa. Es mi amiga, es mi hija mayor… Yo la conocí con dos años y ahora tiene 23. Al final, ella me enseñó a ser madre y a cuidarla.
En parte, la marcha de los niños te deja un mayor tiempo para desarrollar más proyectos. Tras lanzarte a la cosmética con Clarel, ¿te planteas hacer algo relacionado con la moda?
Ante todo, mis preocupaciones principales son mis hijos y llevar mi casa, pero, sí, es cierto que tengo más tiempo para mí, para las cosas que me gustan. Yo tengo ganas de crecer, de desarrollarme, por lo que no me cierro nunca a nada. En unos meses saldrá a la luz una colaboración con una firma de zapatos.
Estáis atravesando un momento familiar muy dulce a raíz de la reconciliación de Manuel con su padre, la cual fue resultado de un proceso intenso. ¿En algún momento existió la preocupación que los medios la sacasen a la luz antes de tiempo?
Estábamos muy tranquilos, dejando las cosas fluir y disfrutando de cada momento. Ya lo dijo Manuel, fue su padre quien iba marcando las pautas y los tiempos. Para él ha sido un año muy especial y ha conseguido muchas cosas que le hacían falta en su vida.
¿Cómo ha cambiado este hecho vuestra vida?
Pues Manuel es nuestro pilar y si él está bien, todos estamos bien. Además, nos dio una lección de humildad, de que no existe el rencor, de que la vida es muy complicada para que nosotros nos pongamos más trabas… Todo esto ha calado en su casa y en su familia.
La importancia de la simbiosis entre la belleza física y la interior es la mejor definición para Virginia Troconis, según los que la conocen. La modelo venezolana, que llegó a nuestras vidas a inicios de los 2000 tras su matrimonio con el torero Manuel Díaz, el Cordobés, se ha convertido con el paso de los años en uno de los rostros más habituales de los medios de comunicación, gracias a su trabajo incesante como colaboradora de televisión o embajadora de reconocidas firmas de lifestyle.